Los datos contra el relato que marcó el presidente en una rendición con mucho balance, algunos anuncios y varias alusiones a la LUC

Y su exposición comenzó, previsiblemente, por un repaso cronológico que lo llevó a un año atrás, cuando Uruguay estaba amenazado por la primera ola de la pandemia del virus Covid-19, mientras negociaba la llegada de las vacunas para lograr inmunizar a la población y detener la ola de contagios. Lacalle Pou destacó la campaña de vacunación que comenzó en marzo de 2021 y que hoy puede presumir de tener al 83% de la población con al menos una dosis, el 76% con dos, y casi dos millones de personas con las tres dosis de la vacuna contra el Covid. El presidente, que ha quedado en el imaginario popular como un buen surfeador de los complejos embates de la pandemia, aprovechó a pasarle viejas facturas a la oposición. “Todos ustedes recordarán aquella predicción de que nos íbamos a quedar sin camas suficientes de CTI. Bueno, el Uruguay en este tiempo duplicó las camas de CTI”, destacó. Y agradeció al personal de salud y especialmente a enfermeros e intensivistas que soportaron una expresión extra sobre sus espaldas.

Anunció que en el 2022 tiene como “foco” atacar las causas por las cuales la gente va a vivir en las calles. Y las enumeró: trastornos mentales, adicciones, personas recién salidas de la reclusión penitenciaria.

Destacó un plan piloto para promover la formalidad laboral.

El presidente celebró “un dato importante que habla de la trascendencia que tiene la aceleración de los procesos”: este año se realizaron 125 adopciones. Valoró que es el mejor dato desde el 2001, cuando se empezó a llevar registro. Por su estrecha relación con normas aprobadas en la LUC, fue la primera vez que sobrevoló en el Parlamento el tema del referéndum.

Anunció la creación de la ciudad universitaria Jorge Larrañaga —“a quien extrañamos todos los días”— que permitirá albergar a entre 150 y 180 jóvenes del interior del país. Fue el momento emotivo y el de los primeros aplausos de la tarde. Pausa para tomar agua.

Siguió con temas de vivienda. Valoró la creación del Fideicomiso de Integración Social y Urbana con el propósito de duplicar la inversión anual histórica en asentamientos. Estimó que se invertirán 240.000 millones en los próximos tres años.

Se detuvo durante sus buenos minutos en la seguridad pública, “un desvelo para este gobierno”.

“Asumimos compromisos y los hemos venido cumpliendo”, subrayó. Pero dijo que no será el conformismo la actitud del gobierno. “Estoy convencido que estamos en el rumbo adecuado. No se trata de relato, se trata de datos. La cifras son contundentes”, señaló y comparó números con 2019.

Dijo que los homicidios bajaron 23%, la rapiñas y los hurtos 19% y 36% respectivamente. Reconoció que el “flagelo” de la violencia doméstica sigue azotando. Se detuvo, además de los datos, en aspectos que mejoraron la seguridad: equipamiento y despliegue territorial, comisarías, móviles, armamentos; y el escudo legal que necesita la Policía. Otra vez la LUC sobrevolando los rincones del Parlamento. “La delincuencia está cada vez más armada y tecnificada. Impulsamos a través de la LUC normas jurídicas para cuidar a quienes nos cuidan”. Dijo que con su voz “serena y firme” no estaba hablando de relatos, estaba hablando de datos.

Sobre el rol internacional del gobierno, remarcó que desde el inicio de su gestión ha buscado transitar la apertura al mundo y convencer a los socios del Mercosur para modernizar la herramienta. Dijo que anteriores gobiernos han hablado de la flexibilización del bloque, pero que el suyo “pasó de las palabras a los hechos”. Destacó en ese sentido el avance del Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, del que espera anunciar novedades a la “brevedad”, y apuntó las conversaciones formales con Turquía para otro TLC.

En materia de trabajo destacó que en diciembre el desempleo tuvo un registro del 7% y que se redujo el trabajo informal. “Datos, no relatos”, insistió. Mencionó las 200 mesas de negociación colectiva que alcanzó a 650.000 trabajadores. Y prometió que este año “va a comenzar el proceso de registrar la recuperación del poder adquisitivo del salario”.

Anunció una importante inversión en obras viales y otros proyectos de fortalecimiento: US$ 869,3 millones. Y desglosó el importe en cada uno de los rubros de la construcción.

El presidente dejó para el final el capítulo económico de su rendición de cuentas. Dijo que el 2021 estuvo pautado por “datos auspiciosos” en lo que hace a la recuperación de la economía y el empleo. Habló de la proyección de crecimiento a un 4,5% y de la recaudación tributaria, que creció un 7,1% respecto a 2020. Dijo que hay una “mejora” en las cuentas públicas por segundo año consecutivo. “¿Por qué quería destacar estas cifras?”, se preguntó. “Porque queda meridianamente probado que se puede hacer política económica responsable, que se pueden sostener políticas sociales y aumentarlas. Se pueden generar incentivos a los emprendedores de todos los tamaños. Se puede. Vamos a terminar con esa falsa dicotomía. No es la discusión más o menos Estado, es cuidar los recursos públicos y ser justos al gastarlos o invertirlos”.

Habló sobre la discusión política instalada en campaña y en el primer año de gobierno sobre planes apalancados con nuevos o más impuestos. “Dato y no relato”, volvió a decir. “Se hizo una fuerte inversión social, se cumplieron los planes económicos y no se le metió la mano en el bolsillo a los uruguayos”. Un aplauso largo. Otra pausa para tomar agua. Y otro aplauso, el penúltimo de la jornada, que sobrevino con el compromiso del gobierno de reducir el IASS y aumentar las deducciones del IRPF.

El presidente cerró su discurso con un tema de largo aliento. Miró ocho años hacia adelante. Dijo que charló con el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim, y sentó con él las primeras bases para que en el 2030, después de dos presidencias y un compromiso político de todos los partidos, haya un nuevo Hospital de Clínicas como “regalo” por el aniversario de la Jura de la Constitución.