Recuadro de la entrevista a Gabriela Fulco
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá—¿Qué formación tienen los 1.500 funcionarios del Inisa?
—Asumimos el 20 de mayo de 2015, y el 27 organicé para todos los directores el primer curso de capacitación en normativa de derechos humanos. El llamado a concurso para los directores ahora exige el Bachillerato completo, porque el ingreso a la institución, lamentablemente, todavía es con Ciclo Básico. Y teníamos directores de centros que no habían terminado Primaria. Hemos hecho una peinada total del sistema, detectamos un número importante de funcionarios que no pueden trabajar en el trato directo con los internos y los hemos sacado de ahí. Hay gente que no tiene el perfil, no hay forma, y ahí saltan todas las situaciones de violencia emocional y de maltrato físico que se han constatado a través de las investigaciones administrativas y los sumarios. Hemos tramitado situaciones muy sonadas donde ha habido intervención penal, hemos tramitado varias destituciones y hemos movido personal para alejarlo del circuito de los adolescentes. Sobre esa base tan magra, la tal capacitación especializada que exige el tratamiento de jóvenes privados de libertad... bueno, hay que remarla.
—Le ha tocado lidiar con un sindicato duro. ¿Cómo está hoy esa relación?
—No voy a entrar en detalles de eso. Todas las irregularidades están encaminadas a corregirse para tener una institución lo más saneada posible. Esto es entre todos, porque hay un después de estos chicos y alguien tiene que asumir las responsabilidades. Nosotros entramos con el principio de tolerancia cero a cualquier forma de maltrato físico y emocional. Hemos podido terminar con el maltrato físico. Y acá se torturaba… Luego hay situaciones que la prensa magnifica. Esto fue un infierno pero ya no lo es. El sistema hoy está estable en el sentido de que no hemos tenido más motines desde 2016. Hay funcionarios que han tomado buen ejemplo y cambiado la actitud. Otros necesitan capacitación, normativa y psicológica para tratar con chicos de edades difíciles. Ahora todo el personal lleva un cartel que lo identifica. Antes solo tenían apodos, cuando es un derecho del interno y de la familia saber con quién habla.
—¿Qué pasa con el maltrato emocional?
—Eso es un poco más difícil de controlar, porque tiene que ver con el nivel cultural. Hay chicos con cuarto y hasta sexto de liceo, tienen más educación que algunos “educadores” que manejan un vocabulario y una forma de expresión que termina convirtiéndose en una suerte de maltrato emocional. Hay una diferencia entre un educador y un “llavero”, que solo abre y cierra puertas.
—Aquel “Infierno” que decía, ¿a quién le servía?
—Bueno, vaya a saber... corrupción instalada en el Estado, durante décadas, mucho tiempo… Por ahí, por ahí.