En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Todos los domingos Luis Perdomo prendía la radio en su Caracas natal para escuchar el programa El idioma del Jazz. Desde Louis Armstrong hasta Lee Konitz, desde Benny Goodman y Duke Ellington hasta Charlie Parker y John Coltrane, el programa abarcaba la historia completa del jazz, sus estilos, sus músicos rupturistas, sus sonidos más distintivos. Y Perdomo fue tomando nota. Más tarde, ya afincado en la Meca del Jazz que es Nueva York y reconocido como uno de los grandes pianistas emergentes, Perdomo no dejaría de agradecer su deuda con tres personalidades relevantes: el docente austríaco Gerry Weil y los pianistas norteamericanos Harold Danko y Sir Roland Hanna. El primero con sus conceptos de conservatorio y los segundos con sus ideas sobre la improvisación, fueron una clara inspiración para el venezolano, un pianista cuyo sonido está completamente alejado de cualquier cliché latino. Solo basta escuchar sus discos Pathways y Links, ambos para el sello holandés Criss Cross, para corroborarlo. Y Perdomo estará en la finca El Sosiego.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
La primera vez que pisó Los Ángeles, el quinceañero nicaraguense Donald Vega sabía decir solo dos palabras en inglés: Bud Powell. Lo llevaron al programa de radio Jazz on the Latin Side y le pusieron un piano delante para que tocara un par de piezas. Dejó K.O. al conductor y suponemos que a toda la audiencia. Hoy Mr. Vega es el pianista inamovible del grupo de Ron Carter —con quien visitó Montevideo en setiembre de 2013— y otro de los grandes músicos emergentes de la escena jazzística actual. Tampoco cae en frases clichés para “vender” un sonido latino. Vega puede citar como influencias a Oscar Peterson, a McCoy Tyner y a Bill Evans, pero no olvida a su tío Tránsito, un pianista aficionado que tocaba por las tardes al caer el sol y dejaba embelesada a toda la familia. Y Vega también estará en la finca El Sosiego.
Son demasiados los grandes nombres de este milagroso Festival Internacional de Jazz de Punta del Este que llega a su decimonovena edición y que se celebra desde hoy jueves 8 y hasta el próximo domingo 11 de enero. Cuatro días a pura música a partir de las 20 horas, con tres conciertos diarios de una hora cada uno, como ya es habitual en los ondulados campos de Punta Ballena.
Sigamos con los pianistas para mantener cierto orden. El señor Bill Cunliffe homenajeará a quien tal vez sea el más lírico, el más sensible y el más romántico de todos los pianista de jazz: Bill Evans, un emblema, una iconografía clásica del siglo XX con sus lentes de grueso armazón, la mirada triste y el cigarro. Si hubiese que amansar al mundo, en caso de que el mundo pudiese ser amansado con sonidos, habría que ponerle la música de Bill Evans. Cunliffe se presentará en el cuarteto liderado por el contrabajista Martin Wind, también integrado por el curioso Scott Robinson en saxo tenor (aunque puede tocar toda la gama de saxos, desde el barítono hasta el saxo de llavero), el hombre de las camisas floridas diseñadas por su esposa. Y completa el grupo el legendario baterista Joe LaBarbera, legendario posta, porque fue partícipe de uno de los famosos tríos de Bill Evans (y también tocó, entre otros, con el gran Art Pepper, por si quieren hacerle preguntas al respecto). Demasiado, señores, demasiado. Y apenas comenzamos.
Más pianistas. Por allí aparece Danny Grissett, otro que tocó con una larga lista de monstruos de los que mencionaremos solo a Tom Harrell, que alcanza y sobra. Grissett estará acompañado por el soberbio contrabajista Peter Washington y el no menos talentoso baterista Bill Stewart, en un cuarteto liderado por el trompetista Jeremy Pelt, que fue una de las estrellas de aquella edición del festival en la Azotea de Haedo puntaesteña, donde antaño el Che Guevara se fumó un puro para las fotos.
Pero como el vértigo y la abundancia de estrellas no decrece, se sumarán los saxofonistas Harry Allen y Grant Stewart, este último un ciudadano habitual del festival, un simpático canoso que se pasea por allí y saluda a todos porque a todos los conoce. Hay músicos que uno no se cansa de escuchar, y Grant Stewart es uno de ellos.
Volvamos a Vega. El nicaragüense llega acompañado por el contrabajista Yasushi Nakamura y por el baterista Carl Allen, y si Ud. se detiene en este hombre no le quitará la vista ni los oídos de encima: es un fenómeno de la percusión. Seguimos con los excesos: el trío se transformará en cuarteto con el saxofonista Vincent Herring, quien ya nos visitó con Cedar Walton y demostró lo que sabía soplar.
El vértigo no cede. El señor Perdomo nos recuerda que en sus filas estarán el baterista Jonathan Blake, el tenor Mark Shim y Hans Glawischnig, uno de los contrabajos sobresalientes del festival. Por allí, si Ud. deposita el oído, también se llevará una sorpresa.
Dejemos por un momento a los pianistas y enfoquemos la cosa en los saxos. Atiendan: Stewart, Allen y Herring, a los que se suman Paquito D’Rivera y Gary Smulyan. Cinco caños en tributo a Super Sax, una banda donde la artillería pasaba precisamente por esos instrumentos. Ya no sé qué decir, un asco, realmente. Los muchachos Alex Brown (piano), su hermano Zachary Brown (contrabajo) y Eric Doob (batería) serán la compañía rítmica de los vientos, o más bien se divertirán escuchándolos.
Sigue la lista homicida de músicos. No puede faltar la familia del festival con Diego Urcola (trompeta), Popo Romano (contrabajo), Carlos Carli (batería), Nicolás Mora (guitarra) y David Feldman (piano), que cada día toca mejor. Pero como estos músicos parece que no son suficientes, subirán al escenario también Smulyan con su barítono y Pernell Saturnino con una valija de aparatos de percusión. Un aquelarre completo.
Y cerramos el domingo 11 con bombos y platillos, como le gustaba al cubano Chano Pozo, músico de primera línea y también hombre de armas tomar. Y así murió en 1948, en una reyerta en Harlem con un dealer que le había vendido una bolsa de orégano por una de marihuana. La banda de Paquito a pleno rendirá tributo al genial percusionista que integró las filas de Dizzy Gillespie y entre otras perlas nos dejó los temas Tin Tin Deo y Manteca, dos grandes estándares de jazz de todos los tiempos. Como se ve, en materia de músicos, hay manteca para tirar al techo.