N° 2010 - 28 de Febrero al 06 de Marzo de 2019
, regenerado3N° 2010 - 28 de Febrero al 06 de Marzo de 2019
, regenerado3Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáUruguay se prepara para un año intenso de campaña electoral y vale la pena repasar algunos discursos y estrategias recientes que se desarrollaron en la región, para evitar repetir errores y lamentarse después.
Los discursos de moral conservadora vienen tomando fuerza en América Latina, de la mano de grupos religiosos principalmente evangélicos o neopentecostales y algunos sectores católicos, vinculados en su mayoría a fuerzas políticas de derecha, aunque muchas veces también a grupos de izquierda. Como ellos mismos declaran: “Les vamos a meter gente en el Parlamento con cualquier partido”, expresó el pastor argentino Hugo Márquez (hermano de Jorge Márquez, pastor de Misión Vida en Uruguay). O, como expresó el presidente del Partido Renovación Costarricense, Gonzalo Ramírez, “no importa qué partido político sea, hay que vacunar el sistema con políticos evangélicos” (citados por Diana Cariboni en Revista Noticias, 2019).
El interés político de estos grupos se centra en impedir la aplicación de todo lo relacionado con la “agenda de derechos”: desde el derecho al aborto hasta el derecho al divorcio, pasando por el matrimonio entre personas del mismo sexo, el reconocimiento de derechos de las personas trans o el acceso a métodos anticonceptivos y a tecnologías de reproducción asistida. Es por eso que “antiderechos” es una manera bastante correcta de llamarlos.
Para sus campañas, se basan sin prurito en información falsa: en Uruguay han llegado a decir que la guía de educación sexual promueve la pedofilia, o que el “lobby gay” promueve el sexo con animales. Como afirma la antropóloga brasilera Isabela Oliveira Kalil a partir de su estudio sobre votantes de Bolsonaro, las decisiones de votación de muchas de las personas entrevistadas se basaron en el miedo, y el miedo “es el terreno sobre el que proliferan las noticias falsas”. En Brasil hay ejemplos insólitos en ese sentido: 83,7% de quienes votaron a Bolsonaro creen que cuando Fernando Haddad era ministro de Educación (entre 2005 y 2012) distribuyó un “kit gay” en instituciones de educación preescolar y primaria “para convertir a todos los niños en homosexuales o transexuales y fomentar la práctica sexual temprana y la pedofilia”; la viralización de la noticia incluía fotos de mamaderas con “forma de pene” distribuidas en un jardín preescolar (Oliveira Kalil, 2019).
Recordemos además que la campaña de Bolsonaro (así como la de Donald Trump o el Brexit) “fue hecha casi totalmente por vía cibernética, teniendo como principal apoyo el WhatsApp” (Sonia Corrêa, 2019). Al no existir un medio periodístico o una institución seria respaldando las noticias, las mentiras se propagan sin filtro y las personas simplemente las creen porque “lo vieron en una foto que les llegó al celular”, y porque se trata de temas que muchas veces ponen en juego sus miedos más irracionales —como la transfobia o la homofobia—. Por eso se vuelve urgente detenernos siempre a pensar qué se nos está diciendo antes de repetirlo.
Estos grupos religiosos conservadores, en su asociación con la extrema derecha, han transformado años de estudios teóricos serios (las teorías de género) en una especie de monstruo sin cabeza al que le llaman “ideología de género”, y que les ha servido como “pegamento simbólico” (Sonia Corrêa, 2019) para aglutinar distintas formas de “corrupción moral” (homosexualidad, aborto, anticoncepción). Pero no solo amalgamó a los actores contrarios a la agenda de derechos sexuales, sino que también sirvió para aglutinar votantes con otro tipo de miedos: el miedo al “comunismo”. Como dos caras de la misma moneda, comunismo e “ideología de género” son presentados como parte de la misma estrategia amenazadora (Oliveira Kalil, 2019). Por ejemplo, en Colombia, durante el referéndum sobre el Acuerdo de Paz, las fuerzas contrarias al acuerdo aseguraban que votar por el SÍ equivalía a votar a favor de que el aborto se implantara en el país.
Del 28 de enero al 1 de febrero de este año, se reunieron en San Pablo investigadores/as, activistas y comunicadores/as de 11 países latinoamericanos, nucleados por el Observatorio de Sexualidad y Poli´tica (Sexuality Policy Watch) para poner en común el resultado de meses de investigación sobre el avance de las políticas antigénero en América Latina. Estas investigaciones se darán a conocer a partir de mayo y constituirán sin duda un gran insumo que permitirá seguir identificando las estrategias de avance del neoconservadurismo en la región. Solo el acceso constante a información seria y verificada podrá ayudar a evitar que el proceso electoral en Uruguay se transforme inesperadamente en un cuento de terror sin final feliz.