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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMacri o Scioli - Scioli o Macri. El pasado 25 de octubre, Mauricio Macri obtuvo su mayor triunfo electoral y dio un paso gigantesco en sus aspiraciones a llegar a la Presidencia. Logró su gran cometido de ingresar en el ballotage y acortó a tres puntos porcentuales la diferencia con el candidato oficialista Daniel Scioli.
Por si fuera poco, su candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, resultó electa superando al candidato oficialista, Aníbal Fernández, siendo este un bastión del kirchnerismo.
La primera reflexión es que la ciudadanía argentina mostró ampliamente una voluntad de cambio político y de dejar atrás las políticas llevadas a cabo a lo largo de 12 años por el kirchnerismo. Los 34 puntos que obtuvo Macri, sumados a los 21 puntos que obtuvo el espacio liderado por Sergio Massa —representante del peronismo disidente— superan ampliamente los 37 puntos obtenidos por el candidato oficialista Scioli.
Con el escrutinio definitivo se abre un nuevo mapa político. Ni el más optimista de los macristas y ni el más pesimista de los sciolistas avizoraban tal resultado. Las urnas echaron por tierra todo tipo de encuestas y especulaciones que pronosticaban resultados sustancialmente distantes a los que se dieron.
Macri, quien fuera el eterno segundo en la campaña por la elección nacional, hoy parte como favorito para imponerse en la segunda vuelta. Scioli tendrá que bajar el perfil y abrir negociaciones con otros espacios políticos si pretende triunfar.
En cuestión de días (el 22 de noviembre), Argentina elegirá a quién conducirá el país a partir del 10 de diciembre y dos modelos políticos están en pugna.
El candidato Daniel Scioli representa la línea ideológica del peronismo, promete continuar con las políticas implementadas por Cristina Fernández y, sobre esa base, llevar a la Argentina al camino del desarrollo social, industrial y económico.
Por su parte, Mauricio Macri, quien está en las antípodas del peronismo, representa a un electorado conservador, tejió alianzas con distintas fuerzas políticas —la más resonante y polémica se dio con la Unión Cívica Radical— y priorizó desde siempre la gestión de gobierno sobre cualquier ideología política.
Si bien en el plano político las diferencias entre ambos candidatos son claras, en el plano personal comparten coincidencias, como lo son sus fortunas personales y las causas judiciales que los rozan de cerca.
Macri fue procesado en el año 2001 por corrupción de autopartes, en su actividad empresarial privada, y en el año 2010 fue procesado por asociación ilícita en una causa de espionaje ilegal, ya en su actividad pública. Si trazamos un paralelismo con el honesto de Amado Boudou (primer vicepresidente procesado en ejercicio), Macri parecería desafiarlo y hasta redoblar la apuesta, ya que en caso de resultar electo, sería la primera magistratura nacional en ejercicio procesada por la justicia.
Por su parte, Scioli no presentó declaraciones juradas por un periodo de ocho años. Meses atrás se vio obligado a presentarla ya que su candidatura presidencial lo exigía. En su reciente declaración da cuenta de un patrimonio de 13.653.787 millones de pesos argentinos, lo que representa un incremento patrimonial del 900%, tomando en cuenta su última declaración, que fuera presentada en el año 2007, cuando transcurría su último mandato como vicepresidente de Néstor Kirchner. Entre otras de sus irregularidades declara bienes muebles e inmuebles a un valor muy inferior al del mercado. Dicha declaración provocó una denuncia penal por enriquecimiento ilícito, causa que fue sospechosamente archivada en forma express en junio del corriente año.
Hay que resaltar que el intervalo de ocho años en el que Scioli no presentó declaración jurada, se debió a una laguna legal, ya que la ley no obliga a gobernadores a presentarlas. Así y todo resulta insólito que el gobernador de la provincia más importante de la Argentina, y con aspiraciones presidenciales, no tenga el deber ético y moral de presentarla todos los años y no escudarse burdamente en la ley.
Dicho esto, sorprende ampliamente el grado de naturalización que existe frente a la corrupción como también a la notoria falta de transparencia, al punto que la ciudadanía en pleno ejercicio de su derecho cívico les reivindica su voto de confianza.
El ballotage genera una gran expectativa mundial, no solo por la inminente salida de Cristina Fernández —que se llevará a cabo el 10 de diciembre— sino también por el cambio en la geopolítica que puede implementar un eventual gobierno de Macri.
Uruguay, y en particular el Frente Amplio, observan atentamente cómo una potencia de América del Sur puede dar un golpe timón en lo que refiere a las políticas “progresistas” que desde largos períodos dominan la región.
Justino Risso Ramos
CI 4.092.632-3