N° 1962 - 22 al 28 de Marzo de 2018
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNoruega tiene petróleo. Y bastante. Pero no lo despilfarran. No lo “reparten” entre “los más pobres”, ni se les ocurre entregar una “renta social”.
Para evitar que los políticos se tienten con tanto dinero a mano, en 1998 crearon el Norges Bank, un banco de inversiones para darle ingresos y sustentabilidad al régimen de pensiones y jubilaciones de los noruegos. Su misión es clara y simple: “salvaguardar y construir riqueza financiera para las futuras generaciones”.
No invierten en Noruega para no “recalentar” la economía (y que los precios y la inflación se disparen), sino que lo hacen en 72 países y en 9.146 empresas. El 41% de esas inversiones están en Estados Unidos, 36% en Europa, 19,6% en Asia y el resto en países emergentes. América Latina solo recibe el 1,8% de ese dinero y casi todo se lo lleva Brasil.
En su último reporte anual 2017, el Norges Bank mostró resultados excepcionales: una rentabilidad del 13,7% sobre su cartera de activos de más de mil billones de dólares (8.488 billones de coronas noruegas). Desde que existe el banco —hace ya 20 años—, el retorno promedio fue del 6,1%, por lo que este resultado ha sido excepcional.
Ellos invierten su portafolio en forma diversificada: 66,6% en acciones de empresas privadas, 2,6% en negocios inmobiliarios y 30,8% en bonos de renta fija.
Esta enorme cantidad de dinero la manejan con profesionales de primer nivel (no con amigos políticos, parientes ni advenedizos). Tienen estrictas políticas de gobierno corporativo, transparencia y control de riesgos. No pueden invertir en ningún tipo de empresa que esté reñida con valores éticos o que esté en negocios turbios. Por eso dudo que hagan negocios con Venezuela.
Mientras ellos invierten en empresas como Apple, Google, Facebook, Nestlé, Novartis, Amazon o Microsoft, nosotros gastamos en Ancap, Antel, AFE, Pluna, el Fondes o el BSE. Por eso nunca hay dinero que alcance, aumenta el endeudamiento externo y no baja el déficit fiscal.
Será difícil que un fondo de inversión como Norges invierta en Uruguay. Sus altos impuestos, la burocracia, el aumento de la inseguridad y la cada vez más ineficiente mano de obra hacen muy poco rentable cualquier negocio.
Alguien tendrá que proponer primero, y hacer después, grandes cambios para que Norges Bank empiece a mirar hacia este rinconcito del mundo.