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    Para bien o para mal, el cine celebra el mundo de “Oppenheimer”

    ¿Qué puede dejar satisfecho a uno de los premios Oscar? ¿Una ceremonia memorable? ¿Los premios entregados? ¿O tal vez la sensación de que es hora de dirigir la atención, finalmente, hacia nuevas películas? La paradoja más evidente en la noche organizada por la Academia reside en que, a pesar de su poder de consagración, también puede provocar un sentimiento de vacío.

    Los Oscar 2024 suponen un hito en la historia reciente del cine uruguayo, si bien no por el triunfo que muchos esperaban. La película española La sociedad de la nieve, dirigida por Juan Antonio Bayona y con participación de la industria cinematográfica uruguaya, no logró obtener el premio a la Mejor película extranjera, galardón que finalmente recayó en la inglesa Zona de interés, dirigida por Jonathan Glazer.

    No obstante, la falta del Oscar no empaña el exitoso recorrido de La sociedad de la nieve, que ha cosechado un gran reconocimiento internacional y se ha convertido en una de las películas habladas en español más vistas de la historia de Netflix. El revés, en todo caso, servirá para tomar distancia y apreciar el fenómeno que ha causado, tanto en Uruguay como en el resto del mundo, sin el peso de la carrera por la estatuilla.

    Zona de interés se alzó con la victoria, confirmando su posición como una de las obras más destacadas del año y una que merecía ser condecorada esa noche. Su director, Jonathan Glazer, ofreció uno de los discursos más memorables y relevantes de la velada. “Todas las decisiones que tomamos en la película se orientaron a la reflexión y la confrontación con el presente. No queríamos decir: ‘Mira lo que hicieron entonces’, sino: ‘Mira lo que hacemos ahora’”, leyó con las manos temblorosas pero la voz firme. “Nuestra película muestra las terribles consecuencias de la deshumanización. Este fenómeno ha dado forma a nuestro pasado y presente. Hoy nos encontramos aquí como hombres que refutan su judaísmo, mientras el Holocausto es secuestrado por una ocupación que lleva el conflicto a tantas personas inocentes. Ya sean las víctimas de octubre, ya sean las víctimas del 7 de octubre en Israel o el actual ataque a Gaza, todas las víctimas de esta deshumanización, ¿cómo podemos resistir?”, continuó.

    Las declaraciones de Glazer han motivado críticas y elogios dentro y fuera de Hollywood. La industria no ha tenido un pronunciamiento contundente sobre la guerra en Gaza, más allá de algunas figuras como Mark Ruffalo o Billie Eilish, que portaron pines pidiendo un alto el fuego.

    Sin grandes sorpresas

    Año tras año, la ceremonia se repite con patrones ya vistos en los premios previos. No es necesario conocer las intenciones del cuerpo votante (hoy con más de 9.300 miembros) para saber quiénes se alzarán, generalmente, con las estatuillas. ¿Qué sentirán figuras como Bradley Cooper, que acumula ceremonia tras ceremonia de derrota? ¿Cuántas veces se puede aplaudir la victoria de tu oponente?

    Oppenheimer, de Christopher Nolan, fue la gran triunfadora, con un total de siete estatuillas de las 13 por las que competía. Entre ellas, se llevó Mejor película, Mejor director para Nolan, Mejor actor para Cillian Murphy y Mejor actor de reparto para Robert Downey Jr. A su vez, el equipo técnico también fue reconocido con los premios a Mejor montaje (Jennifer Lame), Mejor fotografía (Hoyte van Hoytema) y Mejor banda sonora (Ludwig Göransson).

    Hollywood rindió entonces un homenaje a uno de sus últimos grandes tanques. La película, que recientemente regresó a las salas de Montevideo, se consolidó gracias a dos relatos que la rodearon desde su estreno. El primero, el publicitario, la emparejó con la popular comedia Barbie, una de las grandes perdedoras de la noche si no fuera por el memorable número de canto y baile interpretado por Ryan Gosling. Fue una jugada estratégica que benefició a ambas obras hasta el final.

    El segundo denominó a Oppenheimer como un salvador de la experiencia cinematográfica. La película revitalizó la taquilla de Hollywood en 2023, un año marcado por numerosas huelgas de trabajadores. Una biografía dramática, narrada de forma no lineal y sin una estrella garantizada, no parecía la apuesta más segura. Sin embargo, el nombre de Christopher Nolan detrás de ella lo cambió todo. El cineasta inglés se encuentra en la cima de su carrera. Su nombre ya es asociado al de un “evento cinematográfico” e incluso sus experimentos menos comprensibles, como el thriller de espionaje Tenet, terminan encontrando un público dispuesto a defenderlo a capa y espada. Nolan ha logrado encantar a las masas, ignorar a aquellos quienes consideran su cine artificioso y ahora, finalmente, se ha quedado consagrado al obtener el premio que anhelaba desde que fue nominado por el guion de Memento.

    Su victoria también le da la revancha frente a Warner Bros., estudio con el que realizó gran parte de su carrera y que reemplazó por Universal tras una debacle en el lanzamiento de Tenet y el manejo de Warner con sus películas durante la pandemia, en favor de su plataforma de streaming HBO Max, hoy rebautizada como Max.

    Nolan no fue el único que se llevó una reivindicación en la noche del domingo. La directora y guionista francesa Justine Triet, junto con su pareja y coguionista, Arthur Harari, ganó el Oscar a Mejor guion original por Anatomía de una caída. Tras haber sido relegada por Francia como representante a la Mejor película internacional, Triet se impuso al presidente Macron, a cuyo gobierno criticó el año pasado en la ceremonia de Cannes y quien finalmente la felicitó a través de las redes sociales.

    La victoria de Triet y Harari compensa, en cierto modo, la otra victoria dentro del rubro de la escritura cinematográfica: la de American Fiction en Mejor guion adaptado. La comedia de Cord Jefferson sobre los estereotipos de la cultura estadounidense hacia las personas negras contiene momentos de ingenio y un elenco solvente, pero su carente puesta en escena y manejo de dramatismo la convertía en la candidata más débil frente a sus rivales Barbie, Oppenheimer, Pobres criaturas y Zona de interés.

    Un cuarteto merecedor

    A priori, la camada actoral de este año se perfila como más promisoria que la del 2023. Si bien disfrutaron del reconocimiento de la Academia, Brendan Fraser, Michelle Yeoh, Jamie Lee Curtis y Ke Huy Quan no parecen haber capitalizado al máximo el premio. Fraser solo ha tenido un papel secundario en Los asesinos de la luna, mientras que el elenco de Todo en todas partes al mismo tiempo no ha logrado catapultar su éxito más allá de participar en series del conglomerado Disney o, en el caso de Curtis, destacar con una actuación dramática en la serie El oso.

    El Oscar solía ser un impulso notable en la carrera de un actor, que lo posicionaba como una figura de renombre en la industria. Sin embargo, cabe preguntarse si conserva ese mismo efecto en la actualidad. De todas formas, la ceremonia pasada dejó entrever un panorama auspicioso para los nuevos ganadores. En las categorías de actor y actriz de reparto se dieron dos victorias muy diferentes con los casos de Da’Vine Joy Randolph y Robert Downey Jr.

    Randolph, una actriz poco conocida, pero con una sólida carrera en ascenso, se llevó el premio por su conmovedora interpretación de una cocinera negra en duelo por la muerte de su hijo en Los que se quedan. Su capacidad para captar la atención del espectador con sutileza y manejar las emociones más intensas sin caer en la exageración la convierten en una actriz a tener en cuenta.

    Downey Jr. cierra un círculo con este premio. Tras un pasado turbulento marcado por las adicciones y hasta un pasaje por la cárcel, hoy es uno de los actores más carismáticos de Hollywood. Liberado de las cadenas de Marvel, a las que en gran parte le debe su regreso al estrellato, se muestra más libre en su trabajo frente a cámara, lo que augura un futuro prometedor.

    En cuanto a los actores principales, la ceremonia confirmó el talento de Emma Stone y consagró a Cillian Murphy, el primer actor irlandés en ganar un Oscar. Stone, con su interpretación de Bella Baxter en Pobres criaturas, ratifica su posición como una actriz de prestigio capaz de afrontar papeles desafiantes, especialmente de la mano del director Yorgos Lanthimos, con quien ya tiene dos nuevos proyectos en camino.

    Murphy ha sido uno de los actores más esquivos a la vieja idea de considerarse una “estrella de cine”. Su mirada penetrante y su discurso sobrio al recibir el Oscar por su actuación en Oppenheimer evidencian que aún no busca ser el centro de atención. Este premio marca un antes y un después en su trayectoria. “Para bien y para mal, vivimos en el mundo de Oppenheimer, el hombre que inventó la bomba atómica. Quiero dedicarles esta película a todos los que luchan por la paz”, dijo en su discurso.

    Manos vacías

    Los Oscar no solo cobran valor por los premiados, sino también por los ignorados. Este año, Martin Scorsese regresó al Teatro Dolby con Los asesinos de la luna, una de sus películas más brillantes de los últimos años, pero se fue con las manos vacías.

    El legendario director ha expresado en diversas ocasiones su desilusión con la Academia. En una entrevista de setiembre de 2023 publicada por la revista GQ, Scorsese, quien ha construido su carrera no desde Los Ángeles, sino desde Nueva York, mencionó sentirse alejado de la Academia, por la que no se siente especialmente comprendido. “Siempre dije esto: Simplemente, cállate y haz las películas. No puedes hacer una película para un premio”.

    La desilusión de un maestro como Scorsese nos hace recordar que, más allá de la atención ante los premios y estatuillas, lo que realmente importa son las películas. Ellas son las que hacen historia, no los galardones.