El norte medicado
“El balance de riesgos para el crecimiento global mejoró” en los últimos seis meses, sostuvo el FMI en su informe “Panorama Económico Mundial”, presentado por capítulos en estos días.
En ese documento, los tonos de azul predominan en un planisferio que ilustra las proyecciones de crecimiento; ese color se asigna a los países que este año se expandirán en rangos de 2-4%, 4-6% y más que eso. Así luce Oceanía, casi toda Latinoamérica y África, y la mayor parte de Asia. El rojo, que indica una recesión (baja en el nivel de actividad económica), predomina en Europa, y el naranja, con crecimiento modesto —de entre 1% y 2%— abarca a toda Norteamérica, a Japón y parte de Europa.
Es que, según el Fondo, es en parte del hemisferio Norte convaleciente donde siguen estando centrados los riesgos; son como artefactos explosivos con una potencial onda expansiva para la economía mundial.
Si bien algunas amenazas se han reducido, “no es momento de relajarse” para los gobernantes, afirmó en una conferencia de prensa el martes 16 el consejero económico y director del Departamento de Investigación de ese organismo, Olivier Blanchard. El mismo mensaje dio al día siguiente José Viñals, a cargo del Departamento Monetario y de Mercados de Capitales, tras advertir que el sistema bancario estadounidense y algunos europeos se encuentran “más saludables, pero todavía no están sanos”.
En EEUU la recuperación de la actividad productiva es todavía “modesta”, si bien aparecen algunas señales “luminosas”, como la creación de empleos, el crecimiento del crédito y las mejores condiciones en la banca, según el FMI.
En la zona euro, los problemas en el sistema financiero impiden un despegue del crédito y ello afecta el ritmo de la economía; de hecho, el Fondo cambió de signo su pronóstico para 2013 (de 0,25% a –0,3%), teniendo en cuenta una perspectiva menos auspiciosa para países centrales como Alemania y Francia. Además, los planes de recorte del gasto público y aumentos de impuestos aplicados por varios gobiernos europeos pueden “fatigar” la economía. De todos modos, “no hacer un ajuste no es una opción”, aclaró Jorg Decressin, asesor senior del Departamento de Investigación del organismo multilateral.
Desde el punto de vista de las finanzas públicas, al FMI le preocupa la “persistente falta de un plan claro y creíble de consolidación a mediano y largo plazo”, tanto en EEUU como en Japón, según el documento “Monitor Fiscal”, publicado en el marco de estas reuniones.
Frente a niveles de deuda pública todavía muy altos, “varios países tendrán que lograr cuantiosos superávits primarios y mantenerlos por un período prolongado, lo cual será difícil, pero no hay soluciones alternativas rápidas. No obstante, es posible lograrlo”, señaló el martes 16 el italiano Carlo Cottarelli, director del Departamento de Finanzas Públicas del FMI. Según remarcó, la “austeridad fiscal es como una medicina que debe tomarse”, aun si es difícil de tragar para los ciudadanos y los políticos.
También recetó poner atención en la calidad del gasto público así como rever los programas de subsidios, en particular en la energía, ya que según dijo, en muchos países terminan por beneficiar a familias ricas.
Tomar estas medidas es necesario porque la deuda pública es inquietantemente alta en algunas economías. El endeudamiento equivale a más del 90% de la producción de bienes y servicios de un año (el Producto Bruto Interno o PBI) en un grupo de 13 países que por ello están en posición “vulnerable”, conforme con la visión del Fondo: son Bélgica, España, EEUU, Francia, Italia, Irlanda, Gran Bretaña, Grecia, Japón y Portugal —una decena de economías avanzadas— y otras tres emergentes: Hungría, Jordania y Egipto. Cotarelli recordó estudios recientes que sostienen que niveles tan altos de endeudamiento desalientan la inversión y, por tanto, afectan el crecimiento económico.
La “incertidumbre” en torno a eventos de la economía, las finanzas y la geopolítica es algo en común para EEUU y Europa, lo que tiene repercusiones fuera. Nuevas mediciones hechas por los economistas del FMI muestran que los shocks de incertidumbre originados en ese país reducen al año siguiente el crecimiento en otras regiones —entre ellas América Latina— en cerca de medio punto porcentual. Cuando la fuente de incertidumbre es Europa, el impacto es ligeramente menor. Los efectos negativos se producen también sobre las inversiones en ambos casos.
La guardia en alto
Varias economías emergentes o en desarrollo de Asia, América Latina y África, que habían moderado su crecimiento más de lo esperado a mediados del año pasado, están recuperando dinamismo.
En el caso de Latinoamérica, el FMI proyecta para este año una expansión económica de 3,25%, sustentada básicamente en niveles firmes de consumo interno y de demanda mundial. Brasil retomará impulso y empujará a la región, dijo el martes 16 Thomas Helbling, del Departamento de Investigación del organismo.
El PBI de Uruguay crecerá por encima de ese promedio (3,8%), con niveles de desempleo relativamente bajos y una inflación otra vez superior a lo proyectado por el gobierno (ver cuadro). El BM, por su parte, estima que la expansión del país será de 4%.
Ayer miércoles 17, el economista jefe para América Latina de ese banco multilateral, Augusto de la Torre, describió un panorama más pesimista para la región.
Afirmó que en la última década América Latina se benefició de “poderosos vientos externos que no dependían de las políticas” internas —el “vigoroso crecimiento” de China, un “superciclo” de materias primas valorizadas, bajas tasas internacionales y “abundancia de liquidez”— y aseguró que eso ya empezó a cambiar. Eso hará que el ritmo promedio de crecimiento de las economías no será de 5%, como ocurrió en la década anterior, sino en un rango de 3-4%, vaticinó.
“La región sentirá que para obtener cualquier crecimiento con equidad social, el esfuerzo será mayor. No va a ser tan fácil conseguir mejoras como la década pasada sin un mayor esfuerzo de energía y de reformas”, sostuvo. Además, dijo, “los costos de las malas políticas económicas serán mayores porque no van a poder esconderse detrás de los vientos favorables”.
Según De la Torre, la disponibilidad de financiamiento es ahora el único factor externo que ayuda a la región, si bien enseguida aclaró que la abundancia de capitales al mismo tiempo “crea un dolor de cabeza” al deprimir los tipos de cambio y hacer perder competitividad a las exportaciones.
Añadió que para América Latina es “imposible” transformarse de la noche a la mañana en un “tigre asiático”, porque paga sueldos relativamente altos, ahorra poco, tiende a sufrir déficit de cuenta corriente y sus monedas a apreciarse. Lo que sí puede hacer son reformas que den respuesta al que identificó como el mayor “desafío” para esta región: “productividad, productividad y productividad”.
“Se me hace difícil no ubicar a la educación en el primer lugar” de las reformas a encarar en el caso de Uruguay, dijo este economista en conversación con Búsqueda en uno de los edificios del BM. “A uno se le cae la quijada cuando ve lo que ocurre por ejemplo en Vietnam, donde a los niños de pocos años se les enseña cálculo e inglés”, comentó.
Algunas presentaciones en los foros efectuados esta semana apuntaron a lo mismo. En una charla organizada el martes por el Banco Mundial, el premio Nobel de Economía Eric Maskin aseveró que los trabajadores con baja calificación no se benefician de la globalización, mientras que Amartya Sen —otro economista laureado por la Real Academia Sueca— puso a India y Corea del Sur como modelos, también para América Latina, y afirmó que para algunos países “la posibilidad de ir más lejos depende de la educación”.
En otro plano, una advertencia lanzada por el FMI es que los gobiernos latinoamericanos deben preocuparse por mejorar su situación fiscal. “Debido a presiones a mediano plazo, como la infraestructura y el gasto relacionado con el envejecimiento poblacional, de aquí en adelante estos países tienen que ser cautelosos a la hora de definir sus presupuestos”, señaló en su informe “Monitor Fiscal”.
Philip Gerson, quien le sigue en rango a Cottarelli en el Departamento Fiscal de este organismo, apuntó en una conferencia el martes 16, que si bien en América Latina hubo “avances” en este campo en los años recientes, es necesario “reconstruir los colchones fiscales para poder enfrentar el siguiente shock, que seguramente lo habrá”.
Otro punto de atención con tono precautorio aludió a la banca regional. Viñals dijo que la “mayoría” de los sistemas financieros se encuentran “sólidos” y las economías “han tenido desempeños muy buenos”. Pero sugirió “no confiarse” y “mantener alta la guardia”.