Los resultados de un examen de Biología Celular y Molecular provocaron sorpresa y preocupación en parte de la comunidad educativa de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. Solo 30 alumnos, de casi 1.600, aprobaron esa prueba escrita, correspondiente al primer año de la carrera de Doctor en Medicina, que tuvo lugar el pasado 17 de diciembre, como informó Montevideo Portal en enero.
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Fuentes consultadas por Búsqueda aseguraron que en los primeros años de carrera existen “dos o tres” exámenes considerados “filtro” por estudiantes y egresados debido a su elevado nivel de dificultad, aunque hasta ahora ninguno había tenido tan bajos índices de aprobación (1,9%).
Estudiantes reclamaron a las autoridades por este episodio y señalaron otros “inconvenientes”, como el de las prácticas de Semiología Clínica —materia que estudia diversas manifestaciones patológicas— con “actores contratados” y no con pacientes “reales”.
Fuentes del Consejo de la Facultad, que tiene a estudio el caso del examen, relativizaron los resultados de la prueba, descartaron que opere como “filtro” y llamaron a “no ideologizar” el tema. Argumentaron que la promoción global de la generación 2018 alcanzó el 29%, un promedio “similar” al de años anteriores. Explicaron que entre quienes promovieron el curso y quienes salvaron el examen “dan más o menos los mismos números” que todos los años.
Consultado por Búsqueda, el decano de ese servicio universitario, Miguel Martínez, se excusó de hacer declaraciones sobre el tema.
Récord Guinness
El alto número de reprobados en el examen de Biología Celular y Molecular —materia del segundo semestre del primer año de Medicina, no eliminatoria— tuvo repercusiones dentro y fuera de la facultad.
Un grupo de alumnos presentó una queja formal al Consejo de la Facultad por su nivel de dificultad y por la formulación del cuestionario. “Fue un examen especialmente complejo; incluyó preguntas (59 en total) demasiado ambiguas y confusas, y también contenidos no abordados durante el curso. Es como una prueba de ingreso ante la superpoblación de estudiantes”, dijo a Búsqueda una alumna que rindió el examen.
Por su parte, el presidente del Colegio Médico del Uruguay, Blauco Rodríguez, sostuvo que la facultad debería darle otra oportunidad a quienes reprobaron la prueba.
“Es claro que el examen de Biología Celular y Molecular de 1º de Facultad de Medicina generación 2018 se tiene que dar de nuevo para el 98% de los alumnos que no aprobaron”, escribió el médico el pasado 8 de enero en su cuenta de Twitter. Agregó que “un examen que solo aprueba el 1,9% (30) de 1.565 alumnos da para pensar…”.
Rodríguez continuó: “Todos los que pasamos por Facultad de Medicina vivimos exámenes duros, pero no recuerdo ninguno en la historia, y diría de ninguna facultad, que solo apruebe el 1,9%”, cuando un 30% ya había exonerado el año. Y luego, remató: “Habría que llamar a Récord Guinness para confirmar, pero si no entra, pega en el palo…”.
Su colega Rodrigo Perna, docente grado 3 y dirigente de la agrupación Médicos por el Cambio, del Sindicato Médico del Uruguay, dijo a Búsqueda que “un examen que aprueba menos de un 20% está mal formulado”. “O hay unos pocos superdotados o acá hubo problemas con las preguntas… ”, afirmó.
Perna añadió que en la Facultad de Medicina “siempre” hubo exámenes que ”operan como filtro” al principio de la carrera, aunque no por una intencionalidad política o ideológica, sino por la cantidad de alumnos. “Históricamente hay suertes de filtro y centenares de estudiantes suelen quedarse por el camino. Pero esto fue grosero”.
La agrupación Médicos Independientes expresó en un comunicado que el caso es “uno más de muchos episodios que revelan un problema estructural”. Y también rechazó las “expresiones irresponsables de actores de jerarquía (y con responsabilidad) en instituciones médicas”, porque “alientan soluciones superficiales a problemás profundos en la formación médica”.
Otros reclamos fueron planteados por estudiantes vía correo electrónico a la coordinación, a través del foro de la plataforma digital interna EVA o de forma oral, dijeron alumnos consultados.
En respuesta a estos planteos, la facultad elevó una “evaluación” del tema al Consejo. “Primero se analizó si las preguntas, desde el punto de vista didáctico, tuvieron mayor o menor nivel de dificultad que en otros años. Y allí se concluyó que el cuestionario de este examen no presentó mayores dificultades”, afirmó una fuente del Consejo.
Las conclusiones surgen de un informe elaborado por la Unidad de Evaluación del Departamento de Educación Médica de la facultad sobre los indicadores de aprobación de la cuestionada prueba de Biología Celular y Molecular.
De ese estudio interno se desprende que “el número de aprobaciones en el examen del primer período es muy bajo comparado con los desempeños obtenidos en otros años”.
No obstante, los autores de ese informe concluyeron que el examen tuvo “validez técnica”, porque los valores registrados se ubicaron “dentro de los habituales” en este tipo de pruebas y “no se detectaron preguntas que pudieran modificar el resultado global”.
También pidieron a los responsables de cada una de las disciplinas que participan en el curso que analizaran las preguntas formuladas para comprobar si hubo dificultades adicionales no contempladas en el informe.
“Pero no se encontraron preguntas de formulación especialmente complejas o con contenidos no abordados en el curso”, concluyó la investigación.
Pacientes de reparto
Sobre la contratación de actores para las prácticas de Semiología Clínica, una fuente del Consejo de la Facultad dijo que “ese problema amerita otra discusión”. Porque “es complicado tratar directamente con un paciente enfermo que está internado y que acepte que le realicen diez exámenes durante varios días… Tiene todo el derecho a negarse. En general, eso hoy se evita en todo el mundo, por una razón hasta humanitaria”.
“Hay cosas que en la medicina no se pueden actuar”, replicó Perna, docente de Cirugía. “Un actor puede simular algún síntoma o contar una historia clínica, pero no un tumor. No vas a palparle un tumor de mamas, un hígado grande o un baso”.
Por ejemplo, dijo, “hay actores que se pintan de amarillo, para simular la coloración en la piel pero la ictericia también se ve en las mucosas, y eso no se puede pintar. Tampoco la anemia se puede tratar con actores”.
En consecuencia, “la forma de evaluar ese examen es más complicada”. “Antes tratábamos a pacientes. El hecho de hacerlo con actores, por profesionales que sean, lleva a una forma de estudio menos objetiva”, opinó.