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    El productor ganadero tiene una relación de precios favorable que mejora su poder adquisitivo en kilos de producto, según el IPA

    El precio promedio por tonelada de carne exportada cayó un 10 % mientras que el del novillo bajó un 3 % en el período julio 2015 - marzo 2016

    Aun a pesar de la actual caída de precios del ganado en pie, el productor pecuario se ha visto beneficiado por una serie de variables que en términos generales lo posicionan en mejores condiciones que en el ejercicio anterior. La suba del dólar, la caída en el valor de varios insumos y en algunos casos el ajuste en las rentas ganaderas, mejoraron sus relaciones de intercambio y necesitan menos kilos de producto para adquirir los mismos insumos.

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    Estas conclusiones surgen del estudio realizado por el técnico del Instituto Plan Agropecuario, Carlos Molina, responsable del área de capacitación y extensión de esa institución.

    Molina señaló a Campo que el mantenimiento de la familia a un ganadero le cuesta entre 10 % y 11 % menos en kilos de novillo y/o ternero que en el mismo período de 2014-2015. Se ubica entre 16 % y 20 % por debajo del promedio de la década de los 2000 y entre 4 % y 8 % por debajo respecto a la década actual. El técnico aclaró que “esto no quiere decir que el productor tenga más ingreso, porque este está más relacionado con la producción” y deben ser ponderadas otras variables.

    Al analizar el comportamiento del precio del novillo en pie remitido a frigorífico frente al valor promedio de exportación de la carne, Molina concluye que también en este caso la relación favorece al productor, ya que la caída en el primer caso es superior al deterioro del valor de la hacienda.

    De los productos que Uruguay exporta, la carne ha sido la que menos sufrió la caída del precio de los commodities a escala internacional, y especialmente si se la compara con las bajas sufridas en los valores de la soja o la leche. Según los registros que analiza Carlos Molina, en el período julio 2015-marzo 2016 el valor promedio de exportación de la carne bajó un 10 % en comparación con el mismo período del ejercicio anterior. Mientras que en julio 2014-marzo 2015 ese valor se ubicó en U$S 3.980, durante el actual ejercicio alcanzó a los U$S 3.670.

    Para este técnico, es “indudable” que ese descenso en el precio medio de exportación está explicando “en parte” la evolución del precio del novillo internamente. Dijo que si se mira la relación precio de la exportación-precio del novillo gordo, en los últimos 20 años esa relación es en promedio 1,08 o 1,09, lo que significa que la diferencia se ubica en un 8 % o 9 %, mientras que en los dos últimos ejercicios completados ese valor se ubicó entre 1,13 a 1,15. Sin embargo, durante el presente ejercicio, hasta marzo, esa relación descendió en favor del precio del novillo gordo, hasta 1,067, por lo que bajó más el precio de exportación que lo que se afectó el precio del novillo gordo. Molina concluyó que la caída que tuvo el precio exportado de 10 % en promedio, no se trasladó completamente al precio del novillo gordo.

    Desde el punto de vista de la evolución del precio del novillo gordo en el mismo período considerado, el técnico concluyó que en julio 2015 - marzo 2016, el promedio por kilo descendió un 3 % en valores corrientes respecto al mismo período del año pasado. Molina aclaró que no se evalúa el precio de la última semana ni del último mes, sino que se toma el promedio de todo el período. En el caso de la vaca gorda, el descenso en el precio se ubicó en el entorno del 5,5 % en los períodos comparados.

    De estos números surge que mientras el valor medio de la tonelada exportada bajó un 10 %, el precio de la hacienda al productor lo hizo en menor proporción, por lo que la relación novillo gordo-exportación achicó su brecha y se ubicó en guarismos más favorables para los productores. Molina aclaró que no deben confundirse estos márgenes con la rentabilidad o la ganancia de los frigoríficos, ya que para ello deberían considerarse muchos otros costos industriales e incluso también la venta de todos los subproductos y no exclusivamente la carne.

    Incidencia del dólar

    La evolución del tipo de cambio también tiene una fuerte incidencia en el negocio ganadero. Molina sostuvo que el dólar tuvo años en que retrocedió su valor, lo que afectó en forma negativa a las empresas ganaderas, pero que desde hace “un par de ejercicios”, y con mayor énfasis en el presente, la moneda norteamericana se tonificó un 20 % frente al peso, por lo que resulta necesario observar la evolución de los precios también en moneda constante.

    Analizó que frente a ese crecimiento del dólar, el índice de precios al consumo se incrementó un 10 %, por lo que el aumento del valor del dólar es el doble que el del costo de los productos de la canasta básica.

    De esta situación, el técnico concluye que aun habiendo descendido los precios en dólares corrientes del novillo y la vaca entre un 3 % y un 5 %, en pesos constantes esos valores son “mejores” que los precios del año anterior. Para el caso del novillo la mejora es de un 10 %, pero esto vale también, y especialmente para el precio del ternero, que a diferencia del novillo y la vaca se ajustó positivamente en un 1 % en dólares corrientes. En este último caso, en pesos constantes el crecimiento alcanza al 15 %.

    Molina aclaró que no puede cuantificarse el ingreso de los establecimientos en función de estos números, ya que deberían considerarse aspectos relacionados con la productividad y las ventas, datos finales que se conocerán una vez que los productores cierren el ejercicio, y que está influido por una serie de factores que afectan en forma diferencial las explotaciones. Uno de esos factores es el climático, que tuvo un comportamiento muy desparejo, afectando la zona norte y el litoral norte con buenos niveles de precipitaciones, mientras que el resto del país sufrió mayores carencias en el régimen de lluvias, y que venía de un otoño anterior con una seca que se prolongó por casi tres meses.

    El precio del dólar tiene impacto también en la estructura de costos de los establecimientos. En los predios que integran el programa de monitoreo de empresas ganaderas que el Plan Agropecuario lleva adelante, aproximadamente el 55 % de los costos cotizan en pesos y el 45 % en dólares, aunque según Molina esto depende mucho de la forma de producir y el nivel de intensificación de la empresa. En función de esto, y a pesar del crecimiento de los salarios, combustible, comestibles y otros costos en pesos, el fortalecimiento del dólar permitió licuar esas subas.

    Nuevos impuestos

    Molina señaló que es necesario considerar también en la estructura de costos los nuevos impuestos, como el de Primaria, reactivado a partir de la Ley de Presupuesto, la exoneración de la franja de la contribución inmobiliaria rural que también la ley de presupuesto hizo caer, y el impuesto al patrimonio ya con un par de años de vigencia. En ese sentido afirmó que “nunca es bueno que aparezcan estos impuestos ciegos que no tienen que ver con la producción” y que si bien no afectan a todos los establecimientos por igual, “son jugadores nuevos que no hay que desconocer”.

    No obstante, indicó que en los predios en que el IPA maneja información “nunca” los impuestos superaron entre un 8 % y un 10 % de los costos totales, por lo que considera que no van a generar una afectación significativa en el “paquete total” de los costos.

    Con el comportamiento del dólar “es posible” que los costos de producción tomados en conjunto desciendan nuevamente después de 14 años ininterrumpidos de crecimiento. En el ejercicio anterior cayeron entre 2 % y 4 % y este año tienden a volver a caer, “salvo que se haya tenido que gastar mucho por la seca”, lo que puede “opacar” el comportamiento positivo de los costos que cotizan en pesos, aunque también los insumos que cotizan en dólares han bajado, como los fertilizantes y prácticamente todas las semillas.

    También debe ser considerado el efecto en las rentas, donde según el técnico se observan reducciones de entre el 10 % y el 15 % en algunos casos, mientras que en otros se mantienen en unos U$S 80 por hectárea para tierras ganaderas, y que constituye “una mochila fija y pesada, difícil de licuar”.

    Relaciones de intercambio

    Molina analizó además las relaciones de intercambio en el entendido de que los productores no tienen dólares para comprar los insumos que necesitan, sino que la moneda son los kilos de su producción. Por esto el técnico ve útil hacer la relación de cuántos kilos son necesarios para comprar los insumos, desde mejoramientos forrajeros hasta productos para suplementar, como forma de aportar mayor información objetiva y no para medir rentabilidad. Estos estudios se realizan normalmente en el mes de febrero, donde los productores toman sus decisiones para realizar mejoramientos forrajeros, refertilizacones, verdeos invernales o suplementación de algunas categorías para el otoño-invierno próximo. También en este aspecto los números son favorables al productor. Las relaciones de intercambio de este año “son mejores” que las del año pasado, dijo el técnico, ya que son necesarios menos kilos de producto para comprar la misma cantidad de gasoil que el año pasado, por ejemplo, incluso aunque el precio del combustible siga siendo caro en pesos. Dijo que por efecto del precio del dólar, el del gasoil está muy parecido en términos de valores a los de la década de los 90, y que también los fertilizantes se han abaratado con respecto al año pasado. “Cualquier fertilizante que uno analice está más barato en kilos de producción que el año pasado, y que en la década de los 2000 y que la década de los 90 y que incluso el promedio de esta década”.

    Comentó que esas relaciones de intercambio, “que son de las mejores de la década”, siempre que el productor financieramente las pueda aprovechar, permiten “pensar inteligentemente” en su uso para potenciar el predio y lograr mejores o sustentables niveles de producción que a la vez lo habiliten a amortiguar las caídas de precios o diluir en más kilos los costos de producción, de manera de seguir controlando el costo por kilo de producto “que es lo relevante”, y no únicamente el costo por ha.

    Indicó que no se puede desconocer que existen productores con dificultades financieras, que no van a poder aprovechar esta coyuntura, pero que hay otros que pueden aprovechar esta relación favorable y que al final ese es el objetivo central de su análisis, no lucubrar en cuál va a ser el resultado final, sino en aportar más de información objetiva para posicionar a los productores o posibilitarlos a tomar mejores decisiones.

    “La situación tiene complejidades, tiene alguna adversidad, y lo aclaro porque en algunos ámbitos escuché que se había dicho que estaba todo bien y eso está lejos de lo que decimos”, precisó el técnico.

    Dejó claro que sí hay aspectos que deben ser tomados en cuenta para tomar decisiones, sobre todo si la situación no se presenta favorable en términos de precios medidos en moneda corriente, o para hacer inversiones si la caja se lo permitiera, porque la relación de intercambio me lo estaba posibilitando.