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Casi todas las ramas fabriles están produciendo menos que un año atrás, muchas con menos personal y horas trabajadas; el sector se encuentra en las puertas de un período de “vacas flacas”. Según los responsables del Centro de Extensionismo Industrial (CEI) que acaba de abrir, es el momento oportuno para trabajar en cambios y mejoras tecnológicas en las plantas que permitan elevar la productividad a largo plazo.
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“Cuando todo va bien, ¿quién tiene interés en cambiar? Solo los que conocen la importancia de la gestión del conocimiento-innovación en la empresa”, señaló a Búsqueda Michele Snoeck, coordinadora del CEI, que cogestionan la Cámara de Industrias (CIU), la Universidad de la República y el Ministerio de Industria (MIEM).
Dijo que “en tiempos en que se estanca o cae la demanda de productos los empresarios pueden estar más propensos a reconocer que tienen que introducir cambios y mejoras. Es una tendencia reconocida en la literatura internacional”.
Sobre ese punto, Lucía Pittaluga, asesora del MIEM y directora en representación de esa cartera ante la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), apuntó a Búsqueda que algunos trabajos empíricos aplicados a economías desarrolladas “muestran que las actividades de innovación son contracíclicas”, esto es, que cuando la actividad manufacturera baja la innovación sube, y viceversa.
Centro.
A menudo los industriales acuden a ferias internacionales donde pueden ver y hasta probar los últimos avances en tecnología y conocimiento que se exponen dirigidos a diversos sectores de actividad. Pero cuando regresan a Uruguay, no encuentran fácilmente las soluciones tecnológicas que precisan.
Ambas dijeron que en Uruguay las pequeñas y medianas fábricas tienen dificultades para detectar sus necesidades de innovación tecnológica ya sea de producto, de proceso, de organización y/o de comercialización. Buscando ayudar a desarrollar esa capacidad mediante una articulación “entre la oferta y demanda de conocimiento, en particular tecnológico”, en mayo comenzó a funcionar el CEI en la sede de la CIU. Para ello, se planificó que en el segundo semestre del año realice diagnósticos in situ a una veintena de fábricas de alimentos, metalúrgicas y del plástico. Se delimitó la tarea a esos rubros como una primera etapa puesto que es para los que se cuenta con un trabajo de investigación de los “cuellos de botella” o “problemas tecno-productivos”, explicó Snoeck. Luego de la visita a cada empresa del equipo técnico del CEI, se realizará una propuesta o “plan de acción” para que, en diálogo con los empresarios, puedan definirse los entes o personas del Sistema Nacional de Innovación a los que la firma puede acudir y facilitarles ese abordaje.
La coordinadora del CEI señaló que en principio las acciones de la nueva institución se dirigirán a las pequeñas y medianas empresas industriales, de un nivel tecnológico medio, porque son las que, según está comprobado en otros países, logran un “incremento significativo de su productividad mediante los servicios de extensionismo”. Las de perfil tecnológico bajo suelen responder mejor a servicios más básicos de apoyo empresarial a la gestión, y las que ya son intensivas en el uso de tecnología también tienen las capacidades para innovar y aplicar a los instrumentos de asistencia existentes.
Snoeck afirmó que lo que falta es “estimular la demanda, detectarla y articularla con la oferta”. Y esa es la “función del CEI, llevar clientes” a los oferentes de soluciones tecnológicas o programas de apoyo para adquirirlas o desarrollarlas, añadió.
Se está desarrollando una metodología para el accionar del CEI, así como un “mapeo” de la oferta de conocimientos, servicios a la industria e instrumentos de apoyo disponibles. Esa información se pondrá a disposición de los empresarios en una plataforma digital a modo de “vitrina tecnológica” en lenguaje amigable, para las tres ramas industriales con las que comenzarán los trabajos del centro.
El CEI se está financiando con el fondo industrial del MIEM, mientras que la CIU contribuye con las instalaciones y la Universidad estatal a través de la dedicación de recursos humanos especializados.
“Vacas flacas”.
De acuerdo con las últimas encuestas de innovación, las actividades de ese tipo en la industria están concentradas fuertemente en la adquisición de maquinaria y equipos, y el promedio de la inversión por empresa es “muy bajo”, indicó la coordinadora del CEI. “Las empresas gastan en la compra de bienes de capital pero mucho menos en otras formas de conocimiento. Usan los mecanismos para la exoneración fiscal pero muchísimo menos los instrumentos de apoyo a la innovación o incorporación de conocimiento, que no traen beneficios inmediatos como los primeros”, dijo Snoeck. Añadió que esa situación es aún más acentuada en las pequeñas empresas y que ello contribuye a “aumentar la brecha de productividad con respecto a la frontera tecnológica”.
En su opinión, frente a la baja de la demanda de manufacturas la “falta de competitividad de la industria se hace o se hará más patente”. Por eso, alegó, en “tiempos de vacas flacas hay que apoyar la incorporación de conocimiento-innovación en las empresas, ya que es principalmente por esa vía que pueden mejorar estructuralmente su productividad y, por ende, su competitividad”.
Pittaluga coincidió en que “hay que aprovechar las fases bajas del ciclo económico” teniendo la mira en el “mediano plazo”. Y agregó que el “extensionismo industrial justamente es un instrumento por demás adecuado a esta problemática”, si bien debe ser un servicio para todas las fases del ciclo económico.
Según los índices que publicó el viernes 11 el Instituto Nacional de Estadística, la producción industrial —excluyendo la refinación de petróleo— se contrajo 2% en mayo y lo hizo 4% en los primeros cinco meses, al comparar con iguales períodos del año pasado. En enero-mayo los descensos más fuertes —cercanos a 12%— se dieron en “Metálicas básicas” y “Prendas de vestir”.