En ese nuevo escenario, piensa, Manini Ríos tiene mucho potencial.
—¿Cuando en Un Solo Uruguay le pidieron que colaborara con ellos vio que había potencial?
—Totalmente. Como consultor en la parte de estrategia política estoy totalmente convencido de que los partidos políticos tradicionales —no solo en Uruguay— tienden a desaparecer. Estoy convencido de que el futuro de la política a nivel global son los liderazgos y los movimientos sociales. Creo que el movimiento Un Solo Uruguay fue el primero que le expuso a la sociedad que había que cambiar muchas cosas, que no se podía continuar por el mismo camino. Y supo unificar problemáticas que se venían dando: en ese momento había un dólar planchado, había una seca brutal. Fue un movimiento a nivel país, de todas partes se autoconvocó gente a decir basta y esa fue la consigna. Creo que lo rico que tuvo Un Solo Uruguay fue decir basta por primera vez a las políticas que se venían generando, a la centralización con la capital. Se nota el centralismo capitalino, el montevideano entiende, desde mi perspectiva, como que Uruguay es la República Oriental de Montevideo y los otros 18 departamentos forman otro país. Salís de los 50 kilómetros que tiene Montevideo, pasas los puentes, y es otra idiosincrasia, es otra cultura, otra tradición. Cuando vienen, por ejemplo, las criollas o la ExpoPrado, ven una vaca y es como que viesen un dinosaurio. Salí de esos 50 kilómetros de Montevideo y el mundo es vaca, es caballo, es una cosechadora. El desconocimiento que tiene el montevideano de lo que hace el resto del país fue una cosa que pudo canalizar muy bien el movimiento Un Solo Uruguay al decir basta.
Inteligentemente, Un Solo Uruguay no se quiso atar solo al sector productivo, sino que estaba el turismo, el transporte, el comercio y los servicios. Fue un “paren un poco, nosotros no tenemos rutas y ustedes quieren tener 5G”. Eso es lo que pudo capitalizar Un Solo Uruguay y, además, se le puso de pie a un gobierno que, desde mi perspectiva, se había olvidado de gobernar para todos.
—¿A partir de su trabajo en Un Solo Uruguay lo contacta Rivera Elgue, jefe de campaña de Cabildo Abierto?
—Sí.
—¿En qué etapa estaba el partido?
—A mí me contacta después de que Manini se va del Ejército. Ellos conocían que la consultora había trabajado con Un Solo Uruguay, entendían que el proyecto Cabildo Abierto tenía ese condimento o esa similitud de intentar generar algo nuevo, algo social, algo que no tuviese atadura. Son movimientos sociales que se juntan con un objetivo en común, así nace Cabildo Abierto. Después le proponen a Manini Ríos que sea el candidato y ahí suman una personalidad, un líder. Esa personalidad de un líder, complementada con un equipo de trabajo y un movimiento social logró tener una votación histórica. Nunca se vio en Uruguay que en 180 días Cabildo votó casi igual que el Partido Colorado con 180 años de historia.
—¿Cómo fue el trabajo?
—Es muy difícil trabajar en Uruguay desde el punto de vista de marketing político porque no hay un entendimiento del tema. Muchas veces las agencias de publicidad cobran mucha notoriedad y trabajan como si fuese un producto o un servicio y no una candidatura. La gente está podrida de las personalidades que se construyen hacia afuera, hoy la gente te demanda y te exige saber quién es. Hoy es muy difícil mantener una personalidad porque la gente está hiperconectada, quiere saber lo que pasa en el minuto a minuto y es muy difícil crear una imagen.
—¿A qué atribuye el buen resultado electoral de Cabildo Abierto?
—Cabildo Abierto tuvo la capacidad de materializar muchos descontentos, de personas que estaban en Un Solo Uruguay y que estaban molestas con temas como la corrupción, la inseguridad, la falta de un país productivo, la capacidad de poder competir en el mercado mundial. No hay que ser necio, solo con mirar la votación se ve que en el interior fue muy buena y en Montevideo no tanto.
—A Cabildo se lo tilda de ser un partido militar.
—Eso tenés que preguntárselo a ellos. Creo que es un partido que entendió y pudo materializar descontentos que había sobre todo del interior hacia la capital. Tuvo 270.000 votos, no hay 270.000 militares. Tenés en Cabildo Abierto a Marcos Methol, hijo de Mehtol Ferré, un latinoamericanista sobre el que el Frente Amplio basó buena parte de su ideología. En las giras vi mucha gente de la 609, que tenía chaleco de la 609 y bajaba a hablar con Manini. ¿Es un partido militar? Diría que no.
—¿Hubo una estrategia de comunicación distinta?
—Totalmente.
—Desde Montevideo no se notaba tanto, ¿fue por eso que no se vio? ¿O porque usaban otros medios de comunicación?
—Desde acá en Montevideo no se veía por qué había un crecimiento: había un crecimiento porque había recorridas, porque cada vez que hablaba se activaba una red de influencers para llegar a más gente y porque había una hoja de ruta sobre lo que se le quería decir a la gente: seguridad, trabajo, honradez, transparencia, siempre apoyar al más frágil y no al más pobre. Se consiguió un líder carismático y se genera una imagen de confianza. No quiere decir que nosotros marcábamos qué decir, sí se trabajaba en eso, sí había un war room en el que se trabajaban determinados manejos, hacia dónde íbamos, cómo decíamos y qué no decíamos.
Desde el punto de vista de la consultoría, somos pioneros en el desarrollo de tecnologías abocadas a las redes sociales. Nosotros pusimos nuestro esfuerzo en las redes sociales. ¿Por qué? Porque era un proyecto que no tenía la capacidad de otros proyectos políticos, no teníamos la estructura de otros y había que estar constantemente en todo el país mostrando a ese candidato. Debemos haber hecho más de 900 vivos en siete meses de campaña, mostrándole a la gente a cada lugar al que iba Manini Ríos.
—¿Por Facebook Live?
—Facebook Live, canal de Youtube. A cada lugar que iba Manini Ríos, había un vivo. Y con eso catapultábamos a miles y miles de personas, también por WhatsApp, porque activamos redes de WhatsApp. Se creó un formato donde los influencers eran los propios cabildantes. Hicimos hasta un video en el cual Manini pide, poco tiempo antes de las elecciones, que los cabildantes multipliquen contenido por redes. La gente quiere la información minuto a minuto y quiere conocer a los candidatos que van a dirigir cinco años de su vida. Ese fue el gran plus que tuvo la campaña de Manini Ríos.
—¿A cuánta gente le llegaban con WhatsApp?
—No menos de 400.000 personas. Aunque pensemos que los cambios vienen lento a Uruguay, en la parte digital no podés hacer un freno, el que no se aggiorna, el que no es pionero, no puede vivir en este mundo. Por nuestros proyectos tuvimos que innovar, y ahora estamos exportando nuestro conocimiento. Medianamente, con nuestras capacidades limitadas, pudimos hacerle ver a la gente que necesitábamos de cada uno de ellos para que fuera un influenciador, un multiplicador de contenidos. Le llegaba a uno y multiplicaba, le llegaba a uno y multiplicaba. El 95% de nuestro esfuerzo fue de marketing digital, con falencias y errores, pero sabíamos que era una pelea que no podíamos perder.
Y, después, el ser humano es un ser social que vive en manada. Siempre digo que una de las maestrías que hice fue irme a vivir al campo con los animales. Cuando vos ves a las ovejas, a los caballos, comenzás a entender a la sociedad desde otra perspectiva, cuando empezás a entender que el humano vive en una manada y que en una manada hay alfas, hay encargados de la seguridad, de la alimentación, de esto, aquello o lo otro. Cuando perdés ese sentido de qué es la humanidad, perdés el rumbo.
—¿Esperaba ese resultado electoral de Cabildo Abierto?
—Sí.
—¿Al Frente Amplio lo asesoraría?
—En esta etapa de mi vida no.
—¿Cree que Manini Ríos tiene proyección a futuro?
—Depende de muchas cosas, de su gestión como senador, de su liderazgo en Cabildo Abierto. Tiene una posibilidad histórica de ser un líder cuando se van acabando los partidos políticos. Hay un cambio de cabeza, hay un cambio en el statu quo político y social, por lo que no solo Manini, hay mucha gente que tiene posibilidades; el tema es cómo se enfrentan a ellas. Manini tiene mucho potencial, no cualquiera saca esos votos, hay mucha gente que está alineada con lo que él piensa.
Las cosas van cambiando y el que no se adecue, como todo, va a tender a desaparecer. Los movimientos sociales y los líderes a nivel mundial son la nueva política. Es pasar la hoja. Uruguay es lento en adaptarse. Si vos mirás así podés preguntarte si Un Solo Uruguay no está llamada para integrar algo más. ¿O será un punto de unión de algo como son todos los que forman el Frente Amplio? ¿Cuántos partidos políticos son el Frente Amplio? ¿No será más un movimiento social que un partido político, diferentes movimientos sociales que se conglomeran en un partido porque es lo que establece la institucinalidad uruguaya? ¿No será más un frente para la victoria como en Argentina? ¿Cabildo Abierto no puede serlo? ¿Esta coalición que se está haciendo no son movimientos sociales que ya dicen “no, mirá, voto a Lacalle Pou porque sigo a Manini Ríos”? ¿No será tiempo de los partidos políticos o será tiempo de que la gente, a través de liderazgos o de movimientos sociales, diga cómo quiere vivir en Uruguay o el mundo? Es una análisis que estaría bueno hacer.
