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    Los carriles de la rambla

    Sr. Director:

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    Hace décadas que los ingenieros estudian el diseño de las calles y rutas para lograr seguridad y confort. Sin embargo, en Uruguay hay numerosos ejemplos de vías pésimamente diseñadas.

    Basta ver la rambla de Montevideo, donde parece que las autoridades de vialidad no saben distinguir el dos del tres. En efecto, la cantidad de carriles cambia de dos a tres cada pocas cuadras. Esto genera varios embudos, en particular en las horas pico, y varias situaciones peligrosas.

    Las zonas de tres carriles son muchas veces angostas, lo que enlentece el tránsito. De hecho, en Pocitos los ómnibus no caben en el carril derecho, por lo que ocupan la mitad del carril central. Cuando los ómnibus se detienen en las paradas, los conductores del carril central se encuentran sin espacio para seguir, por lo que deben decidir entre cambiar de carril o frenar bruscamente. Lo lógico sería que se mantuvieran dos carriles en todo el tramo de Pocitos, con zonas de estacionamiento en los tramos más anchos.

    Del mismo modo, en el puerto del Buceo hay tres carriles hacia el este, que se convierten en dos a la altura del Museo Oceanográfico. Para colmo de males, el carril de giro a la izquierda en el Cementerio del Buceo mide apenas 60 metros. De tardecita queda repleto y la fila sobresale ocupando el carril izquierdo. Por lo tanto, los tres carriles originales se convierten en uno, generando un embotellamiento de varias cuadras. Lo lógico sería que en el puerto del Buceo hubiera solamente dos carriles más una zona de estacionamiento, y que el carril de giro a la izquierda fuera mucho más largo.

    Un tercer ejemplo es rambla de Malvín. Yendo al este, los dos carriles se convierten en tres y luego en cuatro. Sin embargo, en el cruce con Hipólito Yrigoyen el carril de giro a la izquierda es prácticamente inexistente, por lo que el supuesto carril de la derecha lo utilizan quienes esperan para girar. Mientras, en el carril de la derecha suele haber autos estacionados. Pese a que sobra espacio, el pésimo diseño de los carriles genera un embudo peligroso.

    Lo inverso ocurre en la senda hacia el oeste en Malvín, donde hay tres carriles hasta el semáforo, que luego se convierten en dos. Esto generaba un embudo a la altura del semáforo. El colmo es que la intendencia prohibió estacionar en las siguientes tres cuadras, por lo que el embudo ahora se genera tres cuadras después. Así, la decisión no resolvió el problema del embudo, pero perjudicó notoriamente a los vecinos.

    Hay otros casos donde la intendencia eliminó zonas de estacionamiento para agregar carriles inadecuados. Por ejemplo, en la calle Rodó y en el tramo flechado de Rivera se puso un tercer carril exclusivo para ómnibus, pero estos no caben porque los árboles sobresalen por encima del carril.

    No todo problema vial necesita una megainversión para resolverse. En varias ocasiones, basta pintar bien los carriles y las zonas de estacionamiento.

    Ignacio Bettosini