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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn esta era de cambios los detalles importan. Hoy, ante cualquier mejora, innovación o revolución que se propone, es habitual y recomendable analizar el punto de partida sobre el que se quiere actuar. Y recurrimos al proceso de análisis según la sigla FODA, que refiere a fortalezas, oportunidades, desafíos y amenazas. Similar pero diferente a la sigla en inglés, SWOT, en que la secuencia es correlativa: fortalezas y debilidades, oportunidades y desafíos (strengths, weakness, opportunities, threats).
Sin embargo, luego de analizar varios ejemplos, estamos convencidos de que lo mejor es el planteo DAFO, debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. La razón refiere a la psicología y la forma subjetiva de plantear cuestiones relevantes de nuestras vidas.
Demos por bueno que realmente queremos cambiar. Si comenzamos por destacar nuestras fortalezas y oportunidades para luego ir a las debilidades y amenazas, arrancamos mal. Primero nos reafirmamos, luego vemos qué haremos. Tendemos a ser complacientes, perder sentido de lo importante y seguimos como vamos. Nos encanta referir que somos una democracia plena. De acuerdo. Ahora, ¿como entienden esta plenitud los habitantes al norte del río Negro, el interior profundo o los asentamientos? No hagamos trampas al solitario.
Con la DAFO la cosa cambia: Nos centramos en las debilidades y amenazas y luego vemos cómo enfrentarlas según las fortalezas y oportunidades. No da para contemplaciones o postergaciones, hay que actuar ya. Sentido de urgencia.
Este cambio de talante, de actitud y de proceder abre las puertas a otros planteos que solemos obviar. Preguntas a responder:
Demos por bueno que controlamos, monitoreamos y auditamos (sic). ¿Cómo evaluamos los procesos en Uruguay?
La ecuación costo/beneficio mide la productividad, relación cuantitativa entre inversión y casos estudiados o productos terminados.
¿Alcanza? No, debemos agregarle la calidad. Con ella conoceremos la eficiencia a partir del análisis cualitativo de toda la secuencia. Podremos relacionar la inversión con casos resueltos o las mejoras de los productos logradas.
¿Podemos quedarnos tranquilos? No, más vale agregar la ética o bioética. Todo el proceso debe respetar pautas básicas para evitar desvíos que inciden sobre el costo. Así podremos superar el “conocer el precio de todo y el valor de nada” en la obra de Oscar Wilde.
¿Algo más? Sí, involucrar a la comunidad. Se logra informando, comunicando y compartiendo. La transparencia tan mentada, poco practicada y menos, aterrizada. Sociedad que se empodera se compromete en su propio desarrollo.
Y ya que hacemos una introspección analítica agreguemos otra falencia: no sistematizamos. Tema central de índole cultural: No sabemos sistematizar. Somos o tenemos una pléyade de islotes, cada uno haciendo la suya sin coordinarse. Así nadie y todos somos corresponsables y coirresponsables. De locos. Resultado: piezas sueltas de un rompecabezas caótico del cual no tenemos visión prospectiva.
¿A qué viene todo este embrollo? A haber leído y releído el informe que la OIEA y OPS/OMS elevó al MSP hace más de un año. Que el ministro Salinas calificó de “catastrófico” y anunció que “a la brevedad se dará a conocer”. Pasó un año a buen resguardo. No solo fue catastrófico para Uruguay, también lo es por la no calidad de lo que aportan ambos organismos internacionales. Tres ejemplos a cuenta de varios más. En páginas 38 y 39 hacen un FODA. Las FO las ponen con subtítulos en negrita. El subtítulo de las D está sin negrita y las A directamente no figuran... Muy diplomáticos, muy medidos, muy ineficientes.
En la página 50 se dice: “Según la segunda encuesta Enfrent, el 73,2% de las mujeres de entre 40 y 64 años de todo el país se había sometido a una mamografía durante el año previo a la encuesta; a su vez, un 11,7% de las mujeres nunca se había sometido a una mamografía”. ¡Un dislate que se aparta de la realidad de Uruguay! Luego, en varios párrafos, la OPS/OMS refiere a especialidades que faltan en Uruguay y no mencionan la principal: que Uruguay no forma ni tiene salubristas. Y esta es la piedra angular del intríngulis, no sabemos cómo organizar una auténtica y eficiente salud poblacional. Y OPS/OMS se caracterizan por sus fortalezas en estas lides. Resultado: a la burocracia vernácula la reforzamos y multiplicamos con las burocracias internacionales que insisten en los FODA y desatienden las DAFO.
Para tener esta información hubiera bastado analizar a conciencia la respuesta que el propio MSP dio a una extensa solicitud de información pública del año 2020-21. Pasaron cuatro años y seguimos pensando en lo que habría que hacer y no lo hacemos. Aunque podríamos decir cuatro décadas, pues se ajusta a la realidad. No tiene color político, tiene olor a cultura e idiosincrasia yorugua.
Para cerrar por hoy: En los últimos meses el Parlamento dio media sanción a la ley que crea la Comisión Nacional de Bioética e impulsó la Comisión Especial de Futuros. Ambas requerirán poner al día tareas pendientes pero este pequeño detalle no lo mencionan. Es más fácil imaginar el futuro desconocido que ocuparse del presente rabioso.
Por mi parte, lección aprendida. En este período se intentó rescatar un proyecto piloto basado en estrictas pautas internacionales concretado en el bienio 2008/2010 en Colonia, que tuvo resultados positivos fuera de lo común. El secreto, la fórmula costo/beneficio/calidad/ética con participación ciudadana. No se autorizó (no se pedían recursos adicionales) y para colmo en el transcurso de las tratativas surgieron dos deplorables episodios reñidos con la ética académica y administrativa. Hora de emigrar y aterrizar las ideas fuera de fronteras.
En suma, si realmente queremos cambiar las cosas lo primero a hacer es que cambiemos nosotros mismos. Por ahora, difícil para sagitario.
Gonzalo Pou