“Uber no es un decir: recién ahora nos damos cuenta que mermó la recaudación un 40%”, afirmó Artigas Núñez, el presidente de Celeritas.
Para Dourado son varios los sectores que están siendo afectados con el arribo de la aplicación que permite contratar viajes de coches particulares: el taxímetro, el remise, el transporte escolar y los vehículos que trasladan turistas, enumeró.
Anticipando la llegada de Uber fueron varios los dueños de taxis que salieron del giro y vendieron su unidad. Ello, junto a la baja en la demanda de viajes por el impacto en el empleo y los ingresos de las familias del menor dinamismo económico en varios sectores de actividad, provocó una desvalorización del taxi como bien de capital o inversión.
Pierden valor.
Un auto con taxímetro marca Toyota Corolla del 2013 con 290.000 kilómetros se ofrece en Mercado Libre a U$S 90.000. Por un Suran del 2009 piden U$S 80.000 y por un Fiat Siena del 2014 U$S 71.500.
“Han bajado”, reconoció Pereira, de la cooperativa que trabaja desde 1990 y cuenta con 110 coches y 240 choferes. “Muchos patrones que toman esto como una inversión de capital, vendieron. De U$S 120.000 de un tiempo atrás hoy quizás vale U$S 80.000”, estimó.
Es que “hoy el taxi está pobre, ha bajado el salario de los compañeros, ya que aparte de la crisis pega esta empresa (Uber) que está en total ilegalidad y que habría que haberla parado hace mucho”, se quejó.
Celeritas tiene 350 coches y unos 600 choferes. Su presidente dijo que prácticamente “no hay compradores” interesados y estimó que la situación seguirá así hasta que no se resuelva si Uber continúa operando en el país.
Comentó que hace un año un coche seminuevo valía U$S 120.000 y hoy oscila entre U$S 65.000 y U$S 75.000.
“El que tiene dinero y cuatro o cinco taxis perdió U$S 200.000”, calculó.
Desde Cpatu, Dourado afirmó que las unidades perdieron casi el 60% del valor. Dijo que los avisos no pautan el precio de venta, sino el techo y que ahora el taxi se vende en cuotas.
Menos demanda.
En Montevideo hay 3.054 coches con permiso para realizar el servicio de transporte de pasajeros con taxímetro, de los cuales unos 2.500 están agrupados en el Cpatu (Centro de Propietarios de Automóviles con Taxímetro del Uruguay), que es dueño de Radio Taxi 141. Asociados a esos coches hay unos 6.800 empleados en planilla, de los cuales aproximadamente 800 están en seguro de paro, informó Dourado.
Señaló que desde el ingreso de Uber la actividad bajó casi 40% y la rentabilidad “está en rojo”. Agregó que no es por un tema de tarifas, sino por la pérdida de viajes a manos de esa aplicación. Explicó que por coche, para llegar al equilibrio, están faltando unos 320 viajes por mes, lo que arroja un déficit mayor a 977.000 viajes, calculó.
“Eso está ocasionando pérdida de salario, de aportación, de ingresos a las micro y pequeñas empresas taximetristas”, sostuvo.
Con una recaudación promedio por viaje de $ 140, ese empresario estimó que los agremiados a Cpatu están perdiendo el equivalente a U$S 4,7 millones de ingresos por mes, lo que representa para el conjunto de los trabajadores U$S 1,4 millones en salario (29% de la recaudación bruta), además de los aportes previsionales, licencia, aguinaldo, etc.
Dourado dijo que esa gremial pedirá por nota al Ministerio de Trabajo, con copia a Economía, un “cambio en el laudo del taxímetro que contemple la falta de actividad y la realidad actual. No podemos competir con quien no tiene laudos ni obligaciones que cumplir”.
“Si Daniel Martínez no se carga las pilas y no hace lo que tiene que hacer como intendente, todos los integrantes del transporte de pasajeros estamos en el horno”, advirtió. Expresó preocupación ante la “inoperancia” de la comuna, que solo sale a multar y no trabaja para combatir la informalidad.
Núñez complementó que hace un año, en 10 horas se podían hacer 25 viajes en promedio y hoy no llegan a más de 17 o 18. “Las paradas están tapadas de taxis” y al no circular el auto “no se ensucia, no hay gasto de cubiertas, ni de combustible”. “Es como tener un sereno del coche; está muy quieto”, se lamentó.
¡Todos por una causa!
A diario los taximetristas comparten fotos de coches de Uber que acumulan en grupos de WhatsApp, para hacer denuncias y obstaculizar su actividad de alguna forma. Uno se denomina “Todos por una causa!”, cuyos integrantes apuntan a entablar juicio por daños y perjuicios contra el Estado.
“Ellos viven y trabajan en el ocultamiento y la defraudación, es una forma de robar al Estado y de robar el trabajo a quien lo tiene”, dice Dourado en rechazo al accionar de Uber, que a fin de octubre de 2015 anunció la llegada a Uruguay y que en pocos días despertó el interés de 3.000 personas para trabajar con esa plataforma (Búsqueda Nº 1.840).
La empresa, que opera en más de 60 países y 340 ciudades, aseguró que pagaría los impuestos correspondientes y se adaptaría a las leyes de Uruguay. Martínez y otras autoridades departamentales y nacionales se manifestaron en contra de su operación al no respetar las normas y señalaron su ilegalidad.
En agosto, la Comisión de Defensa de la Competencia recomendó al Poder Legislativo, Juntas Departamentales e Intendencias, que en caso de regular los servicios brindados mediante nuevas aplicaciones tecnológicas se “busque la igualdad de condiciones de las partes para competir” sin establecer “requisitos injustificados ni barreras a la entrada que impidan el ingreso de nuevos agentes al mercado”.
La aplicación de Uber ha ganado adeptos no solo por el menor costo del viaje, sino también por el mejor servicio que brindan en comparación con el taxímetro, señalan los usuarios.
Para utilizar Uber se precisa estar registrado, se puede pagar solo con medios electrónicos internacionales y luego de cada viaje se exige calificar al chofer: si este acumula calificaciones negativas se le bloquea la aplicación y no puede seguir como “socio conductor”.
La diferencia entre la calidad del servicio es reconocida entre los propietarios de taxis como otra razón que incide en la baja actividad.
“El servicio tiene algunos inconvenientes, el nivel del chofer del taxi ha bajado y los reclamos de mejora son muchos”, asumió Pereira. Pero, seguidamente, pidió “evaluar lo que gana el trabajador” al volante: “Es un trabajo ingrato, 12 horas por $ 20.000 o $ 25.000 al mes, eso no es acorde”.
“Sinceramente, lo tengo que aceptar: el nivel de los trabajadores es bajo. Tenemos todas las contras. Toda empresa entra por la atención al público. Sinceramente (el taxi) es un desastre. Hay gente que sale del Comcar y se pone a trabajar en el taxi. Todo eso nos perjudica, por más que tenga el auto limpio, si no tiene educación, no tiene maneras, ¿qué puedo hacer?”, reconoció Núñez.
Dijo que actualmente cuesta conseguir choferes porque muchos se han ido a trabajar con Uber o bien, hacen unas horas en el taxi y complementan la jornada con esa plataforma en su auto particular.