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    En la izquierda hay prejuicios “atávicos” sobre las Fuerzas Armadas

    En cada uno de los tres gobiernos nacionales que encabezó el Frente Amplio ocurrió lo mismo: el presupuesto asignado a las Fuerzas Armadas fue objeto de controversia dentro del oficialismo. Para el subsecretario de Defensa, Jorge Menéndez, algunos sectores de la coalición de izquierda ven ese dinero como un “botín de caza” para repartir en otras tareas. Actúan así, dice, porque persisten “prejuicios” casi “atávicos” sobre los militares. Es un “tema cultural”, explica, una herencia de la dictadura sobre la que el Frente Amplio no discute.

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    Esos prejuicios llevan a que algunos no valoren las tareas que realizan las Fuerzas Armadas en lugares donde el resto del Estado no llega, añade Menéndez. Y advierte que si los trabajos “subsidiarios” como la recolección de basura o el apoyo durante las inundaciones siguen aumentando, las Fuerzas Armadas no podrán cumplir bien su función. “Estamos con las capacidades humanas al límite”, afirma.

    El Ministerio de Defensa, dice el subsecretario, prepara una reestructura general de las Fuerzas Armadas que implicará revisar su despliegue territorial para atender las nuevas amenazas que enfrenta Uruguay. Menéndez destaca, no obstante, que el Ejército tiene una “muy buena preparación” para responder a una de las amenazas más novedosas: los ataques terroristas.

    El presidente Tabaré Vázquez sostuvo que el 2015 fue su año más difícil como gobernante. ¿Cuál es el balance del Ministerio de Defensa?

    —Fue un año de continuidad porque se mantuvo el equipo que venía del gobierno anterior, y de mucho trabajo. Estuvimos trabajando en lo que es la política militar de defensa. Desde el punto de vista normativo, estamos sustentados en un sistema mixto con leyes muy viejas, de 40 años o más, y algunas nuevas leyes que tienen que ver con la defensa. La defensa no se ha caracterizado históricamente por tener un aggiornamento de carácter permanente del punto de vista de las leyes que hacen a su funcionamiento. Ahora, a nivel del Poder Ejecutivo se está estudiando el decreto que establece la política militar de defensa, que es algo muy importante.

    ¿En qué consiste esa política?

    —Establece qué debe hacer el factor militar a favor de la defensa. Establece cuáles son los objetivos estratégicos nacionales, cuáles son nuestros riesgos y nuestras debilidades, para después actuar en consecuencia. Este decreto estará acompañado además por la modificación de las leyes orgánicas, que será en 2016 y la transformación de todo lo que tiene que ver con el aspecto previsional.

    ¿Han cambiado los riesgos y las vulnerabilidades de Uruguay?

    —Las cosas han cambiado. Vivimos en un continente de paz. La defensa es ahora un factor integrador en la región, eso no es un tema menor. Desde la época de la liberación a nivel suda­mericano, a comienzos del siglo XIX, siempre se vivió en una América donde las hipótesis de conflicto eran conflictos de la vecindad, por temas territoriales, por temas fronterizos, incluso por los designios internacionales. En el año 2008, desde que surge Unasur, se crea el Consejo de Defensa Sudamericano. Es donde todos los actores de la defensa a nivel sudamericano se sientan para evaluar y generar políticas de defensa en esta región.

    Desde el punto de vista nacional existen las vulnerabilidades propias de lo que es un mundo globalizado, un mundo cambiante, donde realidades que ocurren muy lejos pueden tener repercusión nacional. Para nosotros la defensa de los recursos naturales sigue siendo un elemento de sustancial valor. Somos un país rico en recursos naturales, que forman parte de un activo muy importante a conservar.

    El tema de la defensa de los recursos naturales es algo que se maneja hace tiempo. ¿Hay amenazas nuevas?

    —Hay temas como el narcotráfico, la trata de personas, el terrorismo, que hoy forman las nuevas amenazas y nosotros atendemos eso.

    ¿Pero esos no son temas resorte de la Policía?

    —Hay temas que sí. Tenemos un buen relacionamiento con el Ministerio del Interior. En lo que tiene que ver con la atención a temas de terrorismo internacional, nosotros entendemos que si bien no existe en Uruguay una legislación muy específica en la materia, todo lo que tiene que ver con el contraterrorismo —que involucra la respuesta ante un ataque terrorista—, por competencia, por la preparación que ha existido durante tantos años, es un área que el Ministerio de Defensa lleva con capacidad. De hecho, tenemos una compañía contraterrorista que está situada en el Batallón 14, que hace años se viene preparando para esto. También tenemos grupos de detección de artefactos explosivos. Esos son grupos contraterroristas. Del antiterrorismo, que es todo lo que tiene que ver con la prevención y detección de grupos terroristas, se encarga el Ministerio del Interior.

    ¿Qué nivel de preparación tiene Uruguay?

    —En contraterrorismo tenemos una muy buena preparación, tenemos gente que recibe cursos internacionales de distintos países, participamos en pruebas de valoración a nivel de las Américas y hemos tenido muy buen desempeño. Podemos decir que tenemos un equipo profesional capaz de dar una respuesta y de tener una actitud disuasiva creíble.

    El Poder Ejecutivo prepara una serie de medidas para desarrollar una política nacional antiterrorista. ¿Qué está trabajando el Ministerio de Defensa al respecto?

    —Estamos armando un proyecto para determinar la competencia contraterrorista del Ministerio de Defensa y un protocolo de actuación ante un caso.

    Las Fuerzas Armadas recibieron muchos elogios por su participación en las tareas vinculadas a la respuesta a las inundaciones y por recoger la basura en la capital.

    —El Ministerio está al servicio de la actividad del país. Hace una semana teníamos a nuestra gente con una tarea subsidiaria y por solicitud del Sistema Nacional de Emergencia, desplegándose y trabajando en Montevideo para superar una situación de emergencia por la basura. Y en ese mismo momento, en el litoral del país, una gran cantidad de efectivos del Ejército, la Armada Nacional y la Fuerza Aérea llevaron sobre sus hombros la tarea fundamental desplegada por los distintos comités de emergencia departamental en la zona de las inundaciones. Eso es lo que debe hacer el Ministerio de Defensa Nacional.

    —¿Cree que en el Frente Amplio existe reticencia a la hora de elogiar ese desempeño?

    —En algunos sectores. Es un tema cultural, que va a llevar mucho tiempo superar. Es necesario que las personas, en su periplo vital, vayan cambiando. Es verdad que hay una etapa negra que vivió nuestro país y que implicó la participación de ciertos sectores de las Fuerzas Armadas en ese período. Y también me parece que la izquierda no se ha dado una discusión profunda y actúa, en ciertos sectores, con criterios que han sido inamovibles a lo largo de los años. No entró en una discusión real de lo que es esta parte del Estado. Pero la izquierda no se ha dado una discusión profunda sobre la real tarea de las Fuerzas Armadas.

    ¿Cree que hay prejuicios?

    —Sí, creo que hay prejuicios en función de lo que ha sido la historia. Y en lo que ha sido también la utilización por parte de un sector de la derecha de esta parte del Estado. Pero la izquierda no ha tenido una discusión profunda, revulsiva, en cuanto a la labor y a la importancia estratégica de las Fuerzas Armadas como parte del Estado. No por trabajar acá, pero tengo un concepto muy claro de las Fuerzas Armadas en función del desarrollo democrático del país. Para mí, la defensa es una función indelegable del Estado y quienes estamos en el Estado debemos asumirla como tal. Siempre en el marco de la Constitución y las leyes.

    —En las últimas discusiones presupuestales, con el Frente Amplio en el gobierno, algunos sectores del oficialismo han planteado la necesidad de reducir el presupuesto que reciben las Fuerzas Armadas. ¿Considera que lo toman como un botín de caza?

    —Exactamente. Pero me parece erróneo discutir el valor de un área del Estado en función de dinero, no es hacerlo por donde debe realizarse. Creo que la discusión debe darse en otro ámbito y con otras características: decidir si las políticas públicas de defensa son importantes para el Estado, y después definir cuánto debemos gastar para llevarlas adelante.

    Parece algo particular de la izquierda uruguaya en lo regional.

    —Es algo hasta atávico.

    En Uruguay los militares apoyan en tareas como la limpieza o dan ayuda durante las evacuaciones. En otros países también participan en temas de seguridad. ¿Ese sigue siendo un tema tabú en Uruguay?

    —Acá tenemos muy claro que la seguridad va por una línea y la defensa por otra.

    ¿Entonces no hay chance de que eso cambie?

    —En algunas áreas como la seguridad perimetral de las cárceles, estamos ayudando. El soldado se prepara para trabajar de determinada manera, que no es la misma en la que se prepara un guardia civil. Nosotros tenemos muchísimas tareas a realizar, que a veces la gente no ve. Las tareas que hace el Ejército nacional a lo largo y ancho del país son permanentes y significan apoyos a una cantidad de Ministerios que en horas hombre y cantidad de funcionarios, si el Estado las tuviera que asumir como tal, sería un problema para muchos Ministerios e Intendencias. El Ministerio de Defensa no puede hacer todo, hace muchas cosas. Está a veces donde ciertas áreas del Estado no llegan, haciendo tareas que debe hacer el Estado.

    —¿Como cuáles?

    —Las guardias carcelarias, atender una escuela, desde pintura hasta solucionar temas de agua potable. Nosotros allí estamos, desarrollando tareas que van en beneficio de la población. La Fuerza Aérea, por ejemplo, hoy está trabajando en el tema de traslado de órganos y de pacientes.

    —¿Las Fuerzas Armadas tienen la cantidad de efectivos suficiente para cumplir con las tareas que tienen asignadas?

    —Si las tareas subsidiarias siguen aumentando, nosotros no vamos a tener los funcionarios adecuados para poder cumplirlas. Podremos hacer esa evaluación una vez que hayamos terminado de aprobar la política militar de la defensa y las modificaciones de las leyes orgánicas. Nosotros tenemos un despliegue territorial en el país que viene de principios del siglo XX. Creemos que eso hay que cambiarlo. El país también ha cambiado. El desarrollo del país ha determinado ciertas zonas, ciertas áreas en las cuales es importante la presencia en forma mucho más activa que antes. Es muy importante, también, en función de las amenazas regionales y mundiales existentes, fortalecer nuestras fronteras. En este país se había desprotegido la frontera cuando la dictadura y su proceso de influencia pensó que el enemigo para el Uruguay era el enemigo interno. Y se hizo una acumulación de funcionarios y de unidades en la zona metropolitana, Montevideo y Canelones. Hoy pensamos que eso debe revertirse. Las fronteras requieren más presencia, y no solo a causa de los grupos criminales organizados, sino también por la salud humana, animal y vegetal. Ya estamos trabajando con el Ministerio de Ganadería porque es un tema importante para el país y tiene que ver con la política de defensa nacional. Por otra parte, el desarrollo está implicando otras cosas. Antes trabajábamos en tres espacios: el terrestre, el marítimo y el aéreo; hoy también trabajamos en el cibernético; el mundo ahí no tiene frontera.

    —¿Hoy la cantidad de efectivos es demasiado ajustada?

    —Estamos con las capacidades humanas al límite. Más aun teniendo en cuenta que estamos desplegados y que en el exterior tenemos alrededor de 1.400 efectivos trabajando en misiones de paz de Naciones Unidas.