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Evidentemente, George Clooney creía en este proyecto. Hay momentos en que su personaje habla explicándole nada menos que a Franklin Delano Roosevelt la importancia de rescatar de manos de los nazis las obras de arte que se estaban trasladando hacia Alemania en 1944, en una operación de saqueo a todos los países ocupados de Europa. Salvar esos tesoros artísticos era una tarea obligada, porque ante la muerte de Hitler o la derrota a manos de los aliados, todo ese enorme botín robado iba a ser destruido, y permitir que ocurriera eso era como borrar de un plumazo la misma historia de la humanidad, dejando de lado los valores que se intentaba preservar y que eran justamente la razón por la cual se estaba peleando esa guerra. Clooney produjo el filme, lo coescribió con Grant Eslov, lo dirigió y lo interpretó, así que esas palabras suenan como propias.
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Lástima que el filme no sea todo lo apasionante que merecía ser. Que esté basado en hechos reales y que mucho de lo que se muestre allí realmente haya ocurrido no es garantía de credibilidad ni de rigor dramático. Clooney toma una historia de Robert M. Edsel y Brett Witter inspirada en The Monuments Men, una unidad compuesta por una docena de hombres (no necesariamente militares) que se formó para detectar, perseguir y rescatar en lo posible todas las obras de arte que los nazis habían escondido en Alemania, tarea titánica si se tiene en cuenta que eran miles y miles de cuadros y esculturas de autores famosos que habían sido sustraídos de museos y colecciones particulares (preferentemente de judíos enviados a campos de concentración) y estaban ocultos en algún lugar de Alemania. En el filme, ese grupo se reduce a ocho especialistas en arte y un joven soldado asistente que habla alemán. Y con esos personajes casi de cartón, meros estereotipos, es difícil construir una historia que cale hondo en el espectador, aunque los intérpretes sean muy buenos y muy conocidos.
Los nombres verdaderos han sido cambiados, pero es lo que menos importa. Clooney es Frank Stokes, quien comanda el grupo. Matt Damon es James Granger, su hombre de confianza, y el resto se divide en equipos de a dos con Bill Murray y Bob Balaban, John Goodman y Jean Dujardin (el de “El artista”), mientras Hugh Bonneville es el que se lleva la peor parte cuando intenta impedir el robo de “La Madonna”, de Miguel Ángel, de una catedral en Brujas. Allí comienza el dilema moral, cuando surge la incómoda pregunta de si cualquiera de esas obras de arte vale sacrificar una vida humana. La respuesta es sí, sin que nadie se cuestione la importancia de su misión. Ahí está lo que falta en el filme: una propuesta algo más trascendente y removedora que la simple aventura física de descubrir que el políptico “El Retablo” de Hubert y Jan van Eyck, robado de la catedral de Gante, pueda estar oculto en alguna mina en Altausse (Austria), o que los rusos están cerca y habrá que evitar que se lleven todo lo que encuentren como recompensa de guerra.
Hace cincuenta años, John Frankenheimer hizo “El tren”, donde Burt Lancaster como un maquinista miembro de la resistencia francesa luchaba para evitar que el oficial nazi Paul Scofield se llevara los tesoros artísticos de Francia en un convoy ferroviario hacia la frontera alemana. La aventura tenía tensión, suspenso y estaba muy bien armada, además de ser la única película recordable sobre ese tema aunque tenga medio siglo de antigüedad. Operación Monumento tiene una estupenda reconstrucción de época, un elenco importante (donde aparece también Cate Blanchett como curadora del museo parisino Galerie du Jeu de Paume, que tiene un listado muy completo de todo lo que falta pero se niega a aportarlo para la búsqueda), una fotografía exquisita de Phedon Papamichael, la música muy apropiada de Alexandre Desplat, pero no funciona como drama ni como película de acción.
La explicación hay que buscarla tal vez en que Clooney no era el director indicado para este tema. Es su quinto trabajo en este rubro luego de “Confesiones de una mente peligrosa” (2002), “Buenas noches, y buena suerte” (2005), “Leatherheads” (2008, no estrenada en Uruguay) y “Secretos de Estado” (2011). En “El tren”, el productor Burt Lancaster había despedido a Arthur Penn y lo sustituyó por Frankenheimer, con la clara intención de dotar a la película de dinamismo y acción. En este caso hay episodios alternados con un hilo conductor interesante, pero nada está transmitido con convicción. Es apenas lindo de ver, aunque su drama esté más declamado que sentido. Parece una película Metro de los años 40, donde Clark Gable en el papel de Clooney y Van Johnson en el de Damon, dirigidos por Mervyn LeRoy, lucirían seguramente más fotogénicos que auténticos, cosa que solía ocurrir hace 70 años. Nunca en un filme de 2014 que costó 70 millones de dólares y debió ser más vibrante, más movido y menos conversado.
“Operación Monumento” (The Monuments Men). EEUU-Alemania, 2014. Dirigida por George Clooney. Escrita por George Clooney y Grant Eslov. Con George Clooney, Matt Damon, Cate Blanchett, Bill Murray, John Goodman, Jean Dujardin, Bob Balaban, Hugh Bonneville, Dimitri Leonidas. Duración: 118 minutos.