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Las dos empresas más importantes de exportación de ganado lechero en pie tienen contratos incumplidos por parte de los compradores en el exterior desde fines del año pasado y no ven posibilidad de reactivación del mercado Chino hasta por lo menos el último tercio del año, en los meses de setiembre u octubre, y con “fuerte ajuste de precios a la baja”.
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En momentos en que la lechería pasa por una situación crítica, producto de los altos costos, la caída en los valores y los problemas climáticos, la exportación de vaquillonas sería una válvula de salida y un generador de ingresos clave para el sector, por esto es que los exportadores lamentan hoy la ausencia total de negocios con China.
No solo no ven viable la concreción de nuevas operaciones, sino que tanto la firma Di Santi & Romualdo Ltda. como Rubadel SA sufrieron el aplazamiento de contratos firmados sobre fines de 2014 por razones diferentes, pero que les generan problemas logísiticos y de sobrecostos financieros que los perjudican.
En el caso de Rubadel SA, su director, Ruben Urchitano, dijo a Campo que el contrato “se cayó” en noviembre por problemas financieros del importador, que no logró abrir la carta de crédito correspondiente. Cuando Urchitano recibió el primer aviso, ya llevaban compradas unas 1.600 terneras para cumplir con esa operación, “a precios bastante significativos”, por lo que desde esa fecha acumula “pérdidas importantes”. El importador, ya cliente de Rubadel en otras oportunidades, solicitó una prórroga que va a terminar extendiéndose a un año.
Di Santi & Romualdo, por su parte, también tiene detenido un contrato, pero por razones diferentes. Federico Di Santi, director de la firma, explicó a Campo que el importador alega demoras en la construcción y habilitaciones de un nuevo tambo destino de las 4.000 vaquillonas estipuladas en el negocio. El embarque debió realizarse el pasado 15 de abril y hasta ahora no tienen una nueva fecha para concretarlo. Di Santi estará viajando a China en los próximos días.
La empresa ya había comprado el 90 % de los animales y cuando se les solicitó la prórroga estaban “en la recta final”. De las 3.600 vaquillonas compradas, fueron vendidas unas 400 que se “pasaban de edad”, y las 3.200 restantes están distribuidas en campos de Tacuarembó, Florida y San José, con sus consecuentes costos de alimentación, sanidad y personal. “Es una fortuna”, dijo Di Santi, pero aclaró que el importador admitió la pérdida y que una vez que se concrete el embarque “los números se pondrán en orden”.
Australia y otros factores
Urchitano sostuvo que no hay nuevas operaciones de exportación en pie y no las va a haber hasta por lo menos setiembre u octubre. “A los productores no se les puede ilusionar con eso”, dijo, y explicó que uno de los factores que determinan esta paralización es el alto stock de ganado lechero en Australia, que debió “salir a vender” y “reventó el mercado”.
Sostuvo que con los precios a los que vende Australia en China, Uruguay no tiene posibilidades de competir, a lo que además se suma un flete “mucho más corto y barato”.
Como otros elementos que también inciden señaló el problema financiero por el que están atravesando muchas empresas chinas y el hecho de que “el gobierno de ese país está obligando a las empresas lácteas a comprarles la leche a los productores chicos, dándoles un subsidio para que adquieran un producto de mala calidad”, lo cual desestimula al sector.
Por su parte, Federico Di Santi, quien estimó que en los meses de julio y agosto posiblemente pueda empezar a conversarse de nuevos negocios con China para concretarlos en primavera y verano, coincidió en que la competencia con Australia en este momento es inviable. Dijo al respecto que ese país está vendiendo “mucho más barato” y que Uruguay siempre marca un precio diferencial a la baja, por lo que “a los precios de hoy es imposible vender”. Dijo que “el ganado australiano vale más que el nuestro porque generalmente son animales más grandes, tienen un flete más corto y por tanto llegan en mucho mejor estado y porque tienen más cantidad”. Aclaró además que Australia y China tienen una relación comercial “más antigua y más fluida” que la que tiene Uruguay, lo que explica que aun vendiendo al mismo precio, “los chinos siempre van a comprar el ganado de Australia”.
Dijo que probablemente para el segundo semestre del año, cuando Australia esté “mas vendido”, comience a faltar ganado y suban los precios, lo cual hará “calzar” los precios con los de Uruguay y puedan concretarse operaciones.
Según Ruben Urchitano, para poder cerrar negocios hoy con China se debería hablar localmente de un valor de U$S 400 por un ternera en cuarentena, precio con el cual este operador inició sus exportaciones en 2009. Consideró que no hay ninguna posibilidad, por ahora, de llegar a ese precio localmente, aunque también agregó que no puede asegurar que no vaya a suceder en función de cómo van evolucionando los hechos donde las condiciones del productor continúan deteriorándose.
“Hoy, si vas a China y ofreces un ganado regalado, lo vendes, pero eso yo ni me lo planteo”, aseguro Di Santi.
Para este operador, en la actualidad para “conversar” algún negocio habría que pensar en un valor al productor de entre U$S 500 y U$S 650 por ternera, y esto es aproximadamente un 60 % más bajo de lo que valían el año pasado, cuando el promedio de las compras para la exportación se ubicó entre U$S 800 y U$S 900 por animal.
“Podría haber negocios, lo que no hay es un precio”, dijo Urchitano, que ubicó el precio actual de las terneras de 180 a 200 kilos en un eje de U$S 550 a U$S 600. Y este valor está lejos de los U$S 400 que estima daría para pagar para poder competir con Australia. Sin embargo, señaló que sus colaboradores desde las distintas sucursales le alertan sobre la necesidad de vender de los productores.
Para Di Santi, un precio de U$S 400 por ternera no es viable, ya que antes de que llegue a ese nivel hay un mercado interno para absorberla. “Está el grupo Bulgheroni pagando la misma ternera y comprando cantidades grandes en el eje de los U$S 600, y en segundo lugar, como negocio de inversión, si se hace la cuenta de lo que vale una vaquillona preñada próxima y comprando la ternera de 200 kg a U$S 400, los invernadores dejan de invernar y empiezan a producir ganado Holando porque le ganan U$S 1.000 a una ternera”.