Está el caso de aquel viejo diputado que al día siguiente de ser electo comenzó su campaña para la siguiente eleccion.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo se apure, tiene mucho tiempo, hay cinco años por delante, le advirtió un simpatizante.
Cinco años es mucho tiempo en la cárcel, pero en la Cámara es menos que un suspiro, respondió el diputado, baqueano en la materia.
Siempre se está en campaña electoral, y nunca escasean candidatos. Algunos son cantados, como Mujica y Astori en el Frente Amplio o Luis Lacalle Pou, con la competencia de Jorge Larrañaga entre los blancos. Por el Partido Colorado (?) nada todavía. Y Novick (?).
Ninguno de los candidatos en potencia o al acecho se apresura a decirlo; pero que los hay los hay y sus nombres, y “movimientos”, se mencionan y se perciben en el ambiente. No lo dicen aún por aquello de que el que se apura pierde.
El que se atrevió a meterle el diente, con su reconocida solvencia profesional fue Luis Eduardo González, en su columna de Búsqueda de la semana pasada.
Pero el que más revolvió el avispero fue el ex diputado Gonzalo Mujica —ayer MPP y hoy con Astori—, quien dijo al diario “El País” (sábado 20) que su candidato es Pablo Ferreri. Una candidatura, la del subsecretario del Ministerio de Economía, que implicaría, en apariencia, que el titular de la cartera daría un paso al costado (no creo que sea tan así).
Y no se frenó ahí: dijo que el diputado Alejandro Sánchez debería ser el candidato del MPP. Para él Ferreri y Sánchez serían las mejores opciones para los frentistas. Con respecto al “Pepe”, fue menos elíptico que con Danilo: “Si Pepe es presidente ya estoy armando mis valijas”, anunció, a la vez que advirtió que el país no soportaría una segunda presidencia de José Mujica.
En lo que hace al tema candidaturas, Gonzalo Mujica dijo concretamente: “A mí lo que no me sirve es que los que se quieren perfilar largan su nombre y cuando yo quiero opinar me contestan: ‘Es muy temprano para hablar de candidaturas’. Los que dicen que es muy temprano para hablar de candidaturas son los que mandan hacer artículos de prensa para que cuando los demás empecemos a hablar ya estén instaladas, y eso es un juego político que no voy a aceptar callado la boca”.
“Si vamos a hablar de candidaturas, hablemos”, desafió.
No dio otros nombres, pero dijo que se estaba refiriendo a todos los que se mencionan como posibles candidatos para el 2019, “que son mencionados porque ellos mismos buscan que se los mencione”.
Es verdad: se mencionan unos cuantos nombres. Y, como él dice, son varios los que han acordado o tanteado asesorías entre comunicadores y expertos, para ir perfilando una imagen; con vistas a, por supuesto.
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La mayor canasta de nombres es la del Frente y el primero es el de José Mujica. Está a la cabeza de prácticamente todas las encuestas, y ese es un dato, guste o no, fuera y dentro del Frente Amplio. Hoy Mujica es un favorito. Ello es innegable, pero faltan más de tres años. Mientras tanto, él se maneja con su máxima de “así como te digo una cosa, te digo la otra”, que le sirve para irse adecuando a la realidad —siempre cambiante— y para manejar su liderazgo (el asunto es tenerlos a todos medio confundidos y pendientes, algo así como lo que hacía Perón en su época, desde Puerta de Hierro, durante su exilio en Madrid).
Al terminar su mandato, Mujica anunció su retiro, incluso hasta su renuncia al Senado. Ya no estoy para esos trotes, dijo a algunos muy allegados. Además, como en esos momentos, por lo menos, no era muy optimista respecto a la suerte del Frente Amplio en las elecciones del 2019, advirtió que no quería ser “el padre de la derrota”.
El caso Sendic, y la consecuente pérdida de imagen del vicepresidente, a quien se sindicaba como su delfín, cambió todos los esquemas. Entre otras cosas alentó a algunas figuras nuevas con ambiciones e intenciones “renovadoras”. Ante ello, Mujica sintió que debía reafirmar el mando y para ello reasumir “la candidatura”, entre otros pasos a dar (también la posición que asumió en las internas no apoyando a Alejandro Sánchez fue un “toque de atención”).
Si Astori con 80 años aspira a ser candidato, por qué yo no, que solo le llevo cuatro años, ha comentado con algunos allegados y también lo ha filtrado como mensaje. El hecho es que Mujica sigue en carrera; seguramente no será candidato, pero por ahora no renuncia a su candidatura para que la cosa no se le escape de las manos ni nadie se desboque antes de tiempo y de que él decida.
Astori es de los cantados. Siempre está ahí. Nada se sabe ni hay síntomas de que haya renunciado a esa aspiración. En su grupo hay figuras destacadas que se sienten con ánimo pero que descartan esa posibilidad si el líder es candidato.
Por eso sorprende un poco la irrupción de Pablo Ferreri. Quizás tampoco él está dispuesto a competir con Astori. Quizás sea solo una idea de Gonzalo Mujica. Todo puede ser, pero es un hecho que el subsecretario de Economía, y ya desde hace un tiempo, es de los que más “se mencionan” al decir del diputado.
Otro de los que se “mencionan” y es “mencionado” es el intendente de Canelones Yamandú Orsi. Es de los que asoman bastante la cabeza, y no con el ánimo de ser reelecto en la comuna canaria, precisamente.
Hay coincidencia en uno o dos nombres más. Lo de estos dependerá del resultado de su gestiones, más que de cualquier otra cosa. Se trata del intendente capitalino Daniel Martínez, muy dedicado a lo suyo y consciente de que si se gana, con su hacer, el favor de los montevideanos, ello le sería un gran respaldo para cualquier tipo de candidatura. Otro es el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, con larga trayectoria y positiva repercusión en el ámbito sindical. Hasta ahora, cuando se ha dado, ha sabido marcar su perfil.
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Con los blancos es más simple: Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga. Ahí están, ellos son.
No es fácil la tarea de Lacalle Pou. “Tener los votos y no tener el poder, es la peor ecuación”, decía Wilson Ferreira. No es fácil mantenerse en la cresta de la ola y Lacalle Pou lo está haciendo bastante bien. Y le va bien en las encuestas. Y con dos frentes: el gobierno, por un lado, dada su condición de ser el líder opositor más votado y el frente interno por el otro: Larrañaga no se la hace fácil.
Por ahora, a Lacalle Pou no se les escapan las riendas: para algunos debería “arremeter” más, y otros creen que es un buen dosificador. Los hechos parecen confirmarlo, por ahora.
Larrañaga no se rinde. Es un metedor. Quizás ponga demasiado esfuerzo hacia adentro, cuando posiblemente le sería mas redituable si lo canalizara hacia fuera.
Parece difícil tal como está planteado el esquema que en el Partido Nacional surja una tercera candidatura. Se menciona una eventual tercera candidatura femenina. No lo veo: no hay por esas tiendas muchos votos sueltos.
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En el Partido Colorado aparentemente hay más votos sueltos, aunque sean pocos. Hay que salir a juntarlos. En esto supongo que piensan quienes estiman que el Partido Colorado es la mejor alternativa para Edgardo Novick. Esto es, que le va a ir mucho mejor si consigue ser el candidato colorado que si lo hace por fuera. Es probable que se sumen figuras, el caso de Ernesto Talvi, que refuercen al tradicional partido en todos los planos. No es fácil hacer pronósticos sobre candidaturas en el Partido Colorado, entre las que habría que incluir la de Pedro Bordaberry.
El Colorado, en definitiva, es el partido que ofrece mayor espacio para que irrumpa esa especie de nuevo mesías, que muchos esperan para acabar con el statu quo o que, en su defecto, se den reapariciones no calculadas (hoy por hoy, los dos candidatos oficialistas más mencionados andan cerca o en el entorno de los 80 años).
En fin, todavía faltan más de tres años, pero, como decía el viejo diputado, en política son menos que un suspiro.