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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn la pasada edición de Búsqueda (19/5/2022) los lectores (fieles en mi caso) nos vemos sorprendidos por una columna de opinión del periodista Raúl Ronzoni. Bajo el título de Ídolo insulta, desacredita, menosprecia y lo peor de todo censura al exjugador de fútbol Ruben Sosa. Demás está aclarar que no conozco personalmente al señor Sosa. Pero no queda ahí, también la emprende con otros jugadores poniendo ejemplos ridículos e infantiles. Trae a colación un suceso del año 2000, entre jugadores de Peñarol y Nacional, a quienes trata de “… imbéciles machos cabríos…” y a los que pudimos opinar en su momento que lo ocurrido no daba para tanto el periodista nos describe como “… los giles de la tribuna…”. Describe al barrer a los jugadores que la gente convierte en ídolos, y sobre cómo actúan o se expresan, dice: “Esa percepción o interpretación (de jugadores) es además consecuencia de una fuerte carga de vanidad y arrogancia. No se limita a apreciaciones personales sino también a actitudes reñidas con la ética y la moral, cuando no a violaciones a la ley penal cada vez más frecuentes”. También cuestiona que los exjugadores, como Maradona, Beckham o Ronaldiño, saquen provecho de su derecho de imagen luego de retirados. Al señor Sosa, ídolo deportivo con todas las letras, jugador excepcional y de un talante humilde y por demás correcto, lo descalifica como esquizofrénico por haber emitido una opinión sobre un juvenil jugador, luego habla sobre su relación laboral con el Club Nacional donde se desubica de una manera que raya en la malicia, nos dice: “… por su función, de la que escapaba con frecuencia”, “… cabecita arrogante…”, “… a sus 56 años (le faltan cuatro para jubilarse, salvo que inventen una causal especial para ídolos) cobra un salario mensual superior a 100.000”. Pero no queda por acá, lapidariamente comenta el señor periodista: “… Sosa es empleado desde hace casi 10 años sin una función necesaria...”, “… Su imprevisión tampoco le permitió planificar su futuro pese a jugar durante 20 años en la cúpula universal del fútbol…”. Para Ronzoni Sosa ocupa “… un empleo vacío de contenido y (se) le encomendó la función de bla-bla-bla”. Todo esto porque ejerciendo uno de los derechos más preciados en un estado democrático que es la libertad de opinión (como la ejerce el periodista Ronzoni para insultar y descalificar) el señor “… Sosa mordió la mano de quien le da de comer y procuró enfrentar a los hinchas con los dirigentes…”. Con su opinión sobre un jugador, Sosa, nos ilustra el periodista, ocasionó “… un eventual perjuicio a su cotización internacional…”, ¿así que hay que mentir o callarse para vender a un deportista por un precio mayor al que le corresponde? Hablar de la relación laboral de alguien tildando su labor de bla-bla-bla, decir cuánto cobra por mes, mencionar que no concurre con frecuencia es absolutamente intolerable, son comentarios de una bajeza inaudita. Si todo esto fuera así, que tiene que ver con el derecho irrestricto a opinar dentro del respeto y el decoro, en la columna de opinión a la que nos referimos estamos frente al peor periodismo, insultar y descalificar primero, luego desacreditar y abrir juicios de valor por su historia de vida y, lo mas trágico y peligroso, censurar, insinuar que si somos empleados no podemos emitir opinión. Señor Ronzoni, su columna es deplorable, pero defiendo su derecho a expresarse como mejor le parezca.
Daniel H. Báez