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Las Asignaciones Familiares no tienen impacto en la tasa de empleo pero sí desestimulan la búsqueda de trabajo formal, según el Mides
Es “posible mejorar la eficiencia del programa en términos de los ingresos disponibles de los hogares y resultados educativos de los beneficiarios”, de acuerdo con un informe de la Secretaría de Estado
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Una de las principales críticas que han recibido algunos programas del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) es que la transferencia monetaria a los hogares más pobres desestimula la búsqueda de trabajo. Las autoridades de esa secretaría de Estado sostienen, en base a dos investigaciones, que el programa Asignaciones Familiares-Plan de Equidad (Afam-PE) “no afecta, ni positiva ni negativamente” la tasa de actividad de quienes reciben la prestación, aunque sí es menos probable que uno de sus beneficiarios tenga un trabajo formal.
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El programa comenzó a ser aplicado en 2008 y está destinada a los hogares de menos recursos. La medida se suma a las asignaciones familiares tradicionales cuyos beneficiarios son los hijos menores de edad de trabajadores formales.
Hoy hay casi 403.000 beneficiarios del programa Afam-PE. El dinero que reciben del Estado depende de la cantidad de menores de edad y el nivel educativo, por eso puede ir de $ 939 a $ 5.874.
El Mides evaluó el funcionamiento de este programa mediante una investigación desarrollada por el propio Ministerio y otra externa realizada por integrantes del Instituto de Economía de la Facultad de Economía (Universidad de la República). Las conclusiones de esos trabajos están incluidas en el “Informe Mides. Seguimiento y evaluación de actividades y programas 2011-2012”, presentado semanas atrás por el ministro Daniel Olesker.
En el documento, el Mides reconoce que en “otras experiencias internacionales” se observó que las transferencias monetarias “pueden afectar las conductas, las actitudes y el vínculo de los integrantes de los hogares beneficiarios del programa con el mercado de trabajo”.
“Mediante metodologías de evaluación de impacto que buscan aislar el efecto del programa en las variables analizadas, se encuentra que el programa no afecta, ni positiva ni negativamente, la tasa de actividad de los miembros de los hogares que reciben la prestación, tampoco la de empleo, ni las hogares trabajadas”, dice el Mides.
Sin embargo agrega que según el estudio realizado por el Instituto de Economía, se “encuentra que la probabilidad de que los beneficiarios de Afam-PE tengan un empleo formal es casi 20 puntos porcentuales menor que para aquellos con características similares pero que no son beneficiarios. Es decir que el programa, bajo sus actuales condiciones de funcionamiento, desestimula el acceder a empleos con cotización a la seguridad social”.
Por otro lado, el documento del Mides indica que hay una “probabilidad” de que las “decisiones de gasto sean asumidas por mujeres es mayor que en hogares de similares condiciones, pero que no son beneficiarios de Afam-PE”. Este programa establece por ley que el titular de la prestación sea preferentemente mujer, “bajo el supuesto de que las mujeres realizan una mejor administración del dinero en beneficio de los miembros del hogar, en relación a la que realizan los varones”.
En el informe también se evalúa el impacto de esta prestación en la educación y salud de los menores de edad. No se encuentran efectos del programa en la matriculación y asistencia a enseñanza primaria “esencialmente debido a la casi universalización de la enseñanza en este nivel”, dice el documento. “Sin embargo, al analizar el impacto sobre la asistencia a la enseñanza media se observa que el programa tiene un efecto positivo, esto es, aumenta la probabilidad de asistencia de los beneficiarios en relación a aquellos que no reciben la transferencia. La magnitud del impacto varía de acuerdo a la metodología utilizada y año de referencia”.
Según el informe del Instituto de Economía para el Mides, el impacto de las Afam-PE para el año 2012 marca que la probabilidad de asistencia al nivel medio aumenta 3%. En tanto, en el informe hecho por el Mides y el Instituto, para los años 2008 y 2009 el efecto se encuentra entre 7 y 11%.
En cuanto a la dimensión salud “no se observan efectos del programa en la atención sanitaria, resultado esperable dado los altos niveles de cobertura y atención existentes en el país”, dice el Mides.
Respecto a la incidencia en la pobreza y la desigualdad, en el informe se analiza el impacto del programa Afam-PE y de la Tarjeta Uruguay Social (TUS), una tarjeta prepaga para la compra de alimentos, artículos de higiene personal y del hogar.
Ambos programas “ayudaron a reducir cerca de dos terceras partes de la incidencia de la indigencia (64%). Por su parte, la contribución de estos programas a la reducción de la pobreza es menor, alcanzando a explicar el 10% de la reducción. Es decir que si los hogares no hubieran recibido estas transferencias monetarias, la pobreza hubiera sido un 10% mayor y la indigencia un 64% mayor que la que se registró en el 2011”, sostiene el Mides en su documento.
Además, las transferencias no contributivas “explican un 16% de la reducción de la brecha de pobreza, indicando que luego de recibir las transferencias se acorta la distancia media de los hogares a la línea de pobreza”, añade. “Incluso quienes continúan siendo pobres son, en términos medios, menos pobres que sin las transferencias y en consecuencia están más cerca de acceder a un ingreso que les permita salir de la situación de pobreza”.
Cambios en los montos.
En las conclusiones del informe, el Ministerio indica que hay “alteraciones en los efectos a esperar por parte de estas políticas de transferencias, esencialmente vinculadas a los montos que otorgan y en consecuencia a sus impactos en términos de superación de las situaciones de vulneración”.
“El escaso monto de la transferencia en relación a la línea de pobreza explica la baja contribución a su reducción, aun cuando se trata del programa de transferencias monetarias no contributivas con mayor cobertura”. El Mides señala que el hallazgo dice “poco del efecto específico de la transferencia monetaria y más bien señala un problema en las reglas de selección y mantenimiento de la prestación. El control de ingresos realizado automática y mensualmente por el BPS se entiende como el desestímulo más importante a la no formalización. En consecuencia, actualmente y en acuerdo con el BPS, se está en proceso de actualización de este mecanismo mediante su anualización, de manera de atenuar o revertir este efecto”.
El Ministerio considera que es “posible mejorar la eficiencia del programa en términos de los ingresos disponibles de los hogares y resultados educativos de los beneficiarios, mediante modificaciones en los montos de la transferencia, la escala de equivalencia, y los complementos de montos diferenciales en poblaciones priorizadas”, como adolescentes o menores de 0 a 3 años de edad.