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    Juicios con “papel cero”

    N° 1862 - 14 al 20 de Abril de 2016

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    Citó el hecho cuando el conflicto presupuestal con el Poder Ejecutivo estaba en el momento más duro. Probablemente por esa razón pasó inadvertido, tanto para el público como para los medios. El 1º de febrero, cuando asumió, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Ricardo Pérez Manrique, anunció que la corporación se encamina a instrumentar la grabación de todas las audiencias judiciales, un paso revolucionario para el sistema y un formidable instrumento democratizador. Se trata del ingreso definitivo del Poder Judicial a la modernidad tecnológica, a ampliar la seguridad jurídica, facilitar el control, más transparencia y usar ese sistema para la enseñanza universitaria y la formación de los jueces.

    Aunque los juicios civiles son orales desde la vigencia del Código General del Proceso en 1989, esa norma establece que lo dicho en las audiencias se reflejará en actas resumidas. Esas actas son, en general, una tarea que escriben los funcionarios administrativos en el momento dictadas por los jueces. Luego es difícil enmendar lo escrito: sintaxis, nombres y ortografía. Probablemente, a la luz de la iniciativa, esa norma deberá ser modificada.

    Un estudio que hace unos años dirigió el profesor de Derecho Procesal Santiago Pereyra Campos para el Centro de Estudios Judiciales de las Américas (CEJA), estableció que la mayoría de los abogados cuestionaba el acta resumida por las dificultades para su contralor en el mismo acto en que se escribían en la computadora y que ese resumen podía no coincidir con lo expresado. Reclamaban una pantalla extra para controlar la escritura. La pantalla llegó y ahora pasará a formar parte del pasado.

    Las audiencias orales y públicas del nuevo Código del Proceso Penal (CPP) fueron postergadas hasta febrero de 2019. El resto del Código debería regir a partir de febrero de 2017. Este nuevo proceso es un desafío, porque existen trabas por el costo del software en el mercado y las dificultades de compatibilizarlo con el sistema informático judicial. Por esa razón, los técnicos del Poder Judicial están desarrollando una herramienta para el nuevo sistema.

    En la práctica, las grabaciones comenzarán en breve con pruebas en un juzgado civil y en uno penal. La Corte aspira a instalarlo antes de fin de año en todas las sedes civiles de Montevideo y, por lo menos, en los dos juzgados de Crimen Organizado.

    ¿Qué implica el cambio? Las audiencias se registran en audio sin interrupciones ni fragmentación. Esto permite individualizar a cada interviniente y ubicar rápidamente lo referido a esa persona dentro del registro. El acta escrita consignará quiénes participaron en la audiencia y, eventualmente, las decisiones del juez, pero no el contenido de las declaraciones, el debate, los careos, ni el testimonio de los peritos que serán grabados.

    Al finalizar la audiencia, las partes se llevan lo ocurrido en soporte electrónico. El “documento oficial” queda en el soporte informático del juzgado. Será ese el registro válido para contrastar y una garantía para todos.

    ¿Seguirán redactándose actas en civil y en penal? El objetivo es que no. Y está muy bien: se ahorra tiempo, papel y discusiones sobre el contenido. La riqueza de las expresiones y los tonos, la convicción o las dudas, las inflexiones, las confrontaciones y los careos son siempre oralmente muy superiores a cualquier texto escrito.

    La cuestión entonces avanza hacia el “papel cero” con la alegría de los encargados de los caóticos y polvorientos archivos y de los abogados que los usan. Otro valor agregado es que de esta forma el juez lector pasará a ser un juez reflexivo con mayor concentración sobre la audiencia y un auténtico tercero imparcial.

    Actualmente, en la Corte, cuando se interroga a testigos o peritos, utilizan un sistema similar y los cinco ministros tienen un particular entusiasmo en avanzar rápidamente con esta iniciativa.

    Para la casación (la etapa procesal que se desarrolla ante la Corte) o para la segunda instancia (cuando intervienen los tribunales de apelaciones) se analiza convertir el expediente a e-book y que el juez de esas instancias trabaje con una tableta.

    Seguramente lo ideal son los registros en video que permiten además captar el lenguaje gestual, como en los países desarrollados. Pero por ahora es una utopía debido a su costo.

    Además, los registros en audio pueden constituir un importante material de apoyo para la formación práctica de los estudiantes universitarios y los futuros jueces. Solo el hecho de que puedan llevarse a su casa el registro con fines de estudio es un paso gigantesco. Y ni hablemos del traslado de un expediente para dictar cursos y/o conferencias en el interior o exterior del país.

    Ese sistema tiene suma importancia tanto para los abogados como para el control público; en definitiva, para la transparencia. Actualmente, el traslado de los expedientes completos o de audiencias parciales no solo es dificultoso sino que implica un trámite previo, a veces lento. Con este registro cualquiera de los involucrados en un juicio o los propios periodistas dispondrán de un material accesible y completo.