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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáVoy a expresar una fundamentación científica y razonable acerca de lo que considero un atropello al pueblo uruguayo por lo que significa aprobar en el Parlamento la ley trans.
La ley prevé la hormonización de niños/as con el objeto de “cambio de sexo”.
Esta práctica , según palabras de la Dra. Michelle Cretella, presidenta del Colegio Americano de Pediatría, es un “abuso infantil y daña a los niños”; lo expresó el 23 de febrero de 2018, en el Primer Congreso de Género, Sexo y Familia realizado en Madrid.
¿Por qué?
Por las siguientes razones:
1) El sexo no se puede cambiar, solo se cambia la apariencia externa de la persona; el sexo viene biológicamente establecido desde la etapa fetal prenatal por la acción de los genes y las hormonas.
2) La confusión de los niños/as de pertenecer a un sexo diferente del biológico (la clásica expresión popular de sentirse “encerrado en un cuerpo” cuando se siente pertenecer al otro sexo), esa confusión está demostrado científicamente que se corrige sola, espontáneamente al llegar la pubertad, en más de un 90% de los casos en los varones y en más de un 80% en las niñas. Es, por lo tanto, carente de sentido el hormonizar u operar niños cuando sabemos a ciencia cierta que al crecer ese trastorno se corrige solo.
3) La hormonización de niños/as introduce una enfermedad en un niño biológicamente sano, y por lo tanto contradice el principio ético básico en Medicina de primero no dañar (primum non nocere).
4) La hormonización no es inocua: produce esterilidad y atenta contra la salud del niño, dado que puede dar problemas de coagulación, provoca cáncer, subidas severas de la presión arterial y hasta ataques cerebrovasculares (ACV).
5) Los seguimientos a largo plazo de personas operadas o tratadas con hormonas para cambio de sexo, como el trabajo de seguimiento de 30 años de Suecia, del Instituto Karolinska publicado en el 2011, revela que, si bien al inicio las personas se sienten “satisfechas”, a mediano plazo la inmensa mayoría tienen dificultades en sus ajustes psicosociales, y revelan una alarmante tendencia al suicidio, hasta veinte (20) veces más que la población normal.
Este hecho de por sí constituye suficiente fundamento para desaconsejar la hormonización u operación con el fin de reasignación de sexo.
No en vano, en el John Hopkins University, donde en los 60 comenzaron las primeras operaciones de reasignación de sexo, en los 70 se dejaron de hacer porque, como dijo el Prof. Paul Mc Hugh, jefe de Psiquiatría de dicho hospital universitario, no dieron resultado.
6) Además, las operaciones de reasignación de sexo (sex resignement surgery) o plastia genital, como se llama también, son muy costosas (se habla de unos 20.000 dólares). Y ¿vamos a recargar al sufrido bolsillo de los contribuyentes uruguayos para financiar muy costosas operaciones que sabemos no dan resultado en mejorar a los pacientes?, ¿por qué no se utiliza ese dinero para otros fines de tratamiento urgentes que sí sabemos dan resultado?
En definitiva: estos tratamientos solo favorecen a la industria farmacéutica que dará las hormonas de por vida a estos pacientes, o a los centros que practican esas operaciones.
Para resumir: no es ético ni beneficioso ni operar ni hormonizar con el objetivo de cambio de sexo, y es un nuevo atropello a la sensatez y buena voluntad de los uruguayos, y un nuevo saqueo a sus sufridos bolsillos.
Solo con una sesgada intencionalidad política se puede encuadrar esta insistencia con los artículos de esta ley que, redactada así, debe ser rechazada por la población y no debe ser votada en conciencia por los legisladores.
Dr. Carlos María Schroeder Gastelumendi
Médico neurólogo
Médico internista
Docente de la Udelar