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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas encuestas siguen mostrando supremacía del Frente Amplio en las preferencias electorales, a pesar de la pérdida de votantes manifiesta que se verifica por el descontento que generan los desaciertos casi diarios del gobierno, desde los dichos de la diputada Daisy Tourné hasta las relaciones con Argentina, pasando por el irrespeto a las normas constitucionales, la desprolijidad de la capital y tantos etcéteras como se cuente con espacio para enumerar.
No aparece una opción real al nuevo sistema social que ha instaurado el Frente Amplio y que poco a poco se afianza como estructura cultural del Uruguay, un nuevo Uruguay desconocido, hostil, irrespetuoso, pobre, deslucido y gris.
Desde lo electoral, que es por donde se empieza, la izquierda ha tenido la capacidad de ser gobierno y oposición a la vez, encontrando en los elementos más radicales, los frenteamplistas más ortodoxos y fieles a los postulados fundacionales, a los críticos más contundentes e implacables de su actual gestión de gobierno. Esto genera un interesante efecto en la opinión pública al legitimar y abarcar. Legitima porque las dos versiones extremas están dentro del partido de gobierno y eso valida y da la idea que se actúa con gran amplitud de criterio, democráticamente. Abarca porque el electorado puede encontrar el eco de su pensamiento en el seno del partido de gobierno, ya sea que sus ideas estén reflejadas un día por Mujica, otro por Astori, uno por Lorenzo y otro por Olesker, uno por Sendic y otro por Vázquez.
Recientemente, en los actos del 1º de mayo, no se ahorraron adjetivos contra el gobierno y el presidente Mujica en particular.
En estos días se supo de una publicación de radicales uruguayos en la vecina orilla, en la que atacaron con gruesos epítetos al presidente Mujica, calificándolo de “derrotado y rayado luego de sus años de prisión, donde hablaba con las hormigas”. No escapa a esta crítica su propia esposa, la senadora Lucía Topolansky, a quien califican de “tonta, mandadera encargada de descalificar a todos aquellos opositores”.
No dudan en definir que “Mujica es un mito creado por la burguesía uruguaya y sus medios de comunicación”, recordando que “estudios serios no tuvo nunca y trabajo honesto y fabril tampoco”, pasando factura hasta de su último acto en la escena Internacional, por haber “abrazado el cajón de Chávez y eso no haberlo hecho con el de Sendic”.
Será aquello de que no hay peor cuña que la del mismo palo, porque solo con estas consideraciones de los “compañeros” hay bastante tela para cortar. Pero lo más sorprendente es que la dinámica que esto toma en la opinión pública uruguaya es que desaparece rápidamente todo efecto adverso; unas palabras del presidente en su audición, dos o tres hechos que aparecen distrayendo y a otra cosa, la máquina desensibilizadora funciona perfectamente.
Por si fuera poco, los ex compañeros de Asamblea Popular en reciente publicación han mostrado cómo creció en los últimos tiempos el capital y patrimonio del señor presidente y a nadie pareció interesarle el tema. Mujica está adquiriendo categoría mítica y como el mate o los charrúas vino para quedarse en el imaginario de la sociedad por un largo tiempo. Es un nuevo Chicotazo, pero éste llegó a presidente aunque no cree en la política, ni en la institución constitucional de presidente.
Alguien se ha preguntado cómo fue que se hizo propietario de la chacra en la cual vive con su esposa, una conocida guerrillera. Más allá de la anécdota de su madre inmigrante y cultivadora, nos preguntamos si se ha investigado su patrimonio. Es la lógica interrogante que cabe frente al aumento patrimonial desmedido e inexplicable.
Si el Sr. Mujica estuvo 13 años detenido, sin trabajos previos, y se ocupó en ser guerrillero según los documentados secuestros, robos, asesinatos y conspiraciones que realizó su organización en la década del sesenta, y ahora aparece con esa importante propiedad, seguramente heredada y mejorada, que ahora crece otra vez aumentando su patrimonio, parece aconsejable que alguien explique o que se demande desde una sana oposición qué está pasando, cómo se explica esta situación.
El asunto es que el hombre ha dado lugar al mito, generado esa imagen que recorre el mundo y provoca veneración y envidia, porque parece que tenemos un presidente pobre, que se viste y luce lo más humilde posible, habla en términos camperos al mejor estilo “pulpería” y por momentos insulta de manera cuasi paternal, siendo, esto parece, un galardón a resaltar ese comportamiento que enarbolamos como un estandarte que nadie se atreve a arriar.
Dentro de la disparatada comedia en la que vive el Uruguay, deberíamos tomar en cuenta que en la nebulosa que han puesto sobre el pasado nunca se le ha reclamado a los ex guerrilleros la devolución de los millones de pesos robados en sus múltiples fechorías, como lo ha recordado días pasados el propio ministro de Defensa Nacional.
Tampoco se ha reclamado, pese a perdones, amnistías y millones de pesos de indemnizaciones que la organización guerrillera y los militantes han recibido, que devolvieran la bandera de los 33 Orientales, robada por otra organización guerrillera, integrada entonces por el hermano del ex presidente Vázquez, nada menos, y que siendo un patrimonio irrenunciable, descansa en el olvido. Es posible que un decreto poco discutido deje sin efecto su uso, en cualquier momento.
A ojos de todo el mundo, desde el presidente y buena parte de las jerarquías y demás puestos de gobierno, se realizan aportes de los salarios percibidos y que pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos, que se destinan a las arcas del MLN, sumando millones en una verdadera transferencia de recursos a arcas partidarias que están fuera de todo control de los organismos estatales.
Múltiples casos de acomodos de familiares y amigos de lucha que se encaraman en puestos públicos sin la menor preparación ni experiencia previa, dan cuenta de la mentira que resulta de declararse contrario del amiguismo y practicarlo de manera desembozada y acérrima, de manera cada vez más descarada, por parte del Frente Amplio, en su demagogia de mostrarse distinto a todo lo anterior y en la práctica ser distinto, sí, mucho peor.
Los próximos pasos ya pueden aventurarse pues la experiencia recogida hace posible imaginar cómo evolucionarán los hechos del futuro próximo:
—Legislarán sobre el voto consular pese a que el pueblo se ha pronunciado al respecto.
—Intentarán modificar la Constitución al mejor estilo argentino, para tener injerencia sobre la Corte de Justicia.
—Seguirán luchando para que las críticas de organismos internacionales de derechos humanos incidan sobre decisiones soberanas de nuestra Corte de Justicia, propugnen la sustitución de los miembros de ese cuerpo.
—Seguirán usando hechos del pasado para buscar retener esa bandera de lucha que genera unidad y movilización partidaria, cada vez más escasa.
—Buscarán la legalización de la marihuana.
—Insistirán con normas que desgasten y destruyan la familia como agente primario de socialización, porque no es funcional a sus intereses ideológicos ni va con su modelo de nueva sociedad colectivizada.
—Seguiremos muy cerca de Venezuela, para asegurar los flujos de dinero del dadivoso heredero Maduro, generando un respaldo financiero atado a lo ideológico, que nos saldrá caro a todos en términos de libertades en el mediano y largo plazo.
—Buena parte del propio Frente transcurrirá sin saber adónde lo llevan, pero obedientes como siempre para apoyar los mandatos, los frenteamplistas defenderán lo que la dirigencia diga, ciegamente aunque se mande votar una heladera.
Atentos debemos estar, ya que por más socialismo sin duda irán, a pesar de los sabidos fracasos, el reparto de miseria y lo gris del clima imperante que representa el Frente, sus laboratorios ideológicos no renunciarán a sus utópicos sueños que resultan muy funcionales a sus más concretos intereses de dinero y poder.
Hace muchos años que provocan, insultan, promueven la anarquía, se burlan de lo legal. Ahora ya no quieren abandonar el poder que odian. Por el bien de la democracia sería bueno la alternancia de otro partido al frente del gobierno. Un período más del Frente será devastador para su ética política y ya no podrá recuperarse. Perderá la imagen fresca de una opción desconocida. Es hora de ejercer madurez política y volver a la tradición de respeto al orden jurídico y las buenas costumbres, que hacen a una sociedad civilizada y que nunca debimos perder. Por el bien de todos se deben ir. ¡Fue suficiente!
Daniel García
CI 1.509.149-6