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El general retirado Wiler Purtscher, compañero de promoción y amigo personal del general Miguel Dalmao, fallecido en prisión en diciembre pasado, dijo querer “venganza” por lo que consideró un “asesinato” por parte de “jueces que se creen dioses” y que son “corruptos, ya que obedecen a ideologías partidarias”.
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En una carta que se publica en la sección “Cartas al Director” de esta edición de Búsqueda, el militar, que pasó a retiro en 2013, sostuvo que “muchos de ellos ya han recibido el pago”. Purtscher señaló que “la fiscal actuante” es “hoy la presidenta de ese mamarracho de Comisión de Derechos Humanos, donde recibe un suculento sueldo, más que el de fiscal, y el decadente, venal e inmoral juez ahora es miembro del Tribunal de Apelaciones en lo Penal, bien pago por los deberes bien cumplidos”.
Dalmao fue procesado por el entonces juez penal Rolando Vomero a pedido de la ex fiscal Mirtha Guianze.
“Gracias por soportar mis impertinencias y desplantes. Soy así y ni las palabras ni los cargos me harán cambiar”, había dicho el general al ser relevado de forma prematura de la División II (San José) para ser enviado como agregado militar en Estados Unidos.
Purtscher asumió como comandante de la División Ejército II a propuesta del comandante en jefe del Ejército, Jorge Rosales.
En octubre de 2009, Purtscher, entonces director general del Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES), declaró a “La Diaria”: “Estas FFAA no tenemos absolutamente nada que ver con lo que pasó en aquella época. A lo sumo quedamos siete u ocho generales que en la época del 73 recién nos recibimos de oficiales”.
Agregó que la ‘ley de caducidad’ ampara a 400 oficiales del Ejército que violaron los derechos humanos, asesinando, violando mujeres, raptando niños, robando y reprimiendo a la población indefensa durante la dictadura militar, en el período del 27 de junio de 1973 hasta el 1° de marzo de 1985”.
En febrero de 2010, Purtscher sustituyó al general Raúl Gloodfotsky como director general del Centro de Altos Estudios Nacionales (Calen) del Ministerio de Defensa.
“Persiguiéndolos estaremos”.
En la carta, el general afirmó: “Ahora soy yo el que quiero venganza. Y esta llegará por algún medio. También sabremos esperar, también seguiremos esperando para demostrar el previcariato que han cometido en el juicio al general. Mi amigo descansa ahora en paz, pero aquellos que fueron contra él, que no duerman en paz, porque recuerden que mientras exista un amigo del general, al igual que ustedes lo hicieron, persiguiéndolos estaremos”.
Purtscher se quejó de que “la justicia no existe para los militares, ni siquiera para los delitos comunes, ya que alcanza con ser militar para ser condenado”.
El general dijo estar “destruido moralmente, avasallado por la corrupción judicial e impotente ante un hecho consumado, que desoyendo la verdadera justicia han tergiversado todos los hechos y dichos”.
También opinó que “se atreven a dar charlas sobre los derechos humanos por el mundo” mientras “todos saben que en Uruguay hay presos políticos”.
Purtscher, que junto a Dalmao integró la misma promoción de la Escuela Militar que el teniente general Pedro Aguerre, hasta febrero de 2013 jefe del Ejército, fue el orador en el sepelio de su amigo a cuyo velorio asistieron decenas de oficiales en actividad y retirados.
Purtscher ofreció un breve discurso en su honor ante el panteón. “Hoy no tocará el clarín de silencio porque así lo pediste, pero ten claro que todos los que aquí estamos, en nuestras mentes, cuerpos y almas, en el momento que se cierre esa cripta, lo tocaremos más fuerte que nunca”, dijo Purtscher, en alusión al pedido de la familia de no aceptar honras de general.
“Asesinado por la democracia”.
“Hoy se nos fue un camarada de armas asesinado por la democracia, asesinado por los derechos humanos, asesinado por una arpía justicia que está desvirtuada por aspectos personales, ambiciones a futuro e hinchada de venganza”, agregó.
Ya entonces dijo que él y los amigos de Dalmao no pararán “de luchar para demostrar que todo fue una falsa y burda comedia tejida por fiscales y jueces corruptos”.
“Ayer te fuiste calladamente, no tuviste crepúsculo, ayer te fuiste sin pedir nada, al igual que hiciste durante toda tu vida, y vaya si tuviste que cobrar”, concluyó.
Enemigos.
En una esquela mortuoria publicada por el Centro Militar se afirmó entonces que el “lamentable fallecimiento” de su “distinguido socio protector” sucedió “mientras cumplía injusta prisión, como consecuencia de falsas acusaciones sufridas por parte de enemigos de la democracia y del sistema republicano”.
Dalmao, primer general ascendido por el ex presidente Tabaré Vázquez, era un oficial masón y también fue el primer general del arma de comunicaciones. Fue procesado por el juez Vomero, también integrante de la Masonería y su fallo fue confirmado por un Tribunal de Apelaciones. La condena se produjo cuando Vomero ya había sido ascendido, por parte de la jueza Dolores Sánchez. Además de la fiscal intervinieron cuatro magistrados.
Sin embargo, además de los militares, varios civiles, entre ellos el ministro Eleuterio Fernández Huidobro y el ex ministro Luis Rosadilla dijeron que Dalmao “se comió un garrón” porque en calidad de alférez (el grado más bajo de un oficial) no pudo haber tenido responsabilidad directa en la muerte de la militante comunista Nibya Sabalsagaray, ocurrida 24 horas después de su detención en la unidad en la cual Dalmao era —al menos ese día—jefe del S-2 (Inteligencia), según los interrogatorios.