El gobierno de Suecia despliega su “política exterior feminista” en América Latina para impulsar los derechos de las mujeres

Por esos motivos, en 2016 buscarán “fortalecer los derechos humanos de las mujeres y niñas en escenarios humanitarios y combatir la violencia sexual basada en el género que ocurre en situaciones de conflicto y post conflicto”. El documento dice también que Suecia será “una fuerza impulsora de los derechos de salud sexual y reproductiva de las mujeres”.

“Siempre habrá gente reaccionando a la palabra feminismo”, dijo. Pero añadió en seguida: “Esto es un trabajo en proceso y el cambio necesitará tiempo. Pero cuando discutimos con otros países en el fondo de lo que estamos hablando es de igualar los derechos de las mujeres. Es hablar sobre igualdad de oportunidades, igualdad de participación en la vida política; es sobre hombres y mujeres cambiando la sociedad. No va a ser fácil y va a tomar tiempo y creo que es importante que sigamos empujando juntos, hombres y mujeres, para eso. Porque solo las mujeres no pueden llevara delante el cambio”.

El gobierno sueco, según Eneström, considera que esta política exterior “tiene que funcionar” porque a los principios se suma la evidencia. Si se analizan las estadísticas de desarrollo, “los países que tienen un buen balance de género usualmente también tienen un desarrollo económico próspero”, explicó. “Si incluyes a las mujeres en los procesos de paz pronto en la discusión, como ocurre ahora en Colombia, esos procesos de paz son más sustentables”.

La vida política y la violencia.

Una política feminista no es bien recibida por todos. “Hay que hablar de distinto modo de acuerdo con el interlocutor”, dijo Eneström. Ese fue uno de los aprendizajes que incorporó la Cancillería sueca a poco de desplegar su estrategia. “Con Uruguay puedes hablarlo con franqueza, con otros países no puedes ser tan abierto. Con los países que tienes más diferencias, debes tener otro tipo de diálogo. Pero el objetivo debe ser el mismo, debes ir paso a paso. El cambio lleva tiempo”.

A nivel táctico, el gobierno sueco maneja dos vías de trabajo. Una es “de gobierno a gobierno” y la otra es apoyando a las organizaciones sociales locales “para que llegue la presión desde abajo” hacia arriba, hacia las autoridades. “Claro que la sociedad civil no es tan sólida en algunos países, pero si quieres que el cambio ocurra debes fortalecer a las organizaciones feministas, a la sociedad civil en general. Debes trabajar en distintos niveles”, explicó.

Durante su visita a Uruguay, Eneström llevó el plan a la práctica. Se reunió con autoridades de la Cancillería —la contraparte uruguaya tuvo mayoría de presencia femenina—, con legisladoras y representantes de organizaciones civiles.

En la reunión con las senadoras uruguayas discutieron sobre la política feminista sueca y, en particular, sobre cómo aumentar la representación política. “En Uruguay es muy baja, mientras que en Suecia es de las más altas del mundo”, dijo. La experiencia sueca en la materia se remonta a la década de 1970 cuando se adoptaron las primeras medidas legislativas para facilitar el acceso de las mujeres al mercado laboral y a la vida política. Ahora el sistema es voluntario y los partidos políticos que se presentan a las elecciones tienen un mecanismo base de 50% y 50% en el armado de listas. No están obligados, explicó Eneström, pero todos lo hacen porque sino serían “muy criticados”.

En Uruguay rige un sistema de cuotas según el cual los partidos deben ubicar por lo menos una mujer cada tres lugares en las listas a Senado y Diputados. “El sistema de cuotas tiene algunas ventajas y otras desventajas, capaz que al comienzo es una herramienta útil”, dijo la jerarca sueca. Aunque añadió que a veces los sistemas de cuotas llevan “a que mujeres que no están comprometidas con la política deban participar de todos modos para cubrir la cuota, y eso no es bueno para la participación política”.

Eneström aclaró que no está en contra de ninguno de los mecanismos, y que algunos sirven para las realidades de unos países y no de otros.

Un asunto que surgió en las reuniones con autoridades y legisladoras uruguayas fue la violencia doméstica. La cantidad de homicidios de mujeres en Uruguay sorprendieron a Eneström. “Discutimos mucho cómo podemos incluir estos asuntos de género en la educación, para hacer natural a hombres y mujeres estar en un mismo nivel. Esto es muy importante para enfrentar este problema de la violencia”. Relató que en su país trabajaron en el tema de dar refugio y apoyo a las mujeres que sufren violencia doméstica. Pero añadió que lo importante es “enfrentar el tema de raíz: lograr que en la sociedad deba creer que la violencia no es necesaria, que no tenés que canalizar tu frustración a través de la violencia”.

“Cada sociedad debe encontrar su manera, obviamente que la legislación es importante, asegurarse que es un crimen, por supuesto”, sostuvo. “Pero lo más importante es lograr que la equidad de género entre en la educación, esa es la clave. Y hacer que esto sea inaceptable. Que la gente alce la voz contra la violencia doméstica, porque el mayor problema es cuando el problema está escondido”.