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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSobre el plebiscito del 80 y el resonante No emergido de las urnas se han escrito 2 libros. Uno, de autoría del correligionario Daniel Corbo, que parece haberse agotado y que, por tanto, no pude leer. El otro de autoría de Marcel Lhermitte, se titula La campaña del plebiscito de 1980: la victoria contra el miedo. Este libro sí lo he leído, para confirmar todo lo que mi memoria recuerda al respecto y agregar algunos detalles que yo desconocía.
Principio por señalar que el autor consultó entre los frenteamplistas a tres comunistas, un socialista, a José Luis Veiga y a mi amiga Josefina Plá, ambos del PDC y a los colorados Luis Hierro López y Manuel Flores Silva. Hasta aquí tales consultas fueron lógicas, pero en cuanto al Partido Nacional fueron consultados Juan Raúl Ferreira, que ni siquiera estaba en el país, y el muy estimado Diego Abal Oliú, quien era un militante que se ocupaba de la parte sonora, es decir, de desgrabar los cassettes de Wilson y entregar su texto a otras personas que los reproducían por centenares y, por último, a Ruben Martínez Huelmo, quien era un muy activo militante que trabajaba con un despachante de aduana y, mientras realizaba las gestiones inherentes a su trabajo, repartía los textos de los cassettes de Wilson y de los documentos emanados del triunvirato del Partido Nacional.
En lo que atañe a nuestro Partido, el autor del libro no actuó razonablemente, dicho ello con el mayor respeto por las personas consultadas. No se entiende por qué no apeló a los testimonios de Carlos Julio Pereyra, quien recién falleció en febrero de este año, ni al de quienes actuábamos junto con el triunvirato, como Luis Alberto Lacalle Herrera y el firmante de esta carta.
Vayamos ahora a lo que más gravitó en el histórico No, que fue el famoso debate entre el Cnel. Dr. Néstor Bolentini y el Dr. Enrique Viana Reyes, defensores del Sí, y los Dres. Enrique Tarigo y Eduardo Pons Echeverry, quienes abogaron por el No. Ante todo, hay que decir que la realización del debate fue idea de un periodista de Canal 4, Avedis Badanian, quien consultó primero al conocido informativista Carlos Giacosa, el que también consultó al copropietario del Canal 4, Hugo Romay Salvo, quien, a su vez, apoyó con entusiasmo la realización del debate, a pesar de que desde filas militares se le advirtió que ello podía traerle serios problemas.
También procede señalar que el Dr. Fernando Oliú iba a participar en el debate en lugar de Pons Echeverry, pero fue vetado por la dictadura. Este punto no está claro en el libro referido, pero su autor sí da en el clavo cuando afirma que el nombre de Pons Echeverry fue propuesto por el profesor Pivel Devoto, quien superó la oposición de otros dirigentes blancos que objetaban que el mismo era derechista. A ello, el eminente historiador replicó que precisamente por dicha razón y por ser un hombre de fortuna le tenía a los militares “desprecio de clase y era muy inteligente y muy irónico”. A lo que agrego que también era un demócrata a carta cabal.
Como el debate fue retrasmitido varias veces por TV el 30 de noviembre, omito referirme a la sólida y clara argumentación jurídica del Dr. Tarigo y a las célebres y festejadas ocurrencias de Pons Echeverry. Por último, quiero agregar que en el discurso que pronunció en el cine Cordón, en razón de que el detestable personaje que era Aparicio Méndez había afirmado que la Constitución a plebiscitarse era la primera que no emanaba de los políticos, replicó que ello era cierto, pero que mucho peor era que emanara de los cuarteles donde había sido redactada y discutida, lo que generó una ovación de los presentes en ese acto.
Gonzalo Aguirre Ramírez