Soy un simple ciudadano, no tengo títulos, ni cargo público de ninguna índole. Vivo y mantengo a mi familia de mi trabajo, lucho por un futuro mejor, por la salud y educación de mis hijos, pago mis impuestos, soy uno más como tantos compatriotas.
Soy un simple ciudadano, no tengo títulos, ni cargo público de ninguna índole. Vivo y mantengo a mi familia de mi trabajo, lucho por un futuro mejor, por la salud y educación de mis hijos, pago mis impuestos, soy uno más como tantos compatriotas.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáPerdón, como tantos compatriotas no; debo excluir a un señor ministro por algunas razones que paso a detallar. La única que no menciono será la católica, porque pienso que hay personas muy capacitadas en nuestro país para poner bien los puntos sobre las íes en ese tema tan sensible. Como decía, mi lista de razones debe estar muy lejos de ser completa.
1) Dice: “Es muy difícil que un país se edifique bajo la consigna de ni olvido ni perdón, por lo menos en occidente”. Justamente es ahí en donde todos debemos hacer el máximo esfuerzo por lograr el objetivo, máxime cuando sabemos que otros sí lo han podido hacer. Creo que crecer culturalmente es eso, esforzarnos en lograr y conseguir lo que otras culturas han logrado.
2) Dice: “A mí me piden que pida perdón, pero me avisan que no me van a perdonar”. Creo que con las leyes aprobadas y la ratificación de dos plebiscitos con 20 años de diferencia entre ellos, ambas partes ya fueron perdonadas. Además, lo que realmente importa es el verdadero arrepentimiento que debemos tener cuando pedimos perdón. Después, si se nos perdona o no, deja de ser un tema nuestro.
3) Entremos a lo medular: las expresiones. Dice un viejo refrán: “si lo que vas a decir no es más importante que el silencio, no lo digas”. Por favor, ¡basta! Seguramente de los logros más importantes que va a exhibir este gobierno al finalizar, será el de haber conseguido decir la más alta cantidad de improperios, la falta de educación y predicar con malos ejemplos. La educación necesita de buenos ejemplos. Los malos abundan a través de los medios de comunicación, no hacen falta más. Cuando a un ciudadano se le honra con una alta investidura, como es este caso, ellos juran respetar por su honor la Constitución. ¿De qué juramento y honor estamos hablando cuando no le tienen respeto al pueblo que los está escuchando, utilizando palabras totalmente impropias para el cargo que con honor deben honrar? Además no se tiene en cuenta (¿o sí?) que eso está siendo filmado y luego transmitido a través de noticieros, y que hay niños que estarán viendo y escuchando un sinfín de malas palabras que terminarán asimilando, porque hablar así para ellos estará bien. Tanto que se habla de cómo está nuestra educación hoy en día, ¿es esta la política que tiene el gobierno para la educación, que el señor ministro se encarga de ir transmitiendo? ¿Es esta la educación que él, como parte del equipo de gobierno, desea para sus compatriotas más pequeños?
4) El Sr. ministro cree que tiene la verdad comprada para determinar cuántas sillas serían necesarias. Creo que se equivoca, y mucho. Le faltan unas cuantas: la de los sindicatos, de los estudiantes, de incitadores “anónimos” y las de todos aquellos que les hicieron creer a muchos uruguayos que la única lucha posible era a través de las armas, y no de las urnas. Claro, faltaban ideas. Tanta veneración al Che, pero lo que este dijo cuando visitó Montevideo cayó en saco roto. Tanto que parecen saber de historia, en vez de las armas, ¿por qué no tomaron como ejemplo a Gandhi, que solo con sus ideales derrotó nada más ni nada menos que al poderoso imperio británico? Claro, eso en occidente no es posible, ¿no Ministro? Estoy convencido de que, con dos sillas, una para los tupamaros y otra para los militares (que vinieron a causa de los primeros), es suficiente para cerrar definitivamente las heridas del pasado y empecemos a construir de una vez por todas el futuro para nuestros hijos y nietos. Claro, tal vez faltan ideas.
5) No me siento cómodo con lo que estoy escribiendo, solo quiero aportar mi grano de arena para que juntos recapacitemos y cambiemos de rumbo, empezando por el gobierno, la oposición política y empresarios que estaban en dicho almuerzo. Porque no puedo entender cómo gente de “la alta sociedad” pueda terminar aplaudiendo la falta de educación. Creo que acá había dos caminos: no aplaudir y que el silencio expresara el repudio a todo lo que se había escuchado, o haber abandonado el recinto y retirarse en el más absoluto silencio. Si políticos, empresarios y público en general aplauden la mala educación, ¿a dónde vamos a ir a parar? Tanto quien habló como quienes aplaudieron, decepcionaron, y lamentablemente predomina la incultura casi general.
6) Dice: “Contar la historia del país equivocadamente es una estafa a la población”. Creo que con lo que aconsejó el Che, la historia quedó clarísima (él dijo: en el Uruguay no era necesario el uso de las armas). Pero ustedes desoyeron a su propio camarada, usaron las armas, secuestraron, asesinaron, robaron fortunas (y a propósito ¿la bandera de los 33?). A consecuencia de ese caos que vivía el país, se les pidió ayuda a los militares para poder instaurar el orden y los derechos individuales, que ustedes quebraron. Hoy están en el poder elegidos democráticamente. ¡Qué magnánimo es nuestro país! En el fondo usted tiene razón. ¿Para qué va a pedir perdón? No creo que lo merezca. Esta es la historia que yo viví, no me la contaron.
Juan Carlos Rijo Delgado
CI 1.408.716.7