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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSobre la reelección indefinida del Legislativo. Criticamos a los partidos políticos, diciendo que el país debe tener políticas de Estado y no de gobierno. Que las políticas no deben cambiar con cada elección, sino que deben tener coherencia y seguir un mismo camino, un camino seguro y fiable para el país.
Considero que los partidos políticos modernos no pueden depender de figuras caudillistas que monopolicen el ideario y el crecimiento del partido. Nadie es fundamental.
Se aplica una teoría con el Ejecutivo; ¿por qué no usar la misma teoría con el Legislativo?
No soy nadie para juzgar y apuntar a políticos en especial, pero ¿qué pueden aportar figuras que han estado atornilladas al Legislativo por 20 años consecutivos? Sin duda ya no mantienen un contacto directo con la sociedad, la misma los margina subconscientemente para bien o mal, simplemente por su cargo político. Ya no es un trato de tú a tú, sino de tú a senador o diputado y eso lo cambia todo.
Consideremos la pureza con la que puede dirigir una persona que no busca la reelección. Esta persona sería capaz de pelear y confrontar a la totalidad de su propio partido si su conciencia así lo indica. No estaría tan preocupado por su bienestar personal, su bolsillo o su poder. No cedería contra las presiones internas y tampoco cedería contra las presiones externas, pues él entendería que su posición es sólo un pasar, que él está ahí por sólo ese breve instante y lo único importante es ejecutar su trabajo de la mejor manera posible. Esto llevaría a una transparencia absoluta del aparato político y de sus integrantes.
Digamos que 5 años no son suficientes por los períodos internos del Legislativo. Propongamos la posibilidad de reelección de un período (como la tienen los intendentes) y luego, que los políticos se vean obligados a abandonar sus sillas de oro por un período gubernamental. Dejo abierta la posibilidad de que vuelvan a ser electos luego de ese término, pero se verán obligados a volver a la realidad por unos breves 5 años, a refrescar sus ideas, a refrescar su opinión sobre la realidad del país. Si son tan buenos como dicen, sin duda, serán reelectos y con mayor vigor que antes.
Ahora, imaginemos esa ventana de oportunidad que se abre en esos nuevos partisanos de los partidos. En esta instancia la renovación partidaria no es una opción, es una obligación. Se abren puertas a nuevos dirigentes que aportarán nuevas herramientas al gobierno. Capitalicemos esta oportunidad de obtener fructíferos bienes de todos los componentes activos de la sociedad para el bienestar general del país. Como dijo Figari, “permitamos que todos de una u otra manera efectiva, puedan concurrir al sostenimiento del Estado y a facilitar la evolución nacional”.
La verdad absoluta no se encuadra en las manos de unos pocos. ¿Para qué queremos seguidores de credos? ¿De qué nos sirven rebaños en el gobierno? Lo he dicho antes y lo repito ahora: el hombre creador busca compañeros, el hombre creador busca a los que creen junto con él, a los que inscriben valores nuevos en tablas nuevas.
Creemos políticas partidarias de largo plazo, escapemos de líderes autoritarios que engrandecen únicamente su propia personalidad. Peleemos por una pureza del aparato político y traigamos la confianza nuevamente al Estado. Que los uruguayos busquen la unión siempre, sin importar divisas y colores, y que el mensaje sea transmitido a un legislativo justo y unido, donde la única herramienta que guíe a nuestros políticos sea su conciencia y el objetivo el bienestar del país en su conjunto. Piensen…analicen… debatan… ¿Qué tipos de líderes quieren?
“Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo”. Marco Tulio Cicerón.
Gonzalo Croci Downes
CI 4.589.319-3