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    La meteorología y la oceanografía tienen la “visión de ser útiles”; sienten la “presión”, la “urgencia” y la “demanda” de información

    El desafío de Uruguay es lograr “una mejora en la predicción” porque el estado actual lo “necesita”

    “Los ingenieros estudian el movimiento del agua dentro de un caño o aprisionada dentro de un canal” pero a Carlos Roberto Mechoso, que tiene esa profesión, le interesaba más conocer qué ocurría cuando el agua y el aire estaban “libres” para entender el “fenómeno natural”, comentó a Búsqueda.

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    El uruguayo que inició su actividad académica en la Facultad de Ingeniería (Fing) de la Universidad de la República recibirá este viernes el título Honoris Causa . Radicado en Estados Unidos desde 1975, es considerado uno de los impulsores del estudio de cambio climático y las dinámicas ambientales en Uruguay. En la actualidad es profesor distinguido en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de California de Los Ángeles, un departamento pionero en el movimiento de fluidos (como el aire y el agua) y su combinación con programas de computadora para ver cómo interactúan la atmósfera y el océano.

    A continuación un resumen de la entrevista que mantuvo con Búsqueda.

    —Hay diferentes regiones climáticas en el planeta que funcionan distinto y generan impactos en sitios alejados. Hace unos años usted opinó que este funcionamiento era poco entendido. ¿Dónde radica la complejidad?

    —Una región del planeta puede afectar a otras muy lejanas. Por ejemplo, en el océano Pacífico casi periódicamente la temperatura del mar baja y sube unos cuatro grados (respecto al promedio) cada cuatro o cinco años, es una oscilación que se la llama El Niño. Ese calentamiento de la superficie hace que la atmósfera se perturbe con nubes muy altas y lluvias. El síntoma de lo que pasa en esa región se transmite a otras partes del mundo. Nosotros en Uruguay, sur de Brasil y norte argentino, tenemos la fortuna de ser la parte del mundo en que la conexión con ese fenómeno del Niño es muy clara. Permite pronosticar el clima con tres a seis meses de adelanto. Cuando está caliente el océano tiende a llover más y cuando está más frío cinco años más tarde tiende a llover menos.

    Cuando volví a Uruguay por trabajo por primera vez fui a la Fing en un año de sequía y les dije que había formas de predecirlo, no cuántas tormentas pero sí ver si habrá menos o más. Allí se formó el grupo de Dinámica de la Atmósfera y del Océano, que se ha hecho respetar mucho por hacer pronósticos de forma muy cautelosa y seria. Es un juego estadístico pero es como jugar con dados cargados, los productores de arroz se han beneficiado de la información.

    Las nubes son siempre complicadas. En el océano Pacífico hay un fenómeno de 40 días. Se producen grandes nubosidades que se trasladan de Oceanía hacia el este. Generan impactos que pueden llegar hasta Estados Unidos o Sudamérica. Influye en climas muy lejanos y es muy difícil reproducirlo en modelos.

    La predicción de los fenómenos ha avanzado, pero falta. Los modelos son de igual categoría o más modernos que los que utiliza el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) y tienen errores en su clima. El clima que producen los modelos no es igual al que se observa, es imperfecto. Hay errores sistemáticos, especialmente en Ecuador, que dan para preocuparse. Una parte de mi investigación es tratar de encontrar la razón para los errores.

    —¿Qué tipo de errores?

    —Un lugar donde los modelos producen errores es la costa del Perú aguas adentro del Pacífico. El sistema peruano es como San Francisco o como en África en Benguela. Consiste en un océano frío en donde hay surgencia del fondo del mar (agua que viene de las profundidades) y mucha pesca. Arriba está cubierto por nubes y es como un matrimonio, están juntos. Si no produce nubes pasa mucho sol y se calienta el océano, falla. Es delicado el balance pero no se logra reproducir en los modelos, encontrar por qué no se logra reproducir es un gran tema de la investigación actual. Tiene que ver en parte con la capacidad de las computadoras corrientes. Para modelar el océano necesitas dividirlo en cuadraditos de seis kilómetros de lado. Son muchísimos, y modelos como el del IPCC no son capaces de reproducir un fenómeno pequeñito. Los nuevos modelos están empezando a tener esa capacidad con nuevas computadoras, vemos progreso.

    Cuanto más grande la región más es la confiabilidad. Hay que mirar todos los modelos y ver en qué regiones del mundo dan más o menos la misma respuesta. Especialmente en los trópicos, en donde vive mucha gente, una tercera parte de los modelos no dan la misma respuesta. Con la colaboración internacional hay modelos que fueron mediocres y han mejorado, ahora son más homogéneos.

    —¿Qué opina sobre la confiabilidad de los datos que indican que existe cambio climático y habrá aumento de la temperatura?

    —Hay coincidencia a pesar de que hay variación en la precisión de los modelos. No hay ningún modelo que produzca enfriamiento (si se toma en cuenta cómo va a variar a futuro la composición de la atmósfera), es consistente.

    Hay muchas oscilaciones en el clima, diaria (día y noche), mensual, las estaciones, El Niño, periodos de variaciones de temperatura de décadas y también cada cientos de miles de años, que son las edades glaciales. Estamos en este momento en un período interglacial. Sabemos que una gran extensión de hielo cubrió el hemisferio norte pero no sabemos cuál es el mecanismo por el cual estas variaciones se desencadenan.

    —¿Cuánto incide el ser humano y sus acciones en este aumento de temperatura?

    —Existen oscilaciones en el sistema del clima. Entonces, ¿por qué no estamos ante otra oscilación más? Mirando el pasado, el anhídrido carbónico y la temperatura global han tenido oscilaciones muy importantes, pero en ningún momento de la historia hubo variaciones tan rápidas como la que ha ocurrido desde comienzos de la edad industrial. Nosotros la reproducimos en modelos de computadora cuya única diferencia es la composición de la atmósfera que depende del input de los humanos.

    El efecto invernadero se explica en términos físicos. ¿La contribución del ser humano es importante? Es una pregunta que continuamente la gente se está haciendo. Somos plenamente conscientes de esa pregunta. Hay cambios climáticos, pero una cosa es la detección y otra la atribución de ese cambio. Hay gente trabajando muy seriamente en el tema. Hay oscilaciones naturales que aparecen en la atmósfera y el océano pero también hay una oscilación forzada del exterior que resultaría de la contribución humana.

    —Usted participó en proyectos de investigación internacionales como Vamos y Vocals. ¿Qué información aportaron?

    —Vamos fue un proyecto de coordinación científica que involucró a las Américas. Para hacer investigación climatológica se necesitan barcos y boyas, y sale muy caro. El Programa Mundial de Investigación del Clima reúne a los científicos para que definan prioridades. Estudiamos un fenómeno de los Andes, una corriente en chorro de aire de 30 metros por segundo de muy pequeña extensión que trae humedades del Amazonas a la cuenca del Plata hacia nuestra parte. En el noroeste de Argentina se producen las tormentas más fuertes de la Tierra y se aprendió mucho sobre este efecto ubicado sobre países con muy pocos datos. Vocals tuvo gente de 25 universidades. En Arica (Chile) en 2008 trajimos cinco aviones y dos barcos para medir. El análisis sigue y ahora queremos estudiar el Atlántico. También estoy participando de GO (Green Ocean) Amazon. El Amazonas es verde y mojado y lo llaman océano verde.

    —¿Cuáles son los mayores desafíos en investigación?

    —Necesitamos reproducir las tormentas en el océano, que tienen unos 60 kilómetros o 100 de diámetro, son chicas. Hay preocupación por pronosticar tormentas de escala pequeña, como huracanes. Al calentarse la temperatura en la atmósfera, ¿cómo van a reaccionar los océanos? Se ha constatado que el océano alrededor del Ártico se calienta más que en la Antártida. ¿Cuál es la razón?

    La comunidad científica está cambiando. La investigación básica era entender los fenómenos como son. En este momento se está reestructurando porque hay una conciencia mucho más grande entre los científicos de que la aplicación del conocimiento que se obtiene de los estudios se aplique para mejorar las condiciones humanas.

    —¿Qué cambios implicó para la academia y cómo reaccionó ante la presión?

    —La comunidad se hizo muchísimo más grande. Ahora viene gente que trabaja en agricultura, en ríos. ¿La variación de temperatura será desastrosa para los cultivos? Hay que predecirlo. La gente de la pesquería quiere saber dónde habrá surgencia porque allí estará la comida para los peces. Hay demanda de conocimiento de los usuarios y necesidad de la gente que toma las decisiones. Los científicos están mucho más sensibilizados a las preguntas. La meteorología y la oceanografía siempre tuvieron una visión de ser útiles; ahora hay una visión más aguda, una urgencia más clara de dar productos e información que la gente pueda usar. La academia sintió esa presión y se hizo increíblemente sensible. Se están modificando los programas para atraer a estos otros interlocutores. Los sociólogos también. Ante una ola de calor ¿cuánta gente murió?, ¿dónde vivían?, ¿tenían electricidad?

    —¿Humaniza a la ciencia?

    —Sí. Es un reto enorme porque los lenguajes que hablamos son muy diferentes. La comunidad científica en clima está yendo en esta dirección. Siempre habrá estudios teóricos para entender lo básico. La Organización Meteorológica Mundial va a tener herramientas para hacer predicciones mucho más aplicadas a los usuarios.

    —¿Cómo ve la investigación en este campo en Uruguay?

    —¿Quién va a estudiar el efecto del Niño sobre nuestro país? Nosotros. El desafío es ahora cómo seguir todo ese conocimiento que se ha adquirido y transformarlo en una mejora en la predicción. Por suerte, el primer presidente del Instituto Uruguayo de Meteorología es el primer estudiante del grupo que yo creé, el ingeniero Gabriel Pisciottano. Me dio gran alegría cuando el ministro Francisco Beltrame me dijo que él era la persona. Se van a poder generar cambios en la predicción. El estado actual necesita mucho; somos un país pequeño y vamos a tener que participar en proyectos con otros países. Tenemos que estar atentos a lo que haga otra gente más grande. No podemos elegir la marca A si todos los demás eligen la B.