N° 1967 - 03 al 09 de Mayo de 2018
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLos últimos días han sido muy movidos en los mercados financieros argentinos, particularmente en el mercado cambiario. El dólar no ha parado de subir y de marcar nuevos récords prácticamente todos los días, a pesar de las cuantiosas ventas de divisas por parte del banco central (BCRA), y de la fuerte y sorpresiva suba de la tasa de política monetaria decretada el pasado 27 de abril.
Comenzando por la intervención directa del BCRA en el mercado cambiario, solo entre el 25 y 27 de abril vendió algo así como US$ 3.705 millones, de un total de US$ 6.771 millones vendidos en todo el cuarto mes del año. A su vez, ayer miércoles 2 las ventas continuaron (algo más de US$ 500 millones adicionales), a pesar de lo cual el tipo de cambio trepó otros 62 centavos y cerró en un nivel récord de $ 21,52 por dólar
Por otra parte, sobre fines de la semana pasada el BCRA dispuso una fuerte suba de la tasa de política monetaria —que pasó de 27,25% a 30,25% anual—, un ajuste que resultó sorpresivo tanto por la magnitud como por el hecho de que fue ejecutado fuera del calendario de reuniones preestablecido de su Comité de Política Monetaria.
Diversos han sido los factores que se han mencionado para explicar esta renovada “fiebre verde” que parece haberse desatado entre los inversores que operan en los mercados financieros argentinos, algunos internos y otros de origen externo.
Comenzando por los factores externos, la suba que viene teniendo la tasa de interés en Estados Unidos (que alcanzó hacia fines de abril los niveles más altos desde comienzos de 2014), así como la apreciación internacional del dólar (donde esta semana alcanzó los niveles más altos de este año), han puesto presión hacia la depreciación de las monedas emergentes en general desde mediados del mes de abril.
También factores domésticos han potenciado la actual “corrida” hacia el dólar en Argentina. En primer lugar, la entrada en vigencia del impuesto a la renta financiera de no residentes habría llevado a que muchos inversores decidieran vender las Lebac (equivalentes a nuestras Letras de Regulación Monetaria) en su poder, cambiar los pesos recibidos por dólares y salirse del mercado argentino (según algunas estimaciones, este cambio de portafolio por parte de no residentes habría sido por unos US$ 4.000 millones, y se estima que restarían el equivalente a unos US$ 1.000 millones más de Lebac en poder de no residentes).
En segundo lugar, la discusión respecto a eventuales modificaciones en la actual política tarifaria. Esa ha sido la base del ajuste fiscal gradual que ha venido implementando el gobierno del presidente Mauricio Macri, no ha pasado desapercibida por el mercado, ya que cualquier marcha atrás en este tema tendría consecuencias muy negativas en la dinámica de las cuentas fiscales, que además están siendo jaqueadas por el creciente peso de los intereses sobre la deuda emitida para financiar el actual gradualismo.
En tercer lugar, las últimas encuestas conocidas muestran en general que la percepción de los argentinos sobre la marcha del gobierno y de la economía se ha deteriorado. Así, la última medición de la consultora Synopsis arroja que en abril la imagen positiva de la gestión de Macri se ubicó en 34,3%, 17,3 puntos porcentuales de caída en los últimos cinco meses. Además, el 52,4% de los encuestados considera que la situación económica hoy es peor a la de hace un año, mientras que el 57,3% piensa que también se deterioró su situación económica. Para peor, el 71,2% de los encuestados no cree que en los próximos 12 meses vaya a haber mejoras.
Por su lado, la última encuesta de la Universidad Torcuato Di Tella mostró una suba de cinco puntos porcentuales en la expectativa de inflación en abril, con la mediana de las respuestas apuntando a una inflación de 25% para este año. Eso son 10 puntos por encima de la meta oficial.
Todo parece indicar que las próximas semanas serán clave para la suerte del actual plan económico gradualista que viene aplicando el gobierno argentino, y de no conseguir un rápido retorno de la confianza que frene la salida de capitales, la suerte estará echada. Vale la pena recordar que al 25 de abril pasado el stock de Lebac sumaba algo así como 1,238 billones de pesos argentinos, superando el valor de las reservas internacionales a esa fecha, y que el déficit de cuenta corriente de Argentina supera ampliamente los US$ 30.000 millones, cerca de 5,5% del PBI.
El ritmo de venta de dólares de estos últimos días es insostenible, y tampoco puede subirse la tasa de interés en pesos indefinidamente para “sobornar” a los ahorristas para que se mantengan en pesos, ya que ello provocaría una fuerte contracción del nivel de actividad, lo que a su turno profundizaría el problema fiscal por la contracción de la recaudación.
Calmar la corrida cambiaria con suba de tasas y venta de dólares es en el mejor de los casos un remedio de muy corto plazo, especialmente en contextos como el argentino donde el público ya tiene una amplia experiencia en este tipo de episodios. Habrá que ver si el presidente Macri es capaz de sacar algún conejo de la galera para recomponer la confianza, o si estamos al comienzo de una espiral que lamentablemente ya sabemos cómo termina.