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    Pereyra no hizo “nada que complique”

    El periodista Carlos Peláez denunció la semana pasada en Radio El Espectador que en un expediente judicial había escuchas telefónicas que probaban que la diputada Susana Pereyra, esposa del ministro Eduardo Bonomi, les había avisado a los “barrabravas” de Peñarol que la Policía les había “pinchado” los teléfonos.

    Si bien la Justicia no encontró elementos para investigarla, algunas de las principales figuras de la oposición cuestionaron la relación de Pereyra con los barrabravas de Peñarol.

    Para Bonomi, su esposa no hizo nada malo.

     

    —¿Le molesta el vínculo de su esposa con barras de Peñarol?

    —No. Ella ha tenido vínculos con la hinchada de Peñarol, pero los tiene con la de Nacional también. A mí lo que sí me molesta no es el vínculo. Me molesta que, algo que pasó en 2013, y que en 2013 se llegó a la conclusión de que no significaba ningún problema desde el punto de vista delictivo, se saque de nuevo ahora. Y además que se mantenga en agenda. Me llama la atención, también. 

    —En ese momento, en el 2013, usted también era ministro del Interior. ¿No cree que si su esposa oficiaba de vínculo entre referentes de barras de un cuadro se podían dar intereses cruzados?

    —El episodio al que refiere todo es un partido, que no recuerdo bien cuál, en el que una delegación de hinchas de Peñarol viaja a Argentina. Ella lo había conversado con otra gente, desde el punto de vista de que no hubiera desorden. ¿Qué es más conveniente? ¿Que vayan juntos o que vayan separados? La conclusión es que vayan juntos. Entonces hacen una excursión. Allí hay ómnibus habilitados y otros, que son de línea, que no pueden salir del país. La llamada que le hacen (a Pereyra) es que uno de los ómnibus no estaba habilitado, y si ella podía hacer algo. Dijo que no y explicó que era algo del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, que llamen allí. Es eso. ¿Qué me va a preocupar de ese llamado? Y la otra (llamada) es que hecho el viaje, un dirigente de Peñarol… dirigente empresario, la llama desde el teléfono de otro. Le dice que están trancados y que lo han trancado en varios controles. El viaje iba a ser controlado… Y eso es lo que les responde. ¿Qué tiene eso de vinculación con un tema delictivo? Por eso el juez escucha eso y dice que no tiene nada y lo separa.

    Lo más importante es cómo se combate a los barrabravas. Hoy hemos dado un paso importante. La única manera de que los barrabravas no generen violencia es que no entren más a los espectáculos deportivos. Y solo hay una forma: hacerlo con cámaras de identificación facial. Esta semana firmamos el convenio con la AUF (Asociación Uruguaya de Fútbol). Cuando se mantiene en el tapete no esto, sino que hace tres años pasó tal cosa, y a su vez se deforma lo que ocurrió… Porque no hubo ningún elemento de que Susana (Pereyra) le haya dicho que sus teléfonos estaban pinchados. No hay eso. Están mintiendo.

    —El Ministerio del Interior está planteando un “combate a las barrabravas” y la esposa del ministro admite que mantiene un contacto directo con “referentes de la barrabrava”. ¿No ve un problema?

    —No es así. Hay dos conceptos de barrabrava. Uno que es el vínculo con lo delictivo y el otro es el vínculo con la hinchada. Yo creo que lo que tiene (Pereyra) es vínculo con la hinchada.

    —Tenía contactos con referentes de la hinchada de Peñarol.

    —Es eso.

    —Tenía vínculos con Jorge Rivero, alias “Jorgito”, que era el jefe de la barra de Peñarol.

    —No era el jefe, era el segundo.

    —¿Y ser el “segundo” de la hinchada de Peñarol no lo define como barrabrava?

    —Yo no estoy hablando de nombres. No pongo nombres. No puedo decir que algunos referentes estén vinculados a lo delictivo. Hice la división. No todos son barrabravas.

    —¿No es inoportuno que se haya metido en el tema cuando la violencia en el deporte está siendo trabajada por el gobierno, y además inteligencia policial está investigando los presuntos vínculos de las barras?

    —No puedo responder por ese lado.

    —Ese vínculo de su esposa con “la hinchada”, ¿le complica su trabajo?

    —A mí me puede complicar desde el punto de vista de la mala fe, de lo que digan algunos de determinadas cosas. Pero pueden decir esto, de mala fe, y otras cosas… y lo dicen. No se puede plantear que está mal el vínculo con la hinchada, vincularlo con la barrabrava es otra cosa.

    —Pero desde el punto de vista de su trabajo en el Ministerio del Interior. ¿Le complica los contactos de su esposa con referentes de la hinchada?

    —Referentes ante la directiva. Y no, no complica. Que genere problema de comprensión en la gente puede ser. Eso puede ser.

    —¿Y cree que puede condicionar su tarea?

    —No, eso no condiciona. No condiciona para nada. Si la quieren utilizar mal otros, bueno. Pero no condiciona, No afecta el trabajo, ni condiciona.

    —A partir del estado público de este tema, ¿ha conversado con su esposa para tener mayor cautela en el manejo de estos temas?

    —Surge de lo anterior. No le limito lo que haga con el deporte. Y yo creo que no ha hecho nada que complique la actividad. Le agrego más: ella tampoco se dejaría limitar.