Posible “apología de delitos”

Me dirijo a Ud. por primera vez en estos decenios en los que he seguido vuestra publicación, para llamar su atención sobre las consecuencias de haber difundido en Cartas al Director, con las firmas correspondientes, dos misivas de coroneles que considero que incurrieron al menos en un delito (el de “apología del delito”) . Las dos cartas coinciden en defender hechos aberrantes de la dictadura, legitimándolos. En el mismo ejemplar de Búsqueda se entrevista al fiscal Ricardo Perciballe, quien explicó acabadamente —como ejemplo— que “la obediencia debida” no puede ser extendida hasta “tirar a matar”.

Presumo que Ud. debe haber previsto la posibilidad de que, en efecto, estas cartas pudieran ser consideradas como “apología de delitos”, pero que a la vez haya estimado que esa interpretación no podía alcanzar al semanario, dado que la tradición admite, en nuestro medio, que predomina el “derecho a estar informado” y que por eso muchas publicaciones difundieron opiniones semejantes sin que hayan sido sancionadas. Creo que usted puede compartir la idea de que la aplicación del derecho en la forma más correcta que sea posible es lo mejor para la convivencia humana pacífica, pero al mismo tiempo se advierte que la aplicación del derecho suele adecuarse al clima sociopolítico vigente. Cuando los periodistas de Búsqueda le preguntaron al fiscal: “¿Qué opina de los cuestionamientos del ministro de Defensa sobre el procesamiento del soldado Vidal…?”, la respuesta fue:“Él piensa y actúa políticamente. Y yo pienso y actúo jurídicamente. Cada cual en su función”, y entiendo que esa respuesta pueda haberle confortado en la idea de que ni el semanario ni los coroneles serían perseguidos, pero antes creo que debió haberse valorado el coraje y la independencia que revelaba (dado que la Fiscalía depende del Poder Ejecutivo), y ponderarla en el contexto actual.