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    martes 14 de enero de 2025

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    En la variedad está el gusto

    Estrenos a las puertas del Oscar

    Este año habrá nueve candidatas al Oscar. No cinco ni diez como antes. Solo nueve, y entre ellas un filme francés que también compite como Mejor filme extranjero. Casi todas las candidatas están en cartel, por lo que cada uno podrá formarse su propio juicio. Esta página ya emitió oportunamente su opinión sobre Argo, de Ben Affleck (que tiene siete nominaciones), Life of Pi: una aventura extraordinaria, de Ang Lee (con once) y Django sin  cadenas, de Quentin Tarantino (con cinco). En la página 37 se comenta Los miserables, de Tom Hooper (ocho candidaturas) y este viernes 8 se estrena la esperada Lincoln, de Steven Spielberg (nada menos que con doce). Entre todos los estrenos del pasado mes de enero (múltiples y muy variados) hay muchas nominaciones, y es bueno pasar revista a todos ellos para seleccionar calidades, con Oscar o sin él.

     Lo imposible (The Impossible) registra el trágico tsunami de 2004 en Tailandia desde el punto de vista de un matrimonio británico (Ewan McGregor, Naomi Watts) que está veraneando en una playa turística y ve cómo sus vacaciones se transforman en desastre. El español Juan Antonio Bayona realiza su filme como si se tratara de una producción de Hollywood con todos los elementos de espectacularidad, angustia y emoción, logrando un drama basado en hechos reales (un matrimonio español con tres hijos) donde la búsqueda de sobrevivientes en medio de la destrucción se transforma por momentos en un logrado documento sobre la solidaridad y la esperanza. Los chicos (en especial el hijo adolescente interpretado por Tom Holland) están muy bien, pero quien se llevó una nominación al Oscar fue Naomi Watts como la madre abnegada.

    Jessica Chastain (“La noche más oscura”)

     Jack Reacher: Bajo la mira (Jack Reacher) marca el regreso de Tom Cruise en un policial de acción donde, como siempre, se pone la película al hombro para lograr un nivel entretenido pese a su polémica propuesta. Entre la corrupción policial, los asesinos despiadados, un falso culpable, una abogada que trata de armar las piezas del rompecabezas (Rosamund Pike) y un hombre providencial que oficia de “vengador anónimo” (Cruise), la trama corre velozmente entre lugares comunes, villanos repulsivos (Werner Herzog, nada menos) y políticos de conducta sospechosa (Richard Jenkins, siempre excelente). Persecuciones, balaceras, palizas y todos los artificios del género están conducidos con habilidad por Christopher McQuarrie, bajo la atenta mirada del propio Cruise, productor que sabe lo que hace. No aspira a ningún Oscar, pero eso también lo sabe.

     Cloud Atlas: La red invisible (Cloud Atlas) debe de ser la película más compleja y no en vano viene de la mano de los hermanos Wachowski (“Matrix”), que antes eran Andy y Larry y que ahora son Andy y Lana. Acompañados por el alemán Tom Tykwer (“Corre Lola, corre”) inventan seis historias entrelazadas en el tiempo (desde el esclavista siglo XIX hasta un futuro apocalíptico) donde el factor común es la amenaza a la libertad del hombre (o la falta de ella) y el afán de conquistarla (o recuperarla). Destellos visuales, múltiple anécdota que se extiende hasta casi tres horas, enorme elenco en varios papeles (Tom Hanks, Halle Berry, Jim Broadbent, Jim Sturgess, Hugh Grant, Hugo Weaving, Susan Sarandon, Ben Whishaw) y poco tiempo para distraerse y menos para aburrirse, porque hay de todo. Ambiciosa, frenética y compleja, la película deslumbra o desconcierta. Nadie queda empero indiferente, salvo los miembros de la Academia que la ignoraron.

     Mentiras mortales (Arbitrage) muestra la contradicción entre la normal vida pública de un millonario hombre de negocios (Richard Gere) y la contracara privada de sus actividades, con una amante secreta e inversiones fraudulentas que podrían meterlo en problemas. Y los problemas vienen cuando un accidente inesperado lo obliga a disimular su responsabilidad y a temer a un sabueso implacable (Tim Roth) que no le pierde pisada. Thriller dirigido por Nicholas Jarecki con reparto atractivo (Susan Sarandon es la esposa de Gere) y correcta factura.

     Mátalos suavemente (Killing Them Softly) tiene a Brad Pitt a la cabeza de un poderoso elenco masculino (James Gandolfini, Ray Liotta, Richard Jenkins) y transforma la novela original de serie negra de George V. Higgins (“Cogan’s Trade”, 1974) en una trama moderna donde los discursos electorales de Barack Obama se contraponen al submundo gangsteril de sus protagonistas, con una mirada cínica y desencantada sobre la sociedad norteamericana, su violencia intrínseca y su apetencia por el dinero por sobre todas las cosas.  El director Andrew Dominik había hecho “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” (2007) con el mismo Brad Pitt, y reitera su estilo distanciado, con un sentido metafórico algo insistido. De cualquier manera, es un cine valioso, que escapa a los parámetros del thriller habitual de sangre y violencia para ir a la búsqueda de otros alcances y otras intenciones.

     Moonrise Kingdom, un reino bajo la luna (Moonrise Kingdom) está nominada como Mejor libreto original, y vaya si los trabajos de Wes Anderson lo son (“Los excéntricos Tenenbaum”, “Viaje a Darjeeling”). Acá toma a dos chicos preadolescentes que se escapan y se enamoran, mientras los mayores arman un revuelo para buscarlos y el filme aprovecha para satirizar los prejuicios de los adultos y la escasa comprensión de un mundo puro e inocente que ellos han dejado muy atrás. Una vez más, el elenco es enorme (Bill Murray, Bruce Willis, Frances McDormand, Edward Norton, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Jason Schwartzman) y sirve para que el director utilice a sus múltiples personajes en favor de la propuesta de que aún no está todo perdido en este mundo caótico y conflictuado.

     Tesis sobre un homicidio viene de Argentina y tiene a Ricardo Darín al frente del reparto, lo que garantiza la seriedad de la empresa. Acá es un abogado criminalista dedicado a la docencia y a escribir libros sobre el tema, obsesionado con un alumno (Alberto Ammann) a quien quiere imputarle a toda costa la muerte de una mujer que él piensa forma parte del trabajo de un asesino serial. Oscura y de clima inquietante, la trama se dispara hacia varios lados, mientras el abogado cae en el círculo vicioso de una tesis en la cual solo él cree. Interesante por momentos, tiene el defecto (para algunos grave) de dejar cabos sueltos y un final abierto, pero ello es parte del elaborado trabajo del director Hernán Golfrid sobre novela de Diego Paszkowski. Darín, como siempre, cumple una labor impecable, aunque el filme no está a la altura de “El secreto de sus ojos”.

     El vuelo (Flight) marca el regreso de Robert Zemeckis a los filmes “normales”, luego de sus experiencias en la animación (“El expreso polar”, “Beowulf: la leyenda”, “Los fantasmas de Scrooge”). Este es un drama en serio, con Denzel Washington como piloto comercial que esconde su drogadicción y su alcoholismo pero aún así es capaz de maniobrar una nave en plena tormenta para evitar un terrible accidente. Eso es solo el comienzo, porque la compañía de seguros y la propia empresa aeronáutica deben investigar las causas del accidente y podrían descubrir que las adicciones del veterano piloto no lo hacen precisamente un héroe tras su hazaña. Washington está nominado al Oscar (ya tiene dos en su haber, por “Tiempos de gloria” en 1989 y por “Día de entrenamiento” en 2001) así como el libreto de John Gatins, ambos muy merecidamente.

     La noche más oscura (Zero Dark Thirty) reconstruye la caza y el exterminio de Osama Bin Laden por parte de la CIA, un largo trabajo de casi diez años que tuvo como tenaz perseguidora a una mujer (Jessica Chastain), quien no cejó en su empeño incluso cuando el servicio de inteligencia había perdido toda esperanza. La directora Kathryn Bigelow (ganadora del Oscar por “Vivir al límite”, 2008) no tiene empacho en mostrar la tortura como método asumido de obtener información (la muestra tal como es, en todo su horror, sin opinar sobre ella) y el trabajo paciente, incesante, implacable de gente que parece no tener vida privada fuera de su misión. Dura y testimonial, la película es todo un documento de su tiempo, y no en balde tiene cinco nominaciones al Oscar (película, actriz principal, libreto original, montaje y sonido) aunque Bigelow no figura en las candidaturas de Mejor director, y es una verdadera injusticia.

     El lado luminoso de la vida (Silver Linings Playbook) muestra lo que le ocurre a un joven de conducta bipolar (Bradley Cooper) cuando sale de su obligada reclusión luego de haber agredido a golpes al amante de su esposa. Los padres (Robert De Niro, Jacki Weaver) tratan de que vuelva a la vida normal, pero él está obsesionado por recuperar a su mujer y se niega a tomar medicamentos, tironeado por su psicoanalista, por esos padres demandantes y por una chica que se introduce en su vida (Jennifer Wallace) y que ha pasado por una experiencia similar. Ambos personajes se atraen y se repelen,  pero este no es un drama sobre seres con perturbaciones mentales sino una comedia bastante amable sobre “el amor todo lo puede”. Simpática pero no extremadamente exigente, tiene nada menos que ocho nominaciones (película, actor y actriz principal, actor y actriz de reparto, director, libreto adaptado y montaje). David O. Russell había hecho antes “Tres reyes” y “El ganador” (que ganó un  par de Oscars para sus actores de reparto), pero tanta nominación para esta comedia liviana parece algo excesivo, máxime cuando Ben Affleck (“Argo”) fue olvidado como director.

     El próximo 24 de febrero se entregarán los Oscar, y por ahora falta conocer dos de las nominadas a Mejor película: La niña del sur salvaje (Beasts of the Southern Wild, de Benh Zeitlin) que tiene cuatro candidaturas y se estrena el viernes 15, y la esperada Amour de Michael Haneke, que compite en cinco categorías, aunque dos de ellas sean como Mejor película, algo realmente absurdo. Los Globos de Oro, que siempre han sido antecedentes firmes del Oscar, premiaron Argo como película y director, pero es difícil que un filme gane el Oscar sin que su director esté nominado. La última vez (en tres únicas oportunidades) fue en 1989, cuando Conduciendo a Miss Daisy ganó sin que su director Bruce Beresford estuviera nominado: el premio a Mejor director fue para Oliver Stone por Nacido el 4 de julio. Ahora todos piensan en Spielberg y en Lincoln, pero a medida que pasa el tiempo sus posibilidades disminuyen: Argo también ganó el Screen Actors Guild como Mejor elenco y Affleck el premio del Directors Guild. Spielberg no ha ganado nada aún y Lincoln solamente ha distinguido a su protagonista Daniel Day-Lewis, que parece imbatible.