Cuando semanas atrás el presidente Tabaré Vázquez anunció a su gabinete que en la siguiente reunión discutirían sobre la profundización del gobierno de izquierda y su “camino al socialismo”, uno de sus ministros preguntó sorprendido: “¿A dónde?”.
Cuando semanas atrás el presidente Tabaré Vázquez anunció a su gabinete que en la siguiente reunión discutirían sobre la profundización del gobierno de izquierda y su “camino al socialismo”, uno de sus ministros preguntó sorprendido: “¿A dónde?”.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMarina Arismendi, en cambio, le dijo con una sonrisa que ella anotaría en su agenda que el jueves siguiente habría una discusión sobre “qué es la revolución”.
“Como tenemos diferencias desde el punto de vista político ideológico por razones obvias, yo dije en el gabinete que para mí la revolución significa el cambio de estructura”, relató el ministro de Desarrollo Social durante una entrevista con Búsqueda. “Y el presidente me dijo que si logramos que todos los niños y niñas ya no nazcan más bajo la línea de pobreza, esa es una transformación revolucionaria. Y hasta ahí nos ponemos de acuerdo”.
Arismendi explicó que la discusión planteada por Vázquez no implica buscar un “giro a la izquierda”, ni “navegar” sobre lo que ya se está haciendo, sino intentar hincar el diente “a temas de fondo”.
Y si bien a Arismendi le gustaría que la “profundización” hacia la izquierda incluyera cambiar de manos los medios de producción, se queda “contenta” con “todos los grados de avances y profundizaciones” que se alcancen, porque son vías de “aproximación” al objetivo de fondo. “En el Frente vamos tan lejos como podemos ir juntos”, explicó. “Cada uno tironea para ir un poco más, pero en todo caso lo que se acuerda es lo importante”.
—¿Le sorprendió el planteo del presidente Vázquez en el gabinete sobre un “giro a la izquierda”?
—Lo primero que quiero aclarar es que el término “giro a la izquierda” nunca fue usado por el presidente. Lo digo categóricamente. Como el término “giro a la izquierda” fue tema de debate dentro de la izquierda, aparece en boca del presidente algo que el presidente no usó. Esta frase está identificada con algunas exigencias que hubo en algún momento en el debate ideológico del Frente que es normal y deseable. Él lo que planteó desde el principio, antes de que empezáramos a discutir números de presupuesto, es que esta era una tercera etapa, un tercer gobierno de la izquierda. Hay un programa que votó la ciudadanía y hay que ver de qué manera vamos a actuar en esta tercera etapa para profundizar en las políticas y ser capaces de llevar adelante un gobierno de izquierda. Él insistió en que este es un gobierno de izquierda. Estamos profundizando porque si no hubiéramos hecho lo que hicimos en los últimos diez años, hoy no nos podríamos proponer esto.
En el caso del Mides yo lo veo con claridad. Hoy nos podemos plantear un Sistema Nacional de Cuidados porque del 2005 en adelante tuvimos un Plan de Emergencia y trabajamos junto con otros actores del Estado para abatir la pobreza, el desempleo y la desigualdad. El desafío es ver cómo provocamos cambios más profundos, cómo avanzamos en cosas que tienen que ver con la desigualdad. Tenemos un sistema nacional de salud que hoy exige calidad, porque cobertura ya hay. En Primaria tenemos una enorme cobertura, pero necesitamos que no se nos pierdan en el camino y terminen por lo menos el Ciclo Básico.
—¿Pero le sorprendió el planteo de “profundizar” y hablar de buscar el “camino al socialismo”?
—Cuando el presidente planteó el tema, yo en broma le dije: en la agenda puse que “el jueves discutimos revolución”. Y él dijo que sí, y trajo una cita de Fidel Castro del 1º de mayo de 2000, donde Fidel dice qué es ser revolucionario, qué implica la revolución. Marx decía —esto no lo dijo Tabaré— que la humanidad se propone las tareas que es capaz de resolver. Fidel dice que tenemos que resolver aquellas tareas que nos proponemos, que somos capaces de resolver. Como tenemos diferencias desde el punto de vista político ideológico por razones obvias, yo dije en el gabinete que para mí la revolución significa el cambio de estructura. Y el presidente me dijo que si logramos que todos los niños y niñas ya no nazcan más bajo la línea de pobreza, esa es una transformación revolucionaria. Y hasta ahí nos ponemos de acuerdo. Es lo que tiene el Frente, vamos tan lejos como podemos ir juntos. Acá hay una convicción muy fuerte por parte del presidente de que no es que sigamos navegando, haciendo un poco mejor lo que estamos haciendo, sino de ver cómo hincamos más el diente a temas de fondo.
—¿Cuáles son esos temas de fondo?
—Si estamos hablando de que vamos a atender a la primera infancia, estamos hablando del embarazo, el primer año de vida que es absolutamente determinante. Lo que podamos hacer en esos nueve meses y en ese primer año, marca para un lado o para el otro. Hemos avanzado mucho, pero si cuando el niño va a la casa, el piso es de tierra y se agarra parasitosis, terminamos con el niño con anemia. Entonces, ¿qué precisamos ahí? Vivienda. Precisamos piso, techos, para que el niño no se agarre enfermedades respiratorias. Que la madre adolescente pueda seguir estudiando.
Hoy tenemos tres temas grandes a solucionar: vivienda, salud mental e inserción laboral de aquellos que tienen bajo nivel educativo.
—En la entrevista usted plantea muchos temas sociales en los que se debe profundizar hacia la izquierda. ¿Hay espacio para la profundización en los mecanismos de producción?
—Siempre digo que si la base material de la sociedad no cambia, no podemos cambiar la parte estructural y menos la ideológica. Necesitamos una transformación de agregar valor, de innovación, de tecnología. Tiene que ver con modificar también nuestra matriz productiva. Hay que modificar y agregar valor, claridad, innovación a todo lo que Uruguay hace y vende. Eso implica más divisas, crecimiento, inserción en el mundo, pero implica calidad del trabajo y por tanto demanda de personas con mayor capacitación. No es lo mismo que yo ponga unas vacas a pastar, después las mande al matadero y venda la carne, que si yo le hago trazabilidad de tal modo que en China sepan que el churrasco que están comiendo tuvo determinado proceso de cría y producción. Eso hace que las muchachas y los muchachos tengan que tener otro nivel educativo.
Yo sueño con fábricas de casas y se lo planteé a la ministra Cosse. Tenemos necesidad de vivienda y quiero una industria como tienen los alemanes. Yo lo viví en el exilio, es una industria que se desarrolla y vienen con las paredes, los baños, los techos y lo arman, y tienen la vivienda a un costo más barato.
—¿Dar más valor agregado a las cadenas de producción es profundizar el gobierno de izquierda? ¿No se mantienen los medios de producción en las mismas manos?
—En las mismas manos. Yo soy comunista, esa es mi postura. Yo le dije al presidente que acepto que tenemos que profundizar. ¿Por qué? Porque nosotros —y acá no hablo como ministra, sino desde mi concepción ideológica y filosófica— necesitamos modificar las relaciones de producción. Sé que esto que voy a decir va a sonar provocativo. Si capacitamos mejor a las mujeres, que van a ganar más, si nosotros les damos una guardería a esas mujeres y la empresa X pone una muy linda guardería, entonces esa mujer trabajadora capacitada va a trabajar más horas, más tranquila, y, como digo yo, podrán explotarla mejor. ¿Qué le digo a los empresarios? Den buenos sueldos, pongan guarderías, porque ustedes van a ganar más.
Ahora, está lo que nosotros llamamos las vías de aproximación, que es la profundización democrática. Es un hecho que las personas que no tienen desarrollo intelectual, que no tienen relaciones laborales y sociales, no son ciudadanos completos, no pueden ejercer sus derechos y tampoco se pueden organizar para pelear. Y ni siquiera tienen conciencia de que tienen derechos y que los pueden reclamar.
—¿En esa reunión de gabinete se llegó a una síntesis sobre qué es profundizar el gobierno hacia la izquierda?
—Bueno, se supone que para eso discutimos. Discutimos durante tres reuniones en Suárez sobre qué eran los elementos prioritarios y estratégicos de cada Ministerio. No en plata, sino qué cosas piensa cada uno que tiene que hacer y en qué tiempos, qué es urgente y qué no. En el caso del Mides todo es urgente, pero en otros no. Otros pueden decir: el primer año adelanto esto y dejo esto otro para el segundo. El segundo gabinete fue el de la discusión de profundizar la izquierda y ahora, a raíz de este debate y de lo que se estableció como mapa para cada Ministerio, con lo estratégico para cada uno. Recién ahora le estamos poniendo números.
—Usted dijo que todos los ministros pueden tener una mirada distinta sobre qué es profundización de la izquierda…
—Sí, sobre todo de qué es la revolución.
—¿Piensa que va a quedar satisfecha con la síntesis conceptual que salga de esa discusión o esperaría más profundización a la izquierda?
—Me quedo contenta con todos los avances y profundizaciones que hagamos con el Frente Amplio, porque esa es la gracia del Frente Amplio. Lo vuelvo a repetir, en el Frente vamos tan lejos como podemos ir juntos. Cada uno tironea para ir un poco más, pero en todo caso lo que se acuerda es lo importante. Y hoy por eso estamos trabajando en equipo con todos los ministros.
—En los últimos días el PIT-CNT cuestionó los lineamientos para las negociaciones salariales porque no las considera una profundización hacia la izquierda. ¿Qué opina?
—El movimiento sindical tiene el derecho y el deber de dar su opinión. Los lineamientos los asumió todo el consejo de ministros partiendo de la base de tres elementos claros. Primero, que va a haber crecimiento pero enlentecido. Segundo, que si hay aumento de la inflación los que se embroman siempre son los mismos. Tercero, que hay que mantener el salario real y el poder adquisitivo. El otro objetivo es no perder ningún puesto de trabajo, sino al revés. Es lograr que las conquistas alcanzadas, que es el abatimiento del desempleo y el 41% de aumento del salario real, no solo se mantengan sino que crezcan. Estos son lineamientos sobre los cuales discutir. Los sindicatos dirán lo suyo, el gobierno lo suyo, y también los empresarios.
—Cuando en Uruguay se habla de cambios en políticas, se suele pensar de reformas constitucionales o de leyes. ¿Cree que es necesario cambiar la Constitución para profundizar las políticas?
—Las leyes están hechas para un período determinado. Por eso a veces hay que cambiarlas. Y, naturalmente, hay que modificar la Constitución. Ahora, a esa señora yo le tengo un gran respeto más allá de que no la voté. No se la puede andar toqueteando por cualquier cosa.
—¿En qué temas le interesa cambiar?
—Hay que modificar las potestades y las capacidades de transferir poder a los municipios. Eso precisa una reforma constitucional. Es un cambio que a mí me interesa, porque es una transferencia de poder para que la gente pueda apropiarse de los cambios.
—¿La profundización hacia la izquierda que discute el gobierno requiere cambiar la Constitución?
—La profundización democrática capaz que requiere una reforma constitucional. Para darles más poder a los municipios hay que mover el límite constitucional. Está también el tema de los plebiscitos. Nosotros tenemos plebiscitos derogatorios y tenemos la posibilidad de plebiscitar un proyecto de ley, de plebiscitarlo. Nunca, porque vaya si lo quisimos usar, nunca le encontramos la vuelta. No pudimos porque no se sabe qué pasa con ese plebiscito, si va a la Cámara o no, si va al Parlamento, si después se puede derogar o no. No tenemos claro eso porque la Constitución no lo dice.
Ahora, no lo hagamos ni por un tema solo, ni por dos o tres. Si abrimos la Constitución, hagamos una discusión global. Pero aclaro que eso no está en mis prioridades en este momento, será porque tengo mucho trabajo.