• Cotizaciones
    lunes 05 de mayo de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Eleuterio Fernández Huidobro y la “lógica de los combatientes”

    Un redondel marrón oscuro en el cuello. Esa fue la prueba que tuvo Elsa Dubra, hija del abogado Arturo Dubra, para reconocer al “Ñato” aquel invierno de 1972 en el que pasaron cosas poco comunes.

    El tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro, que usaba como nombres de guerra Jesús y Mauricio, pero al que todos conocían como el “Ñato”, estaba detenido pero había salido del batallón Florida con el capitán Carlos Calcagno a buscar contacto con el aparato clandestino del MLN-Tupamaros para negociar una paz entre ambas partes.

    El redondel oscuro en el cuello, marca del tiro recibido el 14 de abril en la casa de los Martirena en Malvín, había permitido a la joven militante tupamara identificar al “Ñato” con total seguridad y entonces confiar en él a pesar de la extraña situación, contó luego al periodista y tupamaro Samuel Blixen.

    Cuarenta y dos años después, mientras la huella del ataque a tiros en el que murieron dos de sus compañeros está semiborrada, a muchos de sus viejos compañeros les resulta imposible reconocer en el ministro de Defensa de José Mujica y muy probablemente de Tabaré Vázquez a aquel cuadro de “la orga” vital, simpático, cariñoso, serio para hablar, bueno para resumir y escribir las ideas del colectivo y valiente y sereno en la acción. No pocos tupamaros lo consideran directa, sencillamente un traidor a causa de sus lazos con los militares, en especial los de la logia ultranacionalista Tenientes de Artigas.

    De los maristas al Tiro Suizo.

    Nació en 1942; el 14 de marzo cumplirá 73 años. Sin embargo, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), acompañada con abundante consumo de whisky y tabaco impiden al ministro de Defensa llevar una vida acorde a su edad.

    El tiempo pasado como “rehén” de los militares afectó su salud. “Ahí fue cuando empezó. Después mucha culpa la tuve yo, porque fumo mucho y eso hace muchísimo mal”, declaró en 2008.

    El “Ñato” era un buen estudiante del colegio de los curas maristas, con sensibilidad política bajo el influjo de sus tíos, que habían apoyado la República española. Blanco independiente, empleado aspirante de banco con 16 años y elástico jugador de fútbol en el barrio Buceo, entró festejando a la casa del Partido Nacional cuando esta colectividad ganó las elecciones de 1958 luego de casi un siglo de estar más o menos en el llano.

    En esos años de radicalización bajo la influencia de la revolución cubana, el Ñato se sumó al Movimiento Revolucionario Oriental (MRO) liderado por Ariel Collazo, que dejó el partido Nacional, pero luego de una ruptura con este se integró a la base Venceremos en La Teja y otra semilegal en La Casita que sentó las bases de una organización que comenzaría a estudiar la operación del Tiro Suizo. Ese grupo, embrión del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), estaba integrado por Andrés Cultelli, José Mujica, Jorge Torres, Gerardo Gatti, Washington Rodríguez Beletti y otros. Los conspiradores se reunían en la peluquería El rulo lacio, que sobre el espejo tenía un cartel con la leyenda: “No se atienden carneros”.

    El año 1963 lo encontró entre los militantes que asaltaron el Tiro Suizo, (Nueva Helvecia) para robar fusiles que apoyarían una expropiación de los cañeros de Bella Unión. La operación salió mal pero el “Ñato” logró zafar.

    La clandestinidad en el MLN, incluyendo varios asaltos a bancos para obtener recursos, terminó en prisión luego de la toma de la ciudad de Pando el 8 de octubre de 1969.

    Enemigos íntimos.

    Preso en la cárcel de Punta Carretas, en 1971 dio muestras de su creatividad cuando diseñó el plan Hipopótamo, una idea que buscaba crear caos liberando internados en cárceles y manicomios. Sus compañeros no aceptaron la propuesta.

    Luego de la gran fuga de setiembre del año electoral, junto a los principales “pesados” como Raúl Sendic, Julio Marenales, Héctor Amodio y Jorge Manera marchó al interior cumpliendo con la idea de regresar a las bases y dejar que la organización fuera dirigida por el relevo.

    El 14 de abril de 1972, día en el que enfrentamientos entre tupamaros y militares provocaron 12 muertos, se encontraba de regreso en Montevideo, en una casa de la calle Amazonas y en la dirección de la organización. Usaba traje, valija de ejecutivo y hasta un elegante paraguas, pero nada de eso sirvió para engañar a las Fuerzas Conjuntas, que tenían ubicado el local e intervenido el teléfono.

    Salvó su vida, sobrevivió a las heridas y a la prisión (fue el preso 787 en el Penal de Libertad) e hizo una interpretación que explica la lógica de los combatientes que aún impera entre muchos tupamaros: “Yo llamé a la lucha armada en mi país, está escrito; todos mis compañeros lo hicieron, obviamente.(...) Reconozco, eso sí, plenamente, que en mi país el terrorismo de Estado cayó con los 20 nudos de su látigo feroz sobre gente que no había hecho absolutamente nada, que fue presa, torturada, muerta y desaparecida por repartir un volante, por pertenecer a una organización legal. En mi caso yo sabía por qué estaba preso”.

    A la salida de la cárcel, aunque mantenía sus dotes de buen organizador, el “Ñato” había cambiado el carácter jovial por uno ácido y a menudo oscuro e hiriente.

    “Lo que me preocupa es que el querido ‘Ñato’ ha perdido su característica bonhomía”, dijo José Mujica durante una fuerte discusión en el comité ejecutivo del MLN en 1985 con el entonces dirigente David Cámpora.

    El estilo de polemista filoso, sombrío y venenoso, sobre todo en las columnas del periódico “Mate Amargo”, ya no lo abandonaría, pero poco a poco también fue cambiando sus puntos de vista. “Piensa como milico”, resumió uno de sus viejos compañeros sin ocultar la tristeza que ello le provoca.

    En junio de 1989, sin embargo, Fernández Huidobro fue el líder reconocido y recibió 2.420 adhesiones en las primeras elecciones del Movimiento de Participación Popular. Mujica no figuraba.

    En 1998 viajó dos veces a España para mediar entre el gobierno y ETA. Mantuvo una comunicación directa con la logia Tenientes de Artigas e incluso, según publicó el periodista Gabriel Pereira en “El Observador” en 2011, habría suscripto un pacto.

    Como otros tupamaros, no compartió la extradición de militares a Chile por la muerte del químico Eugenio Berríos.

    Estudió temas estratégicos como defensa y energía. Cargó contra la burocracia estatal, en especial la de la empresa de energía UTE.

    El trabajo que el “Ñato” realizó en la comisión de Defensa junto al diputado José Bayardi puede ser leído al menos de dos maneras: suavizó las relaciones con las fuerzas armadas en preparación de la llegada del Frente Amplio al gobierno o rebajó el programa de la izquierda en la materia, incluyendo la depuración que reclamaba el general frenteamplista Víctor Licandro.

    El pragmatismo exhibido por el “Ñato” y Bayardi no estuvo referido solamente al sensible asunto de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, sino también en relación a la conducción de la política de defensa, indicaron a Búsqueda varias fuentes del oficialismo.

    Bayardi primero y Fernández Huidobro después, desmontaron los esfuerzos realizados por la primera ministra de Defensa del Frente, Azucena Berrutti, destinados a dotar a la secretaría de Estado de una sólida estructura civil, como ocurre en la mayoría de los países democráticos.

    La “frutilla de la torta” se colocó el 15 de mayo de 2012. Ese día, Mujica y Fernández Huidobro firmaron el decreto 156/012 mediante el cual las direcciones del Ministerio quedaban otra vez bajo “el conducto del mando”, es decir, sin capacidad para actuar en las fuerzas.

    Ante la baja de Luis Rosadilla, con problemas de salud para conducir el Ministerio, Mujica había optado por su viejo compañero Julio Baraibar, quien durante cuatro horas fue ministro designado.

    El “Ñato”, apelando a su fuerte influencia sobre Mujica, jugó fuerte y se quedó con el Ministerio después de haber renunciado al Senado al discrepar con la ley interpretativa de la ley de caducidad.

    En el gobierno, polemizó con el entonces ministro de Economia, Fernando Lorenzo y fue un defensor de la normalización de la marihuana elaborada por Julio Calzada y el ministro de Desarrollo Daniel Olesker.

    Con los antecedentes del “Ñato”, las organizaciones de derechos humanos, entre ellas Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, que en épocas de la doctora Berrutti llegó a recibir por nota oficial el nombre de los coroneles y capitanes de navío en condiciones de ascender al grado superior para que se pronunciaran acerca de si tenían objeciones, se prepararon para lo peor.

    Información útil para una búsqueda de desaparecidos, que antes se obtenía en horas, pasó a perderse en la maraña burocrática, aunque fuentes de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, que conduce la ex esposa del Ñato, Graciela Jorge, indicaron a Búsqueda que siempre tuvieron colaboración a través de un conducto específico.

    En 2002, el “Ñato” reveló que el documento clave de la Cancillería que permitió procesar al ex canciller de la dictadura Juan Carlos Blanco le fue proporcionado por un militar “para que se viera que los militares no eran los únicos violadores de los derechos humanos”.

    “Debo decir que me consta fehacientemente que todos y cada uno de los requerimientos de la Justicia Penal en materia de causas referidas a la violación de los Derechos Humanos durante el período del Terrorismo de Estado en nuestro país, tienen el más rápido diligenciamiento (...) sin pasar por ningún tipo de filtro político. Como debe ser”, sostuvo en una carta de desagravio el diputado canario de la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad (CAP-L) Nicolás Pereira.

    Esos mismos argumentos expuso Fernández Huidobro el lunes 29 en el Frente Amplio y el grupo de futuros ministros, buscando parar la ola de rechazo que provocó su estilo y su forma.