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Durante la I Guerra Mundial (1914-1918), el teniente coronel Thomas Edward Lawrence fue el artífice de la rebelión de los árabes contra los turcos, que eran aliados de Alemania. Si bien deambuló por esos desiertos cumpliendo las órdenes de Su Majestad, T. E. Lawrence tenía en mente una cierta idea de nación para los pueblos árabes, parcelados en múltiples etnias y tribus. Gracias a sus conocimientos lingüísticos, cartográficos y arqueológicos, además de una imprescindible valentía para las batallas y la guerra de guerrillas que implicaron atentados a posiciones enemigas y explosiones en trenes, Lawrence no terminaba de ser fiel a ninguno de los dos bandos: se debía a los británicos y a los árabes por igual. Veía el panorama desde un costado filosófico y no desde los intereses gubernamentales o rebeldes. Conclusión: se retiró a escribir su obra magna “Los siete pilares de la sabiduría” y a traducir a Homero. Dejó de lado los elogios y las condecoraciones y prefirió desentrañar sus propias experiencias en la guerra.
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Militar poeta o guerrero romántico capaz de entender la situación de un lado y del otro del campo de batalla, fenómeno que conviene al pensador pero no al militar, esta compleja personalidad (que era casto, que tal vez era homosexual, que era raro) es abordada por la escritora y ensayista argentina Victoria Ocampo (1890-1979), quien no conoció personalmente a Lawrence pero sí a uno de sus hermanos y a su madre.
338171 T.E., Lawrence de Arabia, que es el número —además de sus iniciales y apodo— que asignaron al guerrero de los ojos azules en la Fuerza Aérea inglesa (RAF), es un sintético y lúcido ensayo sobre una de las personalidades más sobresalientes de la primera mitad del siglo XX. A cincuenta años de su edición original en Sur, ahora se reedita. El hombre que había sobrevivido a mil batallas y contrariedades, murió en un estúpido accidente de moto en 1935, a los 46 años, en la apacible campiña inglesa. Dice Ocampo: “¿Tuvo tiempo de ver el peligro? ¿Tuvo conciencia de su fin? Morir así, en su Dorset, de un vulgar accidente de tránsito producido por dos inofensivos ciclistas, después de haber desafiado tantos riesgos, escapado de tantos peligros: vuelcos de avión, bombardeos, batallas, torturas de la sed, de la fiebre, del frío, de los soles ardientes, de los golpes, de las heridas infectadas, de los huesos rotos y mal compuestos”.
“338171 T. E., Lawrence de Arabia”. Letemendía Casa Editora, 2013, 107 páginas, $ 390.