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Favorecida por un clima con lluvias regulares y abundantes en el verano pasado, la producción de soja recuperó su potencial y su participación en la economía uruguaya. Es que este año las exportaciones de esa oleaginosa aumentarán “fuertemente”, en comparación con la zafra anterior, y se ubicarán cerca de los US$ 1.000 millones, según datos de una consultoría de la empresa Deloitte encargada por la Mesa Tecnológica de Oleaginosas (MTO).
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El trabajo indica que “la soja continuaría siendo uno de los principales productos de exportación del país, ubicándose solo por debajo de la carne y la celulosa”.
La producción sojera en 2019 habría sido algo superior a los 3,2 millones de toneladas, más que duplicando la cosecha del año anterior, pero quedando aún casi 20% por debajo del récord histórico de la zafra 2016/2017, muestran los datos adelantados a Búsqueda.
Las cifras serán presentadas hoy (jueves 15) en el 8º Encuentro de la MTO, que se realizará en la sede de la Cámara Mercantil de Productos del País.
Las empresas y productores del sector de los granos, específicamente de soja y colza, decidieron hace algunos años hacer un seguimiento de la evolución de la cadena de oleaginosos para mostrar el impacto de esa actividad en el agro y en la economía uruguaya.
Sumando la producción de soja y colza comercializada en el mercado doméstico, el valor bruto de producción total del sector oleaginoso ascendería este año a US$ 1.095 millones, señala el trabajo.
Advierte que “ese valor representa una mejora del orden del 70% con relación al ciclo 2017/2018” y “supone una ganancia de ingresos para el país de unos US$ 360 millones”.
Además del “fuerte” incremento del valor bruto de producción, en la zafra 2018/2019 la producción de oleaginosas provocó “impactos relevantes” en la economía uruguaya, indica. Y destaca la demanda de insumos y servicios agrícolas por algo más de US$ 400 millones, el pago de rentas de tierras por unos US$ 130 millones y la demanda de servicios de transporte, acondicionamiento del grano y comercialización por unos US$ 190 millones.
La producción agrícola tiene la particularidad de que en su mayor parte se realiza sobre suelos ajenos, principalmente arrendados y bajo otro tipo de formas de contratos, como las aparcerías y medianerías, aunque en estos últimos casos en menor medida. Por eso es relevante la incidencia que tiene en el mercado de las rentas de tierras local.
“Considerando su importancia en la agricultura y en servicios agrícolas, la soja resultó clave para sostener más de 10.000 empleos en la economía en 2018, incluyendo los trabajadores agrícolas, los proveedores de servicios y el transporte”, sostiene la consultoría. Y estima que “con la recuperación de la producción sojera de la presente zafra, en 2019 serán requeridos cerca de 12.000 empleos”.
Considerando todos los impactos directos e indirectos a lo largo de la cadena de valor, el cultivo de oleaginosos generó un valor agregado de casi US$ 850 millones en este ciclo, equivalentes a 1,5% del Producto Bruto Interno (PBI), destaca. Compara que en relación con la zafra anterior, el valor agregado en torno al sector oleaginoso se incrementó en 1% del PBI.
Eso representa que “por cada US$ 100 exportados por el sector oleaginoso, US$ 76 corresponden a valor agregado” en Uruguay, asegura.
Entre los resultados muestra que el rendimiento promedio de la producción de soja se ubicó cerca de los 2.970 kilos por hectárea, lo que significa un aumento de 150%, respecto a los niveles mínimos de la zafra 2017/2018.
El área sembrada de soja en la zafra 2018/19 se habría reducido levemente respecto a la campaña anterior, ubicándose algo por debajo de los 1,1 millones de hectáreas, estima. Detalla que la participación de la soja de primera descendió “sensiblemente” y pasó a representar el 55% del total.
En cuanto al otro grano oleaginoso, tras una zafra con mayor área sembrada y altos rindes, las exportaciones de colza registraron un “fuerte” aumento este año, superando los US$ 20 millones, señala.