“Nuestro objetivo fue no dar la espalda (…) y transmitir que hay un esfuerzo de verdad, un compromiso honesto del sector empresarial”, explicó un industrial.
Sin embargo, ejecutivos del comercio reconocieron que no colaborar implicaría exponerse al “arsenal de artillería” del Banco de Previsión Social y la Dirección General Impositiva para que después “pasen la factura”. Uno dijo que “hay un poder coercitivo grande”. La Impositiva informó el martes 4 en un comunicado, que “desembarcó” en Carrasco con más de un centenar de inspectores y fiscalizó a unos 200 comercios de la zona.
Los frigoríficos evaluaban no participar ante las dificultades que atraviesan por la sequía y problemas de mercados, pero se presentaron con seis cortes como un “esfuerzo inicial” por 30 días, según las fuentes.
Señalaron que, cerrado el acuerdo, algunas empresas despliegan ofertas para mostrar a las autoridades “quién es el más bueno”.
Este es el cuarto acuerdo de precios en siete años: los anteriores fueron en 2009, 2012 y 2014.
Las fuentes indicaron que el gobierno confía que en los próximos tres meses haya una desaceleración de la inflación y se “empiece a revertir” la tendencia al alza de este indicador.
“Esta experiencia (…) en todas las ocasiones previas —y estoy seguro que en esta también— funcionó muy bien”, afirmó el ministro de Economía, Danilo Astori, en una conferencia de prensa después del Consejo de Ministros del lunes 3. Expresó la “esperanza de que esto contribuya a desalentar sobre todo expectativas inflacionarias” y “ayude a equilibrar el índice de precios”.
Otro contexto
Además de la cúpula del MEF —Astori, el subsecretario Pablo Ferreri y el jefe de la Asesoría Macroeconómica, Andrés Masoller—, participaron en el encuentro del jueves 30 el presidente del Banco Central, Mario Bergara, y el ministro de Trabajo, Ernesto Murro. Este último asistió a pedido de la Cámara de Industrias (CIU) y de la Asociación de Supermercados. Por el sector privado asistieron, además, delegados de la Cámara y de la Asociación de la Industria Frigorífica y la gremial de importadores mayoristas de almacén. El Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines ya había asumido en el encuentro del 27 el compromiso de no subir los precios en la medida que los proveedores no lo hicieran.
En la reunión, los empresarios mencionaron el reciente aumento de las tarifas de los combustibles, el ajuste de salarios que algunas firmas abonan desde el 1º de julio por convenios anteriores y el impacto de la suba de la cotización del dólar, entre los factores que hacen el actual contexto económico “más complicado” en relación a los anteriores acuerdos alcanzados, todos bajo gobiernos frenteamplistas. Por eso, de cara a la ronda de Consejos de Salarios que está comenzando, pidieron que haya “sensatez, racionalidad y contribución desde la parte obrera”, dijeron los informantes. “Hay que partir de la base que es con ganancias que se pagan los sueldos, no con ventas”, añadieron.
Dijeron que Astori puso énfasis en el tipo de mensaje que se logra al alcanzar un acuerdo amplio y representativo en “apretar los precios”, a los efectos de incidir positivamente en las expectativas de inflación pero también en la de los consumidores en general, que vienen deteriorándose.
Señalaron que Bergara planteó que la autoridad monetaria se mantendrá “atenta y activa” para evitar la alta volatilidad de la cotización del dólar y para que su “deslizamiento no sea fuerte”.
“Somos optimistas de que el gobierno está utilizando los instrumentos necesarios para controlar el tipo de cambio y que se va a mantener en estos valores. (…) Si hay factores que se salen de control, este acuerdo se va a revisar”, dijo a la salida del MEF el secretario de la CIU, Juan Carlos de León.
Antecedentes
El congelamiento hasta fin de setiembre incluye alimentos y bebidas, como aceite, agua mineral, arroz, azúcar, harina, fideos, pulpa de tomate, té, café y cocoa. Los artículos de limpieza y aseo personal abarcados son, por ejemplo, pasta dental, papel higiénico, desodorantes, shampoo y jabón de tocador. Asimismo, hasta el 30 de agosto se mantienen los precios de la nalga con tapa sin hueso, colita de cuadril, asado 13 costillas sin pulpón, peceto, mondongo e hígado.
Como otros años, el acuerdo no abarca frutas ni verduras, dada la volatilidad que suelen tener los precios de esos alimentos frescos.
Si bien el mantenimiento de precios es voluntario, el MEF posee herramientas para controlar que se cumpla. A través del Sistema de Información de Precios al Consumidor recibe mensualmente el precio de 62 productos en más de 350 supermercados y autoservicios. Con ese relevamiento “llama a juicio” a los comerciantes, y si bien estos admiten que inflaciones altas “no le sirven a nadie”, se sabe que “no hay almuerzos gratis”, dijo un empresario. Añadió que los precios de artículos que quedaron por fuera del acuerdo subirán; los precios que los proveedores están llevando al escritorio de los jefes de compra de los supermercados indican eso.
Frente a “rebrotes inflacionarios”, en anteriores gobiernos también se apeló a acuerdos con empresarios para rebajar o congelar precios de la canasta básica que lograron relativo éxito.
En 2009, entre el 1º de febrero y el 31 de marzo, proveedores y supermercados convinieron una rebaja de 10% en 144 artículos.
El entonces ministro de Economía, Álvaro García, señalaba la “fuerte influencia de la sequía” en los precios de frutas, verduras y carne. Ese año Uruguay estaba siendo afectado por una crisis mundial gestada en Estados Unidos.
Además, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto había alcanzado acuerdos con los industriales de la carne; el llamado “peceto OPP” bajó 5% y a eso se sumó una reducción de 10% en los precios de la aguja, paleta y otros cortes delanteros, así como un valor especial para los paquetes de medio kilo de carne picada congelada, desde febrero y por seis meses.
Entonces, el IPC disminuyó 0,27%, aumentó 0,77% en marzo y en abril tuvo una variación prácticamente nula (0,04%).
A mediados de octubre de 2012 y hasta fin de ese año, las autoridades económicas sellaron otro acuerdo que congeló los precios de unos 10.000 productos (casi la totalidad de los exhibidos en las góndolas) y se rebajó 10% el precio de otros 200. En los 12 meses a setiembre la inflación alcanzaba a 8,64%.
“Somos un bomberito, un matafuego, por dos meses y medio podemos hacer un acuerdo para que la inflación ceda, pero hay que buscar los fundamentos de una inflación tan elevada”, advertían por entonces los supermercadistas. La medida impactó en el IPC, especialmente en noviembre (0,35%) y el año cerró con una inflación de 8,52%.
El acuerdo más reciente fue en marzo de 2014. Entonces los empresarios estuvieron dispuestos a mantener por 60 días los precios para 1.427 artículos; el IPC se moderó ese mes y en abril hubo deflación de 0,06%.
Estos acuerdos fueron complementados con medidas tributarias y de otro tipo.