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    El norirlandés Rory McIlroy marcó un nuevo hito en la historia del golf al ganar el British Open disputado en el Royal Liverpool

    El norirlandés Rory McIlroy ganó de punta a punta el domingo 20, la 143ª edición del Abierto Británico, el campeonato de mayor tradición del mundo, disputado en esta oportunidad en el campo del Royal Liverpool Golf Club, ubicado en Hoylake, Inglaterra.

    Con vueltas de 66, 66, 68 y 71, McIlroy empleó 271 golpes para los 72 hoyos aventajando por dos a sus escoltas, el estadounidense Rickie Fowler y el español Sergio García.

    Fue el tercer “grande” logrado por el joven norirlandés de apenas 25 años, luego de sus victorias en el US Open del 2011 y el PGA Championship del 2012. Con este logro, McIlroy igualó la línea de dos leyendas del golf como Jack Nicklaus y Tiger Woods, los dos únicos golfistas en ganar tres Majors a esa edad.

    Quedar a la altura de dos de los mejores golfistas de todos los tiempos como Nicklaus y Woods da una real dimensión del enorme talento y condiciones que posee McIlroy. Ahora, para completar el moderno Grand Slam le hace falta a Rory ganar el Masters de Augusta, logro que solamente han conquistado hasta el momento cinco jugadores: Gene Sarazen, Ben Hogan, Jack Nicklaus, Gary Player y Tiger Woods.

    Por su victoria, el norirlandés recibió la famosa jarra de plata Claret Jug, uno de los trofeos más emblemáticos en el mundo del deporte, además de un cheque por 1,7 millones de dólares en premios de los nueve que repartió el abierto.

    Vale destacar también en este British Open, la actuación del argentino Ángel Cabrera, quien con un acumulado de 282 impactos, que incluyó una excelente última ronda de 67 golpes, finalizó en el puesto 19º, por el cual recibió un premio de 94.000 dólares. En tanto, la gran figura que siempre es atracción, Tiger Woods, en lo que significó su regreso a los Majors luego de perderse los dos primeros de la temporada por una microcirugía  de columna, terminó muy lejos de la punta con un score de 294 golpes.

    El inglés Matthew Fitzpatrick, quien en junio había ganado el US Open Amateur, también se convirtió en el mejor aficionado del British recibiendo por ello la tradicional medalla de plata, la otra premiación que se entrega en este campeonato. Vale resaltar la trayectoria de Fitzpatrick, quien al ostentar los dos títulos más importantes del golf aficionado en una misma temporada igualó el logro del legendario Bobby Jones en 1930.

     

    Faltaron la lluvia y

    el viento

    En cada edición del British, sin importar en cual de las nueve canchas se juegue, el clima juega, en general, un rol preponderante. Por ello, un Open sin lluvia ni viento no parece ser la exigente competencia que desafía a los mejores golfistas del mundo. El jueves 17, en un día espectacular para la práctica del golf, con la participación de 156 golfistas buscando la famosa jarra de plata, en la jornada inaugural se dieron scores muy bajos, en la que McIlroy marcó la cancha con una formidable tarjeta de 66 golpes. Hablando de la cancha, luego de recibir el British Open en el 2006, cortando un período de casi cuatro décadas de ausencia, el campo de Hoylake fue otra de las notas destacadas de la presente edición del Open. El clima se unió a la fiesta salvo el sábado 19, cuando llegaron las lluvias. La cancha, cabe señalar, presentada en inmejorables condiciones, fue un verdadero desafío para los participantes.

    Corte clasificatorio

    El Open volvió  a ser el de siempre cuando los vientos llegaron en la segunda jornada para complicar el juego. Prueba de ello es que la mejor tarjeta de todos los golfistas que jugaron en la mañana fue de 69 golpes. Por la tarde, McIlroy seguía jugando “a otra cosa” y volvía a presentar un recorrido de 66 golpes y con un total de 132 sacaba una considerable ventaja.

    En tanto, Tiger luego de muy buen comienzo volvió a fallar en la segunda ronda y necesitó de un birdie en el hoyo 18 para pasar justo el corte clasificatorio. De acuerdo con lo mostrado por el ex número uno del mundo, su rendimiento está hoy muy lejos de poder aspirar a lograr su decimoquinto Major.

    Fallan los pronósticos

    Los pronósticos meteorológicos continuaban anunciando tormentas y lluvias que no se produjeron. Los golfistas y sus caddies salieron a jugar la tercera ronda, totalmente equipados para enfrentar las difíciles contingencias previstas por los meteorólogos, que finalmente no se dieron. En esa jornada, se vio de lo mejor del norirlandés, quien terminó haciendo águila en los hoyos 16 y 18 ante el delirio del público. Ese accionar en un día complicado le dio a Rory una ventaja de seis golpes sobre Rickie Fowler y siete sobre García. El campeonato quedaba reducido a estos tres jugadores a falta de una vuelta, ante la caída del resto de los aspirantes al título.

    Ante los nuevos anuncios de tormentas y fuertes vientos, las autoridades del campeonato resolvieron jugar la última vuelta desde los tees de los hoyos 1 y 10 en forma simultánea, hecho que se dio por primera vez en los 154 años de historial del torneo más antiguo del mundo.

    El show debe continuar

    Los diferentes vaivenes que tuvo la ronda final jugada el domingo 20, demuestran lo difícil que resulta en la actualidad, más allá de los números, ganar un torneo del Grand Slam. Precisamente en esa ronda, con un birdie de McIlroy en el hoyo uno, el puntero ampliaba todavía más esa diferencia, por lo cual todo se encaminaba a un final sin sobresaltos. Sin embargo, dos bogeys consecutivos del líder en los hoyos 5 y 6 redujeron esa amplia diferencia a apenas dos golpes del “Niño” García, de rendimiento formidable, cuando todavía quedaba mucho golf por delante. El norirlandés, que venía jugando en el último grupo, pasó a observar detenidamente a partir de ese tropiezo todo lo que hacían sus rivales en el twosome de adelante y mirar de tanto en tanto los grandes tableros colocados en lugares estratégicos del campo. Lo mismo hacían García y Fowler. En tanto, un águila del español en el par cinco del hoyo 10 agregó dramatismo a la definición.

    La consagración

    En los segundos nueve hoyos fue entonces que se vio toda la clase y jerarquía de McIlroy, quien supo controlar sus nervios, recuperar el ritmo de su swing y sin cometer errores llegó con esos dos golpes de diferencia al hoyo final. El recibimiento de los miles de espectadores que colmaron las tribunas que rodean el green del hoyo 18 fue de los momentos más emocionantes en el historial del British Open. El par en el último hoyo fue un trámite para quien se convirtió luego de su triunfo en el tercer golfista norirlandés en ganar el Open luego de las victorias de Fred Daly en 1947 y Darren Clarke en el 2011.

    La palabra del campeón

    “Salí a jugar la última vuelta con la idea de terminar en 21 bajo el par, ese era mi número. Con la ventaja que llevaba esa fue mi estrategia; sin embargo, confieso que fue muy difícil, muy difícil”, aseguró el ganador con la jarra de plata en sus manos en la tradicional conferencia de prensa posterior al cierre del torneo.

    “Realmente siento un gran orgullo en estos momentos. Nunca pensé tener a esta altura de mi carrera tres Majors y estar a solo uno de completar el Grand Slam”, fueron sus primeras declaraciones. “Por supuesto que esto es para mis padres; el enorme apoyo que me han dado haciendo grandes sacrificios para que yo pudiera jugar al golf y luego hacerme profesional ha sido increíble”, agregó. “Cuando el año pasado no pasé el corte en el British jugado en Muirfield, en uno de los peores momentos de mi carrera golfística, ellos estaban ahí para apoyarme. Hoy, en el triunfo, también están aquí. No podría haber tenido dos mejores padres”, afirmó emocionado el vencedor antes de retirarse de la sala.