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Mientras en la Cámara de Diputados se sucedían los discursos que alargaban la sesión que designaría al blanco Martín Lema como el primer presidente de una nueva legislatura, la instalación de la Cámara de Senadores se hizo de manera rápida, distendida, y sirvió para las primeras charlas entre los pesos pesados de la política, que debatirán en el Parlamento.
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Daniel Olesker (Partido Socialista) no ocultaba su alegría por tener presente en uno de los palcos de la barra del Senado a parte de su familia, mientras que Juan Sartori (Partido Nacional) se mostraba simpático y afable con sus colegas y funcionarios.
Pero lo que más llamaba la atención era la charla que en una punta del hemiciclo tenían los senadores José Mujica y Julio María Sanguinetti. Será la primera vez, desde el retorno a la democracia, que dos expresidentes de la República trabajarán en el Parlamento. A esa reunión luego se sumaron Sartori y Ernesto Talvi, futuro canciller.
Sanguinetti y Mujica llegaron a coincidir en la legislatura 2005-2010 pero solo al final, cuando el líder tupamaro renunció como ministro de Ganadería. En este caso, Mujica era parte de la bancada oficialista y Sanguinetti estaba en la oposición. Ahora los roles son distintos. Le toca a Mujica la oposición, y Sanguinetti, si bien no es estrictamente el oficialismo, será una de las principales voces del gobierno de coalición.
En filas del Partido Nacional lo ven como uno de los principales negociadores para los tiempos que se vienen, en especial en el primer año cuando se discuta la ley de urgencia y el Presupuesto Nacional.
Mujica y Sanguinetti tienen una buena relación y aparecen como claves para las negociaciones entre los partidos. En tanto, el presidente electo Luis Lacalle Pou sacó a dos de los principales negociadores del Partido Nacional en el Senado, Alvaro Delgado (futuro secretario de la Presidencia) y Luis Alberto Heber (ministro de Transporte). De todas formas, serán parte del Senado Jorge Gandini y Gustavo Penadés, que vienen de la Cámara de Diputados y son destacados como personas que pueden negociar con la oposición.
Los acuerdos no serán fáciles de obtener debido a la amplia coalición de gobierno que conformó Lacalle Pou. Hace unas semanas, el futuro secretario de la Presidencia Delgado se encontró con la vicepresidenta Lucía Topolansky, con quien bromeó sobre la necesidad de tener seguro los votos para los proyectos de ley. “Prestame el brazo de yeso”, le dijo.
Es en la Cámara baja donde aparece como más compleja la negociación. Allí, además de Gandini y Penadés, faltarán legisladores que tengan experiencia en negociación. Este es un tema que han conversado diputados del Frente Amplio, que observan que de momento faltará un interlocutor con el oficialismo que permita negociar.
En filas de la coalición de izquierdas esperan un cambio en el talante del nuevo presidente de Diputados, Martín Lema, quien durante los últimos cinco años fue crítico y muy duro con el gobierno de Tabaré Vázquez.
Durante la votación de Lema como presidente, varios legisladores del Frente Amplio aludieron a la “pasión” y el “duro adversario” que fue el ahora titular de la Cámara de Representantes.
Desde el Partido Nacional, Armando Castaingdebat recomendó a los frenteamplistas “no hacer” las cosas de las que se quejaban cuando estaban en la oposición. Su correligionario, Gerardo Amarilla, dijo que uno de los grandes desafíos es suscitar “mucho diálogo para construir las mayorías”.
En el Frente Amplio también se deberá analizar el rol que tendrá en el nuevo gobierno. José Carlos Mahía (Asamblea Uruguay) dijo a Búsqueda que no es lo mismo ser oposición habiendo ocupado el Poder Ejecutivo que ejercer esa tarea sin pasar por la administración del país. “Soy de los que tiene más recorrido, estuve 10 años en la oposición y luego 15 en el oficialismo, y con base en eso ahora ser oposición es distinto”, afirmó.
En tanto, varios legisladores del Frente Amplio reclamaron en la sala que no se pierdan derechos conquistados en los últimos años.
Primeras medidas
En Diputados, Lema asumió la presidencia con el primer mandatario electo, Luis Lacalle Pou, muy cerca y el expresidente Luis Lacalle Herrera desde uno de los balcones de honor de la Cámara baja.
“No me comprometo a dejar la pasión a la que se hizo referencia a lo largo del debate porque creo que, en la vida, para hacer prosperar un montón de iniciativas o para poder cumplir una cantidad de sueños, ser apasionado es un requisito esencial”, dijo Lema.
El legislador presentó las primeras iniciativas para mejorar la tarea del Parlamento. Una está vinculada con el “fortalecimiento del control” que hace el Poder Legislativo. Por eso propuso facilitar los procedimientos en cuanto a los pedidos de informes que realizan los legisladores y “exigir” que los parlamentarios vuelvan a tener el acceso a determinamos expedientes de la administración para “monitorear en tiempo real las diferentes obligaciones” del Estado.
Se refirió a poner en marcha un programa de modernización legislativa que apunta a diagnosticar cuántas leyes no se cumplen y cuáles quedaron obsoletas.
Otra idea es impulsar un programa de participación ciudadana para que las personas puedan hacer un seguimiento de los proyectos de ley que se presenten y realizarle cambios. A la vez, se impulsará que la ciudadanía pueda “sugerir” proyectos de ley.
