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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl tema de los medicamentos de alto costo ha sido abordado hace unos días por el presidente de la República en un simposio que se llevó a cabo en la casa de gobierno. Tema de importancia si los hay en el ámbito de la salud, sin embargo, no se termina de dar en el clavo.
Año tras año aumentan los recursos de amparo presentados por pacientes contra el MSP por la negativa a concederles un medicamento solicitado por el médico tratante. La mayoría de estos recursos son ganados por los pacientes en primera instancia. Esto representa una inesperada erogación de recursos por parte del FNR, que debe comprar la medicación fuera de la previsiones y por lo tanto a mayor costo.
El Dr. Juan Ceretta ha declarado que, solamente en el consultorio jurídico de la Facultad de Derecho de la Udelar que él dirige, en 2018 patrocinaron 220 recursos de amparo. Este año el ritmo de consultas es mayor, por lo cual, afirmó el docente, van a cerrar el año con alrededor de 400 amparos.
Esto es debido a dos factores, según el abogado, por un lado el rezago del MSP en ingresar al formulario terapéutico la cantidad creciente de productos de alto costo (la mayoría medicamentos biológicos) que ingresan al mercado a lo largo del año y, por otro lado, el mayor acceso a la Justicia de personas de bajos recursos que el consultorio jurídico ha posibilitado
Este es un tema en el que se entrelazan intereses y actividades de diferentes ámbitos del quehacer social, que rebasan ampliamente la salud. En primer lugar, tenemos pacientes con enfermedades para las cuales, hasta ahora, no había terapéutica o, lo que es más común, la que existía era de eficacia relativa o intolerancia severa. Esta instancia está representada por las instituciones de salud.
En segundo lugar, tenemos las compañías farmacéuticas de I&D, que desarrollan los productos farmacéuticos y luego cargan los siderales costos investigación al sistema. Y, en tercer lugar, un fenómeno nuevo, los lobbies de pacientes que luchan por lograr que el Estado pague estos tratamientos apelando al Poder Judicial para revertir decisiones administrativas.
El FNR ha ido haciéndose cargo de pagar estos tratamientos de alto costo. El problema es que los fondos son acotados y por lo tanto se debe seleccionar a los pacientes que entran al programa de tratamientos del FNR. Para eso hay dos instancias: 1) los medicamentos que están en el formulario terapéutico son protocolizados para racionalizar y contener su uso y, 2) los medicamentos que no están en el formulario terapéutico deben ser solicitados por el médico tratante a una Comisión de Procedimiento Abreviado que funciona en el MSP.
Hecha esta introducción al tema, debemos decir que los medicamentos que curan enfermedades son muy escasos y, cuando se da la rara aparición de uno de ellos, no incluirlo en el formulario terapéutico sería una falta ética grave. El problema es que la mayoría de los medicamentos que ingresan al mercado no curan, sino que prolongan la sobrevida con respecto a un tratamiento establecido o simplemente mejoran los síntomas, o sea, la calidad de vida.
Entonces ahí está el problema, ¿cómo elegimos los medicamentos que efectivamente van a tener un efecto beneficioso para los pacientes con determinado diagnóstico en un contexto de recursos escasos? Dicho de otra manera, ¿cuáles son los medicamentos costo-efectivos? El ratio costo-efectividad es una medida de los costos involucrados en un tratamiento (la suma de todos los gastos de internación, paraclínica, lucro cesante, etc. del paciente, más el costo del nuevo medicamento) en relación con su mejoría clínica adecuadamente cuantificada. El costo-efectividad compara unidades monetarias contra unidades de mejoría clínica, o sea, expresa los costos acumulados del tratamiento por unidad de mejoría clínica.
Esto ha sido un gran avance en el abordaje de la evaluación económica de los medicamentos de alto costo. Hoy día se han desarrollado modelos farmacoeconómicos que, alimentados con los datos adecuados, dan información de muy alta calidad. Estos modelos probabilísticos tienen en cuenta una gran cantidad de variables epidemiológicas que les confieren robustez a los resultados, confirmada con análisis de sensibilidad.
Como el lector se podrá imaginar, no es pertinente en este lugar seguir ahondando en estos avances técnicos, sin embargo, es necesario señalar que esta es la metodología con la cual los países del llamado primer mundo, como Inglaterra (NICE), Alemania (BfArM), Suecia (MPA), abordan con éxito el problema. Sin duda que esto implica hacer docencia sobre el tema en los ámbitos de interés, para que deje de ser tabú y poder así establecer un lenguaje común.
Y aquí hay un punto delicado que debemos abordar. No se debe enfrentar con argumentos meramente ideológicos a la industria farmacéutica. Debemos trabajar juntos en la búsqueda de las mejores soluciones para el paciente. La clave de este problema es la información, la cual hoy día está disponible para quien sepa dónde buscarla. Con la información adecuada podemos discutir de igual a igual con la compañía farmacéutica más poderosa.
La creciente judicialización de la medicina se va a resolver con diálogo entre los técnicos y los operadores judiciales mostrándoles a los jueces cómo se procede en países desarrollados que ya han recorrido un largo camino en este tema. Se debe devolver al médico la autoridad que lentamente se está corriendo hacia el ámbito judicial. Y se debe asegurar al paciente que, si el estado del arte médico lo aconseja, el tratamiento le será dispensado sin costo.
Dr. Francisco E. Estevez Carrizo
Farmacólogo clínico