• Cotizaciones
    martes 10 de septiembre de 2024

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Las zonas francas 100 años después

    Sr. Director:

    Alfred Hichtcock filmó las películas 8 a la deriva (1944) y La soga (1948) en una sola locación cada una, la primera, en un bote que está dentro de un montaje con mar de fondo, la segunda, en el living de un apartamento. Son dos producciones austeras de calidad, con fines de lucro y que lograron arraigo entre un público masivo. En la actualidad las consumen cinéfilos.

    El Teatro El Galpón y La Vorágine Films concretaron Provisorio, una serie con episodios de ficción unitarios que transcurren en el mismo apartamento, escenificado en el escenario de El Galpón. Según se informa, el proyecto se materializó exclusivamente con financiamiento del Estado (Ministerio de Educación y Cultura y otros). Canal 10 participa otorgando un espacio los viernes a las 23 horas. El resultado es de calidad y demuestra que es posible realizar ficción nacional en la que se abordan anécdotas, temas y actividades de la experiencia humana al modo uruguayo, con cierta profundidad y entretenidas, destinadas a un público amplio, abierto, significativamente en números de audiencia. Participaron directores, dramaturgos, actores, técnicos y más, todos uruguayos. En total aportaron trabajo remunerado unas 70 personas. En las tareas de dirección, guion y producción están presentes compatriotas con antecedentes en la realización de ficciones y documentales. Se pueden citar otros ejemplos de calidad y propuestas para público masivo, como el documental Mundialito o el largometraje El viaje hacia el mar.

    Los malla oro de las series y el cine uruguayo (documental, ficción) son instituciones y, dentro de ellas, personas que no llegan a obtener ingresos para financiar producciones que puedan considerarse con fines de lucro. Tienen una escala como la de los pequeños negocios de barrio, como almacenes, kioscos o lavanderías. Están organizados en productoras para desarrollar proyectos. También existen los mallas oro de la publicidad, que tienen fines de lucro y están organizados en agencias y productoras distintas a las de ficción y documental. Y hay productoras privadas para contenidos de televisión que algunas veces materializan proyectos de documental y ficción y otros de significación cultural.

    Los canales de televisión con fines de lucro (4, 10, 12 y VTV) no han tenido iniciativas de llevar adelante cine y ficción nacionales. Duele ser sincero: son una fuente inagotable de productos burdos bien compaginados, con estructura sólida. Para muestra, un botón: emiten más de cuatro horas diarias de noticieros, si se suman los de mediodía, tarde y noche. Un país de tres millones y medio de habitantes no necesita esos despliegues, pues no hay tantas cosas relevantes que cubrir. La crónica roja ocupa allí un espacio muy amplio, con un relato de tipo documental policial realista y morboso. Los programas con franquicias internacionales son mediocres. Por ejemplo, Polémica en el bar en su origen fue un gran programa cómico argentino con personajes memorables, como Fidel Pintos, que despertaban la risa con gran empatía con los televidentes. Hoy en Uruguay Polémica en el bar es como un gallinero de opiniones políticas, una caricatura estridente y banal.

    Dichos medios están agraciados por una respuesta importante de público. Esto es tan verdad como que la mayoría de la población tiene mal gusto, aquí y en el resto del mundo. El buen gusto es de minorías ilustradas que se orientan de manera continua a serlo. La vocación de ilustración se adquiere en primerísimo lugar en la familia y en segundo término en el sistema educativo. La exposición a los canales de televisión puede contribuir al refinamiento o a perpetuar la banalidad. Pero hay caminos intermedios; un ejemplo fue el de Telecataplum, con los hermanos Scheck, propietarios del Canal 12 y El País, que se desempeñaron como guionistas y productores dentro de las reglas del mercado con fines de lucro. Más adelante se sucedieron otros exitosos programas de humor, como Decalegrón, con el mítico Ricardo Espalter. Vale mencionar el antiguo programa de preguntas y respuestas Martini pregunta, en el que participaban cultores aficionados de temas diversos —históricos, musicales, etc.—. Entre los especialistas del panel había personalidades como el historiador Enrique Mena Segarra, que formulaba preguntas a los participantes y realizaba comentarios enriquecedores. El resultado era una fuente de información de calidad y entretenida. También es oportuno recordar el programa Inéditos, producido y dirigido por Luciano Álvarez, con financiamiento de la Universidad Católica y la Fundación BankBoston, emitido por Canal 10, que compaginaba documentos visuales de particulares realizados de forma amateur. Inéditos fue un aporte a la identidad nacional. Canal 10 realizó varios ciclos de Carnaval en concierto, una propuesta con actuación de murgas. El cine que presenta actualmente Canal 5 es otro ejemplo positivo. Emite películas de calidad y amenas para un público amplio, con títulos como La Strada, Il Postino y la serie Comisario Montalbano. También realiza el ciclo Patrimonio Silencioso. TV Ciudad aporta lo suyo en la mayor parte de su programación.

    En estos días se dio a conocer una propuesta del Ministerio de Industria, Energía y Minería, de significación cualitativa y cuantitativa. Se trata de repartir 85 millones de pesos (2,2 millones de dólares) mediante un llamado para que los canales de televisión privados realicen producciones tanto para el mercado interno como para el internacional. El financiamiento no es total, sino el 30% del costo de cada proyecto, y el monto total debe ascender al menos los 500.000 dólares.

    Como comunidad nacional, lograr un avance, un crecimiento para disfrutar y crear demanda de bienes de calidad con orientación a un público masivo requiere medios idóneos, y estos no son los canales de televisión con fines de lucro. Pueden poner a disposición sus pantallas —lo que es mucho— y los servicios de venta de publicidad, asesoramiento jurídico, conexiones con medios extranjeros y alguna otra obligación. Los mallas oro del cine uruguayo son los únicos capaces de hacer las cosas bien y mejor. Además, se lo merecen, porque la reman contra viento y marea. En algunos casos han invertido dinero personal, de familiares y amigos. La vocación y la pasión y otras dimensiones racionales y emocionales los llevan a ello. Son artistas, siempre buscan concretar, insisten. Esto lo han comprobado todos los estudios sobre las actividades culturales de economistas como Bruno Frey, David Throsby, Richard Caves, François Benhamou, Lluis Bonet Agusti y más.

    Por otra parte, en cultura la oferta es la que determina la demanda, según concluyeron los mencionados economistas. Solo existen necesidades y demandas generales como entretenerse, ocupar el tiempo libre, concretar identidades y perfiles simbólicos propios de la nación, sectores dentro de ella y tal vez de trascendencia internacional, como el tango1. Lo que efectivamente se ofrece y genera arraigo o rechazo no está predeterminado. Cada novedad, cada propuesta concreta conlleva una gran incertidumbre.

    Los fondos para cine —series, documentales, animación, no ficción, humor, experimentales y otros— deberían estar en la órbita exclusiva del MEC, no de un ministerio al que no le competen los temas culturales. El MIEM podría encargarse de estimular la publicidad, ya que si es industrial y con fines de lucro no es un bien cultural. También los economistas mencionados y especialistas en marketing cultural, como Colbert y Cuadrado, sostienen posturas de clara diferenciación entre lo cultural y lo que no es cultural, como la publicidad, que utiliza acervos, saberes e idiosincrasias de la cultura para fines distintos a lo artístico y se limitan a vender productos, lo que es positivo y normal dentro de una economía de mercado con participación estatal, como la que vivimos. Hay que reconocer que el cine y los demás bienes audiovisuales de contenidos culturales utilizan recursos disponibles en la publicidad, como insumos técnicos, iluminación, sonido, personal de producción, músicos, fotografía, búsqueda de locaciones y otros. Estos desempeños generan músculo en la publicidad, benefician al cine y los demás productos culturales audiovisuales.

    Otro hallazgo de los especialistas mencionados es que los productos artísticos son meritorios, es decir, el mercado no los financia en cantidad y calidad y por ello necesitan fondos públicos.

    El llamado del MIEM, además, auspicia la realización de piezas para el mercado internacional con independencia de si se emitirán en el medio local. No hay razones de significación para financiar proyectos que no se emitan en el país; por el contrario, se está fomentando el desarraigo.

    Este texto no cambiará la filosofía del llamado del MIEM, dado que hay otros enfoques centrados en el tecnicismo audiovisual, su carácter industrial y la oportunidad de trabajar con empresas que tienen fines de lucro. El cine y los programas de televisión artísticos son industriales, pero también culturales; aquí y en todo el mundo, la publicidad, los videojuegos y los noticieros, el fútbol son otra cosa. Hay que decirlo con todas las palabras: existe una sospecha de que las organizaciones y las personas que producen bienes como cine y seriales no son hábiles para desempeñarse en un medio comercial, con fines de lucro, como lo son los canales de televisión privados. Esto no es necesariamente así, y las bases del llamado podrían haber estipulado que se convocara a productores y directores de contenidos culturales para realizaciones nacionales que cuenten con la asociación de un canal de televisión nacional con fines de lucro. Pero no, se está alentando el comportamiento especulativo propicio a los “cazadores de rentas” y no a quienes la laburan día a día durante la mayor parte de su existencia. Es verdad que existen tendencias cerradas dentro de algunos realizadores de ficción y documental que pretenden seguir los caminos de cine de culto y del llamado “cine de autor”, como Andrei Tarkovsky, Jim Jarmusch, David Lynch o Wim Wenders, todos con realizaciones de gran calidad que no son masivas ni lo van a ser nunca. En este punto los mallas oro deben comprender la necesidad de tener empatía con mayorías 2.

    Los medios de comunicación, una vez pasada la ejecución de los proyectos con financiamiento público, no van a continuar realizando contenidos de ficción y documentales. Si no hay plata segura del sector público, no van a arriesgar, como sucede en la actualidad. Cero. Por tanto, el llamado tiene una sustentabilidad relativa, encapsulada en ese contexto. No tiene horizonte de mediano plazo. Cabe recordar que los canales privados con fines de lucro nunca fueron licitados y no pagan canon alguno, hechos reñidos con el ambiente de negocios en un marco liberal, de competencia abierta.

    La intención de estas líneas es poner en negro sobre blanco lo que está en juego, manifestar lo que se piensa y se comenta en privado y queda mal hacer público.

    Agentes 86 y 99

    (1) Ejemplo: nadie esperaba a los Beatles, pero por ese entonces había por primera vez en la historia de la humanidad un estamento social, los jóvenes, que formaban un “nosotros” distante de la niñez y de los adultos. Necesitaban un lenguaje, algo con lo que identificarse y constituían un mercado, hablando económicamente. Los Beatles, más allá de su valoración artística, colaboraron con la formación de una identidad en el período de la vida conocido como juventud. La oferta calzó con una necesidad general.

    Sr. Director:

    La situación actual de las zonas francas nos convoca al cumplirse 100 años de su ley de creación.

    Ya en el año 1919, después de la presidencia de José Batlle y Ordóñez, el entonces presidente de la República, Dr. Baltasar Brum (1919-1923), concibió la idea del establecimiento de las zonas francas, a través de la experiencia recogida en sus viajes por Europa y EE.UU.

    Desde sus inicios, ya fueron creadas con los principios que aún hoy rigen las mismas, inclusive con cambios que se han realizado en los últimos tiempos.

    Haciendo un poco de historia, recordemos que al finalizar su mandato el Dr. Brum ya tenía su proyecto de ley preparado y este se materializa en junio de 1923 en la presidencia del Ing. José Serrato.

    La ley original (7.593) fue aprobada el 20 de junio de 1923 y su contenido ya manifestaba las necesidades de un país más abierto al comercio internacional, más propenso a las exportaciones y a la creación de nuevas fuentes de trabajo.

    De retorno a la democracia, en el año 1987, el presidente de la República, Julio María Sanguinetti propone el desarrollo de las zonas francas, surgiendo la actual Ley 15.921, texto legal que aún hoy nos rige, con pequeñas modificaciones (Ley 19.566).

    Debemos recordar que, en aquel año, en acaloradas discusiones parlamentarias, la coalición frenteamplista, con una firme y constante oposición, argumentaba que a este régimen en discusión “no se le aplica la carga impositiva general vigente en el país”, y que “se generarían más desigualdades, y que se vulneraría nuestra soberanía”.

    Personalmente las defendía, expresando sencillamente que “no podía gravarse con impuestos a aquellas empresas que no existían”.

    Decíamos: “No podemos gravar lo que aún no se ha instalado”.

    Sin embargo, en sus 15 años de gobierno, el FA apoyó fervorosamente la instalación de varias industrias en zona franca, dejando de lado aquella férrea oposición, tan desmedida como inoportuna.

    A pesar de ello, los partidos fundadores, Partido Colorado y Partido Nacional, aprueban ese nuevo régimen legal, esperanzador cambio de actitud y valoración de las zonas francas, aun sin el apoyo de todo el Parlamento.

    Con esta ley, se promueve, y aprueba, la ley forestal, gracias a la cual años después, en aplicación de ambos sistemas, se consolidan inversiones millonarias en nuestro país como lo son las industrias de celulosa.

    ¡¡¡100 años y aún vigentes!!!

    Es preciso destacar hoy, en 2023, la importancia de un sistema económico en toda la extensión de la palabra, que ha generado para las empresas y para sus trabajadores, ventajas y oportunidades únicas en la región.

    En un régimen de libertad, se ha logrado una modernización en todos sus aspectos, generando un clima de estabilidad empresarial y procurando siempre su descentralización territorial.

    En ese entonces decíamos que “con el desarrollo y promoción de las zonas francas se procura contribuir al desarrollo de la economía nacional, mediante la creación de nuevos puestos de trabajo, la captación de nuevas inversiones, tanto extranjeras como nacionales, aumento de las exportaciones no tradicionales, asegurando la apertura de nuevos mercados y la promoción de la integración regional”. ¡¡¡Y vaya si se ha logrado!!!

    Este régimen legal ha logrado atraer empresas extranjeras que de otra manera no habrían tomado la decisión de invertir en un país tan pequeño como lejano en un mundo globalizado.

    En estos últimos años, se han instalado empresas industriales, tecnológicas, comerciales, de servicios en general, logística y recientemente se ha incorporado el teletrabajo, hay zonas temáticas, y no lo hacen aprovechando solo las ventajas de exoneración de impuestos, sino que buscan un país con seguridad jurídica, estabilidad, un lugar atractivo para las personas y para los negocios.

    Hoy hay más de 15.000 empleos directos en las zonas francas, casi 20.000 empleos indirectos, y todos sus trabajadores gozan de buenos salarios (Censo realizado en 2019.).

    Los trabajadores son, en su gran mayoría, jóvenes con salarios muy por encima de la media nacional, que se acercan a estos centros de negocios, de comercio e industria buscando oportunidades de progreso personal.

    Estas actividades económicas se desarrollan en espacios amplios, pensados con comodidades suficientes, lugares gastronómicos y de esparcimiento.

    Pocos días atras, la ratificación del Acuerdo Bilateral con Brasil para comercializar bienes con Arancel Externo Común Cero desde nuestras zonas francas es un logro de singular importancia, dado que posibilita más inversiones e incrementa nuestras exportaciones, con el consiguiente aumento del empleo calificado.

    Este acuerdo deja atrás aquella tan polémica e injusta Decisión 8/94 del Mercosur, que imposibilitaba el ingreso a Brasil de bienes que pasaran por las zonas francas, industrializados en parte, con la pérdida de origen consiguiente.

    Se agrega ahora la posibilidad de ingresar todo tipo de comercio e industria, aunque los servicios —que representan un 50% de las exportaciones desde zona franca— aún no están incluidos en esta normativa.

    Las actuales y futuras autoridades, públicas y privadas, deberán continuar en el camino iniciado hace ya 100 años, pensando en la permanente actualización del sistema de zonas francas, en un mundo tan globalizado, competitivo y cambiante.

    ¿Por qué no extender este sistema económico a otras áreas del comercio nacional, o bien ir desarrollando la idea de un país libre de fronteras económicas, paso a paso y con políticas de Estado muy proactivas que acompañen la inversión?

    No puedo dejar de recordar aquellos primeros meses de desafío personal al frente de la Dirección Nacional, muy joven, logrando posicionar a una empresa internacional de bebidas en zona franca de Colonia, como ancla de futuras realizaciones, que significó una inestimable ayuda en los años venideros, para lograr el gran desarrollo actual.

    Comenzamos con una idea base, y con trabajo, disciplina, perseverancia, y apoyo de las autoridades nacionales y todo el sector privado, las zonas francas salieron adelante y se encuentran hoy con un presente excepcional y, mejor aún, les espera un futuro venturoso.

    Esc. Álvaro Mastroianni Bernasconi

    Director nacional de Zonas Francas 1985-1990