Los festejos por los 180 años del Partido Nacional cayeron en el momento justo. Nada mejor que un poco de liturgia nacionalista, con fervorosas muestras de unidad partidaria, para exorcizar fantasmas y apagar chispazos internos.
Los festejos por los 180 años del Partido Nacional cayeron en el momento justo. Nada mejor que un poco de liturgia nacionalista, con fervorosas muestras de unidad partidaria, para exorcizar fantasmas y apagar chispazos internos.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa participación en las reuniones por la seguridad ciudadana con el presidente Tabaré Vázquez había expuesto dos posturas en la interna de los blancos. Cuando el senador Luis Lacalle Pou (Todos) anunció su intención de levantarse de la mesa porque la agenda de temas estaba agotada, el senador Jorge Larrañaga (Alianza Nacional) salió a trancarlo bajo el argumento de apostar al diálogo y no volar puentes con el gobierno. Como pocas veces en los últimos años, los líderes blancos marcaron con fuerza su territorio.
Y si bien el discurso público de ambos fue el más diplomático posible para no dañar con declaraciones la mentada unidad del partido, bajo cuerda hubo fuego cruzado. No solo dirigentes y militantes de los dos sectores se encargaron de lanzarse chicanas; también hubo momentos tensos en las reuniones de bancada del Senado. Según fuentes blancas consultadas por Búsqueda, en ese ámbito hubo reproches por algunas filtraciones a la prensa de conversaciones privadas. Y allí también se evidenciaron, con discusiones elevadas de tono, las diferencias en la estrategia para encarar la relación con el gobierno.
El miércoles 10, cuando el presidente Vázquez dio por terminado el diálogo por la seguridad, al entender que no había más temas por discutir, los blancos se siguieron cobrando cuentas. En Todos había un aire triunfalista. Una fuente del sector explicó a Búsqueda que esto era tanto porque el presidente terminó por darle la razón a Lacalle Pou de que ya no quedaban asuntos por discutir, que no era necesario seguir estirando ad infinitum el ámbito, como por la “muestra de olfato y liderazgo” exhibida hacia la interna. En Alianza, en cambio, se mantuvo el discurso sobre la importancia del diálogo con el gobierno. “A las diferencias internas las vivimos sin drama, es natural que emerjan, no es un regimiento el Partido Nacional. Son meras anécdotas, lo importante es el camino y mirar para adelante”, dijo un informante de Alianza.
Lo cierto es que las dos posiciones disímiles, que volvieron a aflorar con la decisión de Vázquez, fueron de a poco haciéndose menos audibles por el ruido de los festejos que traía el aniversario del Partido Nacional. “La fiesta y sus preparativos obligaron a bajar las tensiones”, evaluó una fuente blanca. “A pesar de las diferencias internas, los festejos ayudaron a renovar las fibras de los militantes. Al final del día hay una cierta conciencia de que el Partido Nacional es una marca fuerte que hay que preservar”, agregó. Algo de eso se vio el sábado 13 en un acto en la plaza Matriz, donde hablaron los dos líderes blancos.
Acaso lo que dejó la mesa de seguridad convocada por Vázquez es que habrá dos formas de ver el relacionamiento con el gobierno de ahora en más. Dirigentes de Alianza Nacional insistieron en que entienden al diálogo como un “diferencial del sistema político uruguayo” y que un “instrumento” que debe servir en base a resultados. “Si no hay mejores resultados es porque el gobierno no quiso aceptar propuestas de la oposición. Pero nosotros hicimos nuestro trabajo, llevamos propuestas”, puntualizó uno de ellos. En lo que se hará hincapié es en mantener una posición estratégica de cara al futuro.
En Alianza dicen que el próximo gobierno “seguramente” no tendrá mayoría parlamentaria y en ese escenario “se necesitará” diálogo. “Y hay que construir legitimidad desde ahora. Hay que dar ahora lo que se va a necesitar después y para eso es necesaria coordinación y respeto con los partidos, especialmente de la oposición”, dijo una fuente del sector de Larrañaga. Y agregó: “Hay que priorizar las necesidades de la gente y no entrar en disputas ni competencia entre los políticos. Acá no importa quién corta o quién no corta un diálogo, importa que la gente consiga respuestas, y si el instrumento es el diálogo, habrá que recorrerlo con responsabilidad”.
Desde el sector de Lacalle Pou también consideran que es momento de “bajar la tensión política” con el gobierno. Pero no tanto. Fuentes allegadas a Lacalle Pou anunciaron que el senador blanco seguirá “hablándole” a Vázquez en sus audiciones radiales. En Todos saben que cada vez que Lacalle Pou “apura” al presidente con algún tema, logra alguna salida “fuera de tono” del mandatario. “Vázquez no sabe cómo responderle”, señaló el informante.