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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo hace mucho se celebraron los 15 años de la creación del Plan Ceibal.
Y se produjo la protesta —creo que de parte del Frente Amplio— de por qué se había omitido en esa celebración mencionar al Dr. Tabaré Vázquez, verdadero responsable último de la iniciativa. Casi inmediatamente, el presidente Lacalle Pou salió públicamente a enmendar el error, reconociendo el mérito que, por justicia, corresponde al Dr. Vázquez en esa extraordinaria iniciativa (en la cual —ya que me metí en esto de la verdad histórica— debo confesar que no creí, lastrado por mis prejuicios).
Lo bien que hizo el presidente (y lo necesario que se hace en nuestro Uruguay crispado, no dejar pasar oportunidad de tender puentes).
Pero la verdad histórica del Plan Ceibal contiene otras enseñanzas, aparte de la necesidad de reconocer las virtudes del adversario y sus realizaciones.
Porque fue un acto llevado a cabo —por un gobierno de izquierda— violando los principios más sagrados de la ideología Uruguay —progre.
Se trataba de un tema relativo a la educación, una de nuestras vacas más sagradas, cuyo templo está custodiado por los sacerdotes picenetés. Sabido es que en nuestro país no es aceptable (ni siquiera imaginable) que alguien ajeno a la casta progre-docente pueda siquiera proponer o discutir algo vinculado con la educación.
Fíjense que ahora parece que al ministro de Educación se le ha ocurrido, nada menos, que proponer cambios que, además, han sido mencionados por bárbaros mercaderes del capitalismo que, como se sabe, habitan entre otros tugurios, el Banco Mundial.
Nada se puede hacer en el Uruguay vinculado a la educación si primero no pasa por los sindicatos, luego por las asambleas técnico-docentes y —si todavía sobrevive— por la ANEP. No menciono al ministro de Educación, porque a ningún progre que se precie se le ocurre darle la más mínima bola.
Pues, hete aquí, que un presidente de izquierda (doble tatuaje), tuvo el tupé, primero de prestarle atención a una organización anidada en el imperio, (Proyecto: One Laptop, per Child, World Economic Forum, 2005), y luego de decidir que esas ideas se pusieran en práctica.... ¡Por decreto!
Pero no paró ahí la pornografía del Dr. Vázquez. No solo decidió que debía hacerse algo muy concreto y muy revolucionario en materia de educación sin perder el tiempo consultando al enjambre de intereses creados que marcan nuestro sistema educativo, sino que, además, les caminó por el lomo resolviendo que la ejecución (no solo la elaboración), del plan estaría en manos alejadas del establishment educativo. Lo resolvió por decreto y le encomendó la ejecución al Latu.
Si eso no es neoliberalismo, me bajo en la próxima.
Claramente, conocedor del micromundo corporativo que controla (acogota) la educación en nuestro país, el Dr. Vázquez, probablemente harto de los trancazos burocrático-ideológicos, resolvió que esta no la tocaba nadie: lo estudió, lo pensó, lo resolvió y se lo encomendó a alguien ajeno a la estructura sindical, dominada por su propio partido ¡si los conocería!
Pero no paró ahí la preocupación del Dr. Vázquez por evitar que los gremios, saturados de egoísmo corporativo, mataran también esa idea formidable, como fue el Plan Ceibal.
Cuando le tocó volver a la presidencia, se aseguró de remachar, por ley, que no pudieran estropear la iniciativa. ¿Y cómo lo hizo? Lo lógico hubiera sido que la competencia para el manejo del Plan Ceibal fuera, al final, de la ANEP. Pero, probablemente animado de la misma desconfianza que lo llevó a gambetearla al momento de la creación, Vázquez la privó de inmiscuirse una vez establecido el plan y la ley que inventó da una solución muy original y significativa: coloca al Plan Ceibal en la figura de una persona pública no estatal. Un ámbito jurídico muy especial y que hacía tiempo no se usaba.
En definitiva, la revolución máxima ocurrida en el geriátrico de nuestro establishment educativo, promovida por un presidente de izquierda, es manejada —por decisión de ese presidente de izquierda— por una institución alejada de la ANEP, alejada de los sindicatos que acechan continuamente a la ANEP, bajo un directorio presidido y mayoritariamente designado por el Poder Ejecutivo. Y para peor, con un directorio puesto por el Ministro de Economía que, como se sabe, lo único que quiere es bastardear la educación, procurando que ella esté vinculada con la realidad.
La verdad histórica: Dr. Tabaré Vázquez, doble homenaje.
Ignacio De Posadas