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    Historias positivas para el 8 de marzo

    Sr.Director:

    Eclesiástico 6,5-17. “Las palabras dulces multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones”.

    i. Parece que el concepto de la plasticidad cerebral no ha calado en el imaginario colectivo…

    Sin duda. Una de mis charlas de divulgación empieza comparando el cerebro con un ordenador. Hablo a la gente 10 minutos con esta analogía y todo el mundo asiente, como que lo están entendiendo muy bien, pero llega un momento en que les digo: “Bueno, pues todo esto que os he contado es mentira”. Nuestro cerebro no funciona como un ordenador. De hecho, no se parece en nada a un ordenador. Nuestros circuitos no son fijos. Yo creo que esta imagen errónea del cerebro, como una máquina en la que los cables están conectados y no hay nada que hacer, tiene consecuencias además en la educación. La importancia de la plasticidad del cerebro está subestimada (Marín, Óscar. http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=68371). 

    ii. Plasticidad neuronal

    El cerebro es el órgano del comportamiento y el repositorio de la memoria y del aprendizaje. Cuando adquirimos nuevos conocimientos, dominamos una nueva habilidad o guardamos algo en la memoria, el cerebro cambia de forma real y física para que aquello ocurra (en Bachrach, Estanislao. 2014. ENCAMBIO. Editorial Sudamericana Uruguaya S A, págs. 101 y siguientes). Aprendizaje y memoria crean sinapsis que son cadenas de neuronas que provocan cambios permanentes a través de la repetición. Esto determina que las diferentes profesiones modelen sus cerebros en función de las tareas que les son propias y realizan todos los días.

    Si tocas un instrumento muchas horas, se “formatean” determinadas áreas de tu cerebro, que controlan tus dedos, labios, lengua, etc.

    En definitiva, lo que “pienses o hagas” en forma recurrente, esculpe tu cerebro.

    Las neurociencias descubrieron también que nuestro cerebro se transforma de manera constante: la experiencia y el ambiente modifican los circuitos neuronales y regulan la expresión de nuestros genes.

    iii. ¿Por qué nos ponemos violentos? (https://facundomanes.com/2015/12/30/por-que-nos-ponemos-violentos/, Publicado por Facundo Manes el 30 diciembre, 2015 , “La Nación”.

    “En todas las especies, tanto la agresión como la cooperación son comportamientos codificados genéticamente y son esenciales para la supervivencia. Konrad Lorenz, fundador de la etología moderna y Premio Nobel por sus estudios sobre la conducta, sostenía que en los animales la agresión está motivada por la supervivencia, mientras que en los humanos el comportamiento agresivo puede ser canalizado o modificado.

    La violencia nunca se manifiesta por una única causa sino que depende de una red de factores que se conjugan. Pero una comprensión sobre esto debe incluir necesariamente una apreciación del cerebro humano y su mediación en la conducta. Experimentos en Suiza realizados por el investigador Walter Hess en la década de los años 40 demostraron que la estimulación en regiones cerebrales específicas (por ejemplo el hipotálamo) producía en gatos conductas de ira y agresión. Estas revelaciones dieron cuenta de ciertas áreas cerebrales relacionadas con la violencia.

    La expresión de los genes puede ser modulada e influida por el aprendizaje, el ambiente y la experiencia social. Entonces, la preponderancia o no de la agresión está influida por el ambiente. Por ejemplo, en períodos de exacerbación nacionalista —o de “lucha de clases”— agrego yo, un discurso corriente es que “el otro es el enemigo a exterminar”. El resultado extremo de esto son los genocidios, en los cuales se vuelve “aceptable” para un grupo realizar acciones criminales y para parte amplia de la sociedad consentirlo a través de la acción u omisión. En otras palabras, el contexto ayudó a soltar el freno en el cerebro para la agresión. Y como en todos los órdenes, a mayor gente que hace eso, más admisible se vuelve.

    Los seres humanos muchas veces no podemos modificar las emociones que surgen de manera visceral pero sí trabajar para modular las consecuencias de estas emociones. Esto nos diferencia de otras especies. La educación, la cultura, las instituciones, la sanción social y las leyes, entre otras acciones eminentemente humanas, pueden influir en el control de la violencia. Para que el huevo nunca llegue a ser serpiente”.

    iv. Una historia apreciativa

    Hace tiempo leí un caso de una gran empresa norteamericana con sucursales en todo el mundo y cientos de miles de empleados, en la cual se denunció un caso de acoso sexual. Una vez que esto sucedió, comenzaron a aparecer más denuncias por acoso sexual en varias sucursales de todo el mundo. Frente a este gran problema, los directores de la organización contrataron al Prof. David Cooperrider de la Case Western Reserve University (http://appreciativeinquiry.cwru.edu). Este profesional se destaca por ser el creador de la Indagación Apreciativa (IA), que es una metodología de cambio social que parte de la premisa “descubre lo que da vida a la capacidad cooperativa de sistema humano y luego déjelo fluir” (Barret, Frank J. y Fry, Ronald E. 2008. Indagación Apreciativa. Un enfoque positivo para construir capacidad cooperativa, Montevideo, Xn).

    El motor de la IA es la pregunta positiva incondicional, ya que es más fructífero focalizar la atención en el mundo que queremos más, que eliminar lo que no queremos. Vivimos en un mundo creado por las preguntas que nos hacemos, y como no existen preguntas neutras, prueba de preguntar a tu familia y amigos, en lugar de “¿cómo te fue hoy?”, preguntar “¿cuál fue la mejor cosa que hoy te pasó?”, y verás cómo se sienten todos…

    La pregunta positiva genera una respuesta positiva que es “apreciada”, valorada por quienes la escuchan. Los “sistemas humanos” somos “heliotrópicos”, es decir que crecemos en la dirección del helio, de la fuente de vida, hacia la luz de conversaciones embebidas de esperanza, alegría, inspiración y afecto positivo (Barret, Frank J. y Fry, Ronald E. 2008. op. cit., pág. 50).

    Otro principio que sustenta esta metodología es el Principio Narrativo: al tejer historias creamos vínculos. Este principio celebra el poder de las historias como catalizador de cambio. Como saben los niños de cualquier edad, hay algo mágico en los buenos cuentos, aprendemos cosas a niveles profundos a través de escuchar y contar historias. Los buenos relatos nos movilizan sin que sepamos por qué, las historias nos revelan los valores más profundamente asentados, que como puntos de inflexión dan origen a la cultura. Compartir historias construye relaciones, nos conectamos unos con otros y aprendemos (Barret, Frank J. y Fry, Ronald E. 2008. op. cit., págs. 51 y 52).

    Relatar una buena historia apunta directamente a nuestro sistema límbico (emocional) y más que capturar la atención, logran mantenerla, pues la atención tiende a orientarse a lo que nos resulta significativo. Los relatos logran algo que “las industrias de la atención” —la TV, el cine, la publicidad— saben muy bien (en Goleman, Daniel. FOCUS. El motor oculto de la excelencia. 2013. Ediciones B Argentina SA, pág. 266), la narrativa mágicamente transforma la información en emoción.

    Por algo los líderes políticos y empresariales utilizan el “storytelling”, vieja herramienta que en el mundo occidental se conoce por la Biblia, la experiencia más exitosa y conocida del género.

    iv.1. Pregunta positiva

    Continuando con la historia apreciativa del Prof. David Cooperrider, este planteó a los integrantes de la organización como tópico afirmativo lo siguiente:

    “Por favor, compartir las experiencias más positivas de colaboración que las personas han tenido trabajando con personas de sexo diferente al de cada uno de ellos en esta organización”.

    Las historias comenzaron a fluir, y al tiempo el planteamiento fue tan exitoso que no solo desaparecieron los casos de acoso sexual, sino que además la empresa en los siguientes cinco años salió tres veces elegida con el premio The best place to work (el mejor lugar para trabajar).

    vii. Historias apreciativas

    “El Universo no está hecho de átomos, sino de historias”. Roger Penrose

    Durante el año 2016 un canal uruguayo de televisión abierta nos deleitó con las historias de algunos “emprendedores sociales”, quienes llenos de amor benefician al prójimo con diferentes actividades solidarias (alimentación, lectura, esparcimiento, etc., etc.).

    ¿En ese canal de televisión no habría oportunidad de contar historias de amor entre parejas que cooperativamente durante muchos años construyeron familias, criaron hijos y los transformaron en ciudadanos?

    También me pregunto si maestros y profesores no podrían solicitar a sus alumnos que se contaran historias de colaboración entre los niños y las niñas y entre los jóvenes estudiantes de ambos sexos de secundaria.

    Las ideas son muchas, para segmentos y programas radiales y televisivos, lo más importante es que en la sociedad toda, en todos sus niveles, en ese tejido de pequeñas menudencias, en las familias, nos contemos historias, historias del heroísmo de perseverar en la colaboración entre las personas de diferentes sexos en aquellas cosas pequeñas, que ocurren en la rutina diaria y que sencillamente todo se hace por amor.

    Rafael Rubio

    CI 1.267.677 - 8