En la medida que la economía se va desacelerando, “los números de las empresas empiezan a ser más flacos”; aquellas que están más sólidas “van a capear el temporal”.
En la medida que la economía se va desacelerando, “los números de las empresas empiezan a ser más flacos”; aquellas que están más sólidas “van a capear el temporal”.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEsa visión es la que se tiene desde la Liga de Defensa Comercial (Lideco), una asociación fundada hace 100 años que administra una base de información con el fin de promover la transparencia, la ética en las transacciones económicas y la prevención del riesgo comercial. Actualmente la integran cerca de 400 empresas socias.
Su presidente, Pablo Montaldo, dijo a Búsqueda que hoy las empresas de la construcción y de la agroindustria son las que más “están sufriendo” las consecuencias de la menor actividad, y es en esos sectores en los que hay un mayor número de presentaciones concursales. La brasileña OAS, contratada para la obra de la regasificadora en Puntas de Sayago, y Calpusa, son dos casos notorios de la construcción.
En el primer trimestre de este año fueron 13 las empresas de diversos rubros que se presentaron a concurso judicial apremiadas por dificultades financieras, contra nueve en igual lapso de 2014, según registros de la Lideco.
“No creo que vaya a ser un año dramático en materia concursal. (…) No tenemos indicios. Pero sí el enlentecimiento de la economía se ve que produce un coletazo en algunas empresas”, indicó Montaldo.
Agregó: “Los costos en dólares han subido sistemáticamente en los últimos años. Cuando las ventas vienen creciendo eso se resuelve, pero cuando se estancan o bajan, de alguna manera eso pega directamente sobre la rentabilidad. Hay empresas que tienen espalda para soportar eso y otras que no”.
El mecanismo del concurso y reorganización empresarial aprobado por ley en 2009 modernizó la figura del concordato de acreedores para atender situaciones de insolvencia. Contempla la posibilidad de que la firma en dificultades presente una propuesta de convenio para el pago de deudas —con esperas, quitas, cesión de bienes u otras medidas— y, agotada esa instancia, prevé la liquidación —primero con la venta en bloque de la empresa en funcionamiento.
Montaldo informó que la Lideco planteó recientemente a la Suprema Corte de Justicia “achicar los plazos” que actualmente corren desde que una empresa se presenta a concurso hasta que este es aprobado por un juez. Explicó que acortar ese tiempo “es vital”, porque mientras no se decreta el concurso la firma “está en un limbo” y se generan situaciones no deseables para sus clientes.
También se espera que la Corte avance en la centralización de los expedientes concursales. Hoy los del interior “están dispersos en distintos juzgados y cuando se presenta uno en Artigas, te enterás si alguien te dice”, dijo el titular de la Lideco.
“La realidad es que la cantidad de empresas concursadas que terminan saliendo no es muy alta. Eso es en general así en el mundo. A veces no es tan fácil; algunas empresas que piden concurso en el fondo están quebradas”, sostuvo.
Montaldo aseguró que cuando las empresas entran en concurso se ve que han asumido riesgos financieros importantes.
Por un lado se refirió al crédito entre empresas. Señaló que “los bancos prestan de una manera diferente a lo que es el crédito comercial, que es mucho más que una cuenta corriente. No digo que sea de libreta de almacén, pero es mucho más haciendo confianza en el comprador”. Y agregó: “Son créditos y riesgos que las empresas son conscientes que las asumen y a mí a veces me asombran, porque son cifras grandes”.
Por otro lado, dijo que el riesgo cambiario “pega y mucho en el resultado de las empresas”, aunque opinó que los ejecutivos ya se acostumbraron a que el tipo de cambio “fluctúa, sube y también baja”. Este “no es un tema fácil de resolver en Uruguay” porque el instrumento de forward no está desarrollado en el país, dijo. “No se usa mucho porque no es muy barato”, puntualizó Montaldo, cuya actividad empresarial gira en torno al mercado financiero.
“Las variaciones que el dólar está teniendo en los últimos años a veces pueden anular completamente el resultado operativo. Si el dólar sube un 20% como pasó desde mediados de 2013 a mediados de 2014, si tenés pasivos en dólares te subieron en esa magnitud traducida a moneda nacional, y fue lo que le pasó a Ancap. Si Ancap no lo tiene bien resuelto, para las empresas privadas más pequeñas es difícil de resolver”, comentó.