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    La fiesta interminable

    La opinión pública está atrapada por los dramas y las tragedias, y no debería ser así en este tiempo de solaz y esparcimiento.

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    El enfrentamiento entre el sector agropecuario y el gobierno, el nuevo paro de Adeom y otra vez la basura desbordada, en el Casavalle, aunque doña Ana Heladera dijo en la Búsqueda pasada que estaba todo bien, los narcos se cosen a balazos y expulsan a los vecinos pacíficos de sus modestas viviendas, para transformarlas en bunkers de pasta base.

    ¡Pero ché!

    Levantad la vista y mirad hacia el Este. Ese es el punto cardinal para concentrar la atención, y respirar aliviado. No todo son tractores, basura y plomo. También están Pampita, Nicole y Marcelo.

    El jueves pasado el banquero sueco Thor Bitcoinssen ofreció una party en su residencia Investment Grade en José Ignacio. La fiesta tenía como dress code las faldas de plumas de guacamayo, tanto para varones como para mujeres.

    —Nosotrenssen respetamos igualidad de génerenssen —dijo el magnate, quien recibió a sus invitados en el porch de su gigantesco chalet de 20 habitaciones y 30 baños, tres piscinas (una techada), dos canchas de tenis, una de polo y un polígono de tiro. Vestía una multicolor falda de plumas de guacamayo, adquirida la semana pasada en Nueva York en la plumería Tiffany Feathers por US$ 17.500, tras un vuelo relámpago en su jet privado Boeing 737.

    En el momento en que nos hacía estas declaraciones, el banquero estaba recibiendo a algunas de sus amistades, entre las que se encontraba el matrimonio germano-keniata formado por el magnate de la mostaza de Bavaria, Franz von Senf und Brot, de 79 años, y la modelo keniata de color (negro) Batuta Kekulombo, de 22, ambos tocados con faldas de plumas polícromas y oscilantes adquiridas en la boutique L’Oiseau Sauvage de Madagascar.

    No podía faltar a esta fiesta la modelo argentina Jessica “Lali” Viana, quien llevaba solamente la falda de plumas, luciendo en un espectacular topless sus nuevos y generosos senos recién esculpidos por la mano insigne del cirujano plástico italiano Giuseppe Berlusconi, primo del célebre político peninsular. Lali Viana y Giuseppe están en pareja desde la cirugía, y los corrillos puntaesteños comentan que ello se debe a un canje de servicios recíprocos a plazo fijo, que terminará con el verano, cuando el artista del bisturí deba abocarse a otra célebre cirugía, que es nada menos que la reconstrucción del himen de la princesa holandesa Helga van Kojiinchen, previa a su matrimonio con el archiduque austríaco Wilhelm Kornukopen, al que ha prometido llegar virgen, aunque no mártir.

    El anfitrión, Thor Bitcoinssen, ofreció a sus invitados un buffet muy original preparado por el chef francés André Tutafé Trompé, consistente en shots de lombrices de campo marinadas en jugo de alcauciles de Vietnam, y costillas de comadreja al horno en reducción de tannat y jugolín de frambuesa. De postre, la sorpresa fueron los helados palito de frutilla para todos. Las bebidas: Dom Pérignon frappé y Colet con sorbito.

    Otro acontecimiento célebre de la temporada fue el casamiento de la uruguaya residente en Groenlandia Yirley Pastoretti (donde trabaja desde hace años como predictora del clima) con el multimillonario ruso Boris Beluga Kaviaroff, propietario del criadero de esturiones más grande del mundo, sito a orillas del mar Negro.

    Amantes de la naturaleza y propulsores de la defensa del medio ambiente, tanto Yirley (26 años, 90-60-90) como Oleg (86 años, 906.090.000 millones de Euros en su cuenta corriente del Kremlinbank de Moscú) alquilaron un bosque silvestre en las afueras de José Ignacio para la ceremonia, la cual fue llevada a cabo por el pizzero Francisco Tomatelli, jefe de horno de la pizzería La Exquisita, de la Teja, propiedad del padre de la novia. El Pancho, como lo llaman familiarmente, fue quien declaró a la pareja como marido y mujer unidos en matrimonio, por medio de un potente altavoz, dado que el novio padece de una tremenda sordera.

    Para darle un toque telúrico y natural al bosque, iluminado con antorchas de palmas traídas desde Borneo, el piso de hojas y ramas secas fue cubierto de bosta de canguro especialmente traída en un vuelo chárter desde Australia, en el que también viajaban varias parejas invitadas a la boda, que habían subido al avión en varios aeropuertos alrededor del mundo, las que manifestaron algún malestar al descender de la aeronave.

    —Fue un poco incómodo, pero ya pasó, todo se compensa con esta maravillosa recepción, tan natural como original —expresó la baronesa española Marieta de la Peineta y Zugarramurdi, ataviada con un largo vestido signé Armani, y luciendo un collar de brillantes de Cartier. No llevaba calzado, ya que el dress code de la fiesta era “descalzos en el bosque”.

    La cena de bodas constaba de una entrada de zanahorias fileteadas con salsa de hongos dulces espolvoreados con mijo y ajonjolí molido a mano, ancas de rana marinadas en una reducción de miel y alas de mariposa, y como postre crumble de puerros con azúcar negra y pimienta de Cayena.

    Dos conjuntos musicales de moda, Los Blogueros de la Corchea y Qumbia con Q animaron el baile, que se prolongó hasta la salida del sol, momento en que los novios y los invitados recorrieron en barcas a remo el lago existente en el medio del bosque, alimentando a las truchas sembradas días atrás por la servidumbre, al son de una orquesta de trompas, arpas, violines y chatas que los seguían a bordo de una balsa impulsada por un gondolero traído especialmente de Venecia.

    ¿Qué te vas a complicar con los bolonquis del agro del norte y del oeste, si la sal de la vida está en el este?