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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSalto espera dejar atrás un año para el olvido. Salto está atravesando por un momento particularmente difícil, donde hay más de 4.500 personas desplazadas de sus hogares por la creciente del río Uruguay que está siendo catalogada por las autoridades como la más importante de los últimos 50 años.
Teniendo en cuenta el número de personas afectadas, al tratarse de una ciudad de 126.000 habitantes (la segunda de mayor población del país), la magnitud de los daños causados y de los problemas generados es altamente significativa.
Lamentablemente, esta situación de crisis que estamos atravesando los salteños es el corolario de un año complejo donde se vivieron problemas de toda índole, cuando desde el comienzo del año comenzó a hacerse visible la problemática que presentaba la Intendencia de Salto, que impactó directamente en la población.
Principalmente en los trabajadores de la comuna cuando, al no recibir el pago de sus salarios, comenzaron a tomar medidas de fuerza que impactaron en el resto de la población por el efecto de las mismas, al no cumplir con ninguno de los servicios básicos de la misma por casi tres semanas.
Situación que, además, impactó profundamente en el comercio local ante la cesación de pagos declarada por la comuna en el mes de mayo, dos días después de que la administración de Germán Coutinho perdiera la reelección, e informara que no contaba con fondos de ningún tipo como para hacer frente a los compromisos asumidos, tanto internos de la Intendencia como externos con sus proveedores.
En una transición traumática, en la que el actual intendente de Salto, Andrés Lima, buscó una salida negociada y contó con el apoyo del gobierno nacional para esto, que le extendió una línea de crédito de hasta mil millones de pesos pagaderos hasta en 15 años, comenzó entre gallos y medias noches a funcionar la actual administración.
Hay muchos problemas aún por resolver. Si bien la comuna priorizó el pago de las deudas a todos sus trabajadores, apuesta en 2016 a pagarles a los proveedores para poder hacerse de materiales y reconstruir una ciudad que otrora supo ser el orgullo de su gente, pero que en estos momentos está literalmente derruida, con pozos en las calles y problemas estructurales que la actual administración apuesta a recuperar en el menor tiempo posible, aunque le es muy difícil.
Cuando las cosas empezaban a encaminarse para los actuales gobernantes, los problemas no terminaron. Al contrario, empezaron otros un poco mayores y fueron las peores inundaciones que soportara la ciudad en las últimas cinco décadas. En estos momentos hay miles de desplazados y una ciudad rodeada de agua que genera caos en el tránsito, probabilidad de problemas sanitarios en las zonas carenciadas y un decaimiento de la infraestructura, que ahora duplicará los esfuerzos por recuperarse.
Con todo, los salteños no se achican, no bajan los brazos y enfrascados en salir del pozo, están trabajando en conjunto para colaborar con los más afectados y poder salir adelante.
Por ahora, dejamos un poco de lado los fuegos artificiales para pensar soluciones, ayudarnos los unos a los otros y creer que el 2015 quedará para el olvido, esperando que el 2016 sea un poco mejor.
Hugo Lemos
Salto