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El hospital de Melo es uno de los más modernos del país, pero su estructura tiene unos 120 años. El hospital de Artigas ya tiene 100 y el de Rivera los está por cumplir. El hospital Vilardebó es aún más viejo, de 1880. Los edificios de los principales centros asistenciales de salud pública necesitan cambios para brindar una mejor atención, pero esto no implica hospitales nuevos sino reformar lo existente, un desafío complejo, tal vez hasta más difícil que construirlos desde cero y todo en el “marco de un presupuesto austero”, dijo Susana Muñiz, presidenta de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y ex ministra de Salud Pública.
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ASSE se prepara para defender su presupuesto “enorme”, que hoy ronda los 90 millones de dólares. Por el peso que tiene en el total, fue el primer organismo en ser convocado el Ministerio de Economía y planteó su propuesta.
A continuación un resumen de la entrevista que Muñiz mantuvo con Búsqueda.
—Se aproxima el momento de discutir el presupuesto. ¿Cuáles son las prioridades para ASSE?
—Hay varios aspectos. Para seguir profundizando la reforma de la salud lo definimos como el quinquenio de la calidad. Estamos generando un área de calidad con el tema protocolos, procedimientos, todos estos aspectos. Además tiene, obviamente, su contrapartida en las inversiones que se van a realizar tanto en obras como equipamiento. Nuevos hospitales no vamos a hacer en este período porque no lo necesitamos. El Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) hoy no necesita nuevos hospitales. Estamos dispuestos a complementar. Además tenemos en construcción al hospital de Colonia, el hospital Pasteur, que está siendo reconstruido prácticamente a nuevo, el Edificio Libertad, que está prácticamente terminado, y como gran desafío que nos preocupa: la infraestructura del hospital Vilardebó. Ahí tenemos un problema real, porque además es un edificio patrimonio histórico y la construcción es mucho más costosa.
—¿Pidieron dinero para el Vilardebó?
—Lo venimos conversando.
—¿Se trata de una reforma del edificio o la construcción de uno nuevo?
—Bueno… es mucho más barato uno nuevo, pero no es lo que está planteado por ahora. Vamos a trabajar de acuerdo a las pautas del Poder Ejecutivo, lo que implica una obra en un hospital que tiene pacientes y hay que ir cambiándolos de lugar.
Además, el proyecto de mejora de la infraestructura del Vilardebó está inscripto en un proyecto general de salud mental con programas de egreso y estudiar si los pacientes judiciales tienen que estar tanto tiempo internados o hay que disminuir el tiempo de estadía. La infraestructura tiene que acompasar también un cambio en la cabeza. Esto no quiere decir que vaya a desaparecer pero hay que mejorarlo.
Si el Vilardebó es la fuente de entrada a las colonias (Etchepare y Santín Carlos Rossi) y estamos proponiéndonos que las colonias no sigan creciendo, tenemos que pensarlo en distintas etapas. Seguramente el quinquenio no nos alcance para mejorar toda la infraestructura del Vilardebó, entre otras cosas porque es muy costoso. La reparación de la sala 11 (de pacientes judiciales) sale 51 millones de pesos, solo eso.
—¿Aspira a un aumento del presupuesto para atender estas necesidades?
—Es un presupuesto enorme de unos 90 millones de dólares. Va a estar sobre todo enfocado en el eje de los recursos humanos. No vamos a tener nuevos hospitales, grandes nuevas construcciones. El equipamiento lo pensamos como parte del SNIS, si lo traemos también los privados van a poner plata para atender a sus recursos.
—¿Qué otras prioridades se planteó ASSE en el país?
—No habrá hospitales nuevos, sí policlínicas del primer nivel de atención. Está prevista la construcción o el mejoramiento y refacción de varias en el país. También habrá recambio de ambulancias. ASSE es el prestador con mayor cantidad de ambulancias per cápita. A partir de 2010 se hizo un proyecto: cada vez que se compran las ambulancias se recambia la flota cada dos años o cada 200.000 kilómetros. Los actores políticos y en general la ciudadanía le reclaman a ASSE lo que no reclaman a los prestadores privados, y en el interior somos 50% y 50%. ¿Por qué ASSE debe cargar sola con esto y no el prestador privado? El recurso ambulancia es fácil de comprar, el problema es que debe tener cuatro turnos de chofer, cuatro de enfermero, en algunos casos un médico. Si tuviéramos una ambulancia parada en cada pueblo, además estaríamos compitiendo por los recursos humanos y no nos alcanzaría. Es muy difícil hacérselo entender a los vecinos que tienen en el imaginario que en cada pueblo, además de la policlínica, tiene que estar la ambulancia ahí parada con el chofer y el enfermero. No lo quiero ni para los públicos ni para los privados. Con el MSP trabajamos en el Sistema Nacional de Traslados.
También es prioridad la capacitación de nuestros funcionarios. Hay controles que no se hacen no porque no se quiera sino porque hay gente que no está capacitada para hacerlos. Por otro lado, en asegurar el continuo asistencial se trabajó muchísimo el período anterior. Es necesaria una descentralización mayor aún de determinados procesos y toma de decisiones. Por ejemplo, hace años si un médico llamaba y decía que no iba a poder ir, conseguir un suplente era todo un tema. No podemos ir a las listas centrales de suplentes, hoy tratamos de trabajar con listas locales. Esas cosas se tienen que gestionar más rápido desde el territorio.
Estamos comprometidos con los cargos de alta dedicación de acuerdo a las necesidades en el territorio. Enfermería hoy es el cuello de botella del sistema y vamos a trabajar en creación de supervisores y en otros aspectos con la Universidad.
—El directorio de ASSE tiene pendiente designar representantes sociales. ¿Habrá elecciones?
—El ministro tomó la negociación. Se reunió con las organizaciones de usuarios y trabajadores, se reglamentó su participación. Cada organización va a elevar una terna de nombres y el presidente de la República va a elegir. Los nombres de las organizaciones de usuarios ya están, se las entregaron al ministro, que no se las elevó todavía al presidente. Los trabajadores adoptaron un mecanismo de elección. Van a realizarse el 30 de junio y de ahí surgirá la terna de nombres para elevar al presidente.
—¿Qué lección deja el paso por el Directorio de Alfredo Silva (representante de los trabajadores procesado por conjunción del interés público con el privado)?
—Varias cosas. La figura del director tiene que tener un equipo en torno a esa persona que controle, proponga y que no sea exclusivamente de elección de ese director. Hubo un error que se cometió. Alfredo representaba a la Federación de Funcionarios de Salud Pública, pero en ASSE hay una cantidad de trabajadores más. Están los no médicos nucleados en la Comisión de Apoyo de Afasse, los médicos en el Sindicato Médico, Femi, SAQ, están los odontólogos, los químicos. Quien esté sentado en el Directorio de ASSE tiene que representarlos a todos. Una cosa buena que se logró es que el SMU y el PIT-CNT a partir de este problema tuvieron un acercamiento. Me parece que de una experiencia muy traumática se pueden lograr aprendizajes.
—El Sindicato Médico advirtió posibles conflictos en ASSE si no se regularizan contratos “precarios” que tuvieron origen en buscar soluciones rápidas para la falta de recursos humanos. ¿Qué hará la administración?
—Esa es otra línea estratégica, el tema de los recursos humanos. Un capítulo importante es la Comisión de Apoyo y el Patronato del Psicópata. En el período anterior se trabajó muchísimo la presupuestación, pero hoy la comisión de apoyo tiene 8.500 funcionarios no presupuestados, algunos no presupuestables y algunos que no desean presupuestarse. Hay una cantidad importante que tiene la voluntad de presupuestarse y se va a trabajar para lograrlo. ¿8.500 funcionarios se pueden presupuestar en un quinquenio? No depende solo de nosotros. Es un número muy importante y no depende tampoco del Ministerio de Economía, sí de la Oficina Nacional del Servicio Civil. Compartimos lo que dicen los distintos sindicatos de terminar con la Comisión de Apoyo, regularizar todo. También tengo que decir que es inviable. La idea es achicarla. Además del dinero están los tiempos de la administración y que hay funcionarios no presupuestables.
—¿Y para ellos qué proponen?
—Mantener sus contratos en la Comisión de Apoyo siempre que sean necesarios para la institución. Tenemos la necesidad de seguir manteniendo en el presupuesto ciertos planes de contrataciones transitorias. Es decir, planes de contingencia.